DIARIO DE LA GAES PILGRIM RACE
Tras la tempestad llega la calma
Jornada de relax en la tercera etapa. A pesar de sus 92 kil¨®metros, las temperaturas han bajado y el perfil y estado del piso han supuesto un respiro para la caravana.
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No todo iban a ser penalidades en esta tercera edici¨®n de la Pilgrim Race. Tras los dos primeros d¨ªas capitalizados por unas temperaturas cercanas a las del mism¨ªsimo infierno, los arenales camino de Olmedo y culminadas con una gran tormenta de granizo, en la tercera etapa se puede hablar de una jornada de relax en la que la tempestad ha dado paso a la calma. Y eso que han sido 92 kil¨®metros los que se han recorrido hasta la bella localidad de Medina de Rioseco, ya en Tierra de Campos, cabecera del Canal de Castilla.
La primera alegr¨ªa llegaba desde la organizaci¨®n, que tras tener que neutralizar la segunda etapa a causa de la tormenta, y rescatar a una quincena de participantes que quedaron atrapados en el granizo y el barro, decidi¨® evitarnos los arenales que estaban previstos en la primera parte del recorrido, camino de Simancas. Siete kil¨®metros menos, pero sobre todo se acab¨® la arena que tantos ¡®cocos¡¯ destroz¨® el d¨ªa anterior.
Para completar la alegr¨ªas, las temperaturas pasaron de infernales a asumibles. Con diez grados menos se pedalea de otra manera. Y as¨ª ha sido en nuestro tercer d¨ªa de peregrinaci¨®n deportiva. Hasta hac¨ªa algo de fresquete al salir por la ma?ana, y a lo largo de la jornada en ning¨²n momento han llegado a ser como las de las etapas previas.
Iluso de m¨ª, decid¨ª hacer la etapa con I?aki de Miguel, el exjugador de baloncesto pasado ahora a biker, que se reenganchaba a la prueba con su tend¨®n de Aquiles da?ado en su anterior aventura, la Transpirenaica. Haciendo o¨ªdos sordos a los consejos de galenos y fisioterapeutas, el ¡®grandull¨®n¡¯ no quer¨ªa dejar tirados a sus compa?eros de Freno al Ictus y, jug¨¢ndose da?os mayores, aqu¨ª est¨¢ pedaleando. Y digo iluso de m¨ª, porque no he tardado en perderle de vista ni tres kil¨®metros, a pesar de ser el corredor al que m¨¢s se le ve por su tama?o. Ha tirado como una bala y me ha metido m¨¢s de una hora el t¨ªo. ?Y yo que quer¨ªa ayudarle!
Ma?ana llegamos a la cuarta etapa, que nos llevar¨¢ a Sahag¨²n, donde entroncaremos con el Camino Franc¨¦s, el m¨¢s concurrido. Adem¨¢s, ser¨¢ la ¨²ltima etapa contra el crono. Me hace mucha gracia cuando la gente se alegra de ello, porque a m¨ª, como a la gran mayor¨ªa, me da igual el reloj y la clasificaci¨®n. El problema son los kil¨®metros, las cuestas, el clima, las piernas y el ¡®culete¡¯. Y todav¨ªa nos queda mucho camino por andar hasta Santiago. Con o sin cron¨®metro, la paliza no nos la quita nadie.