TOUR | 1? ETAPA
Cavendish cae en el sprint y Kittel gana la primera etapa
Una ca¨ªda en el ¨²ltimo kil¨®metro en la que estuvo implicado Cavendish cambi¨® el desarrollo del sprint. Kittel pudo con Sagan al final.

Gan¨® un alem¨¢n, triunf¨® Inglaterra y venci¨® el Tour. El orden de los factores puede ser alterado a gusto del consumidor. El resultado no cambia. Kittel se llev¨® la etapa, Yorkshire el premio a la fotogenia y el Tour logr¨® lo que no consigui¨® Napole¨®n: conquistar el Reino Unido. Antes y despu¨¦s, Catalina de Cambridge (Kate, para los amigos) hizo la conquista a la inversa: cort¨® la cinta de salida y en meta entreg¨® el jersey amarillo con una sonrisa blanca y un vestido verde. Jam¨¢s se vio una mejor azafata sin beso.
La primera jornada nos dej¨® varios ganadores y un solo perdedor: Mark Cavendish. El velocista del Omega ten¨ªa en mente convertirse en el primer l¨ªder brit¨¢nico en suelo brit¨¢nico. Adem¨¢s, llegaba a casa de su madre, dicho en sentido literal, pues el living-room familiar se encontraba cruzando la meta a la derecha. Le pudo en ansia. En pleno sprint se apoy¨® en el australiano Gerrans y ambos rodaron por el asfalto, empujando a otros inocentes. El estropicio fue el de una vajilla que se echa a perder al caerse un armario. La tragedia es comparable a resbalarse en el felpudo del hogar despu¨¦s de varios a?os de ausencia.
Cancellara es otro que se crey¨® ganador, pero le sobraron unos cientos de metros. Sagan tambi¨¦n coquete¨® con la idea, hasta que el soberbio Kittel asom¨® por un flanco. El alem¨¢n es tan grande que cuando levanta los brazos podr¨ªa chocar manos con los espectadores de las dos aceras. En el pasado Tour tambi¨¦n venci¨® en la primera etapa, y en otras tres m¨¢s.
Para medir la relevancia de la etapa (considerable) bastar¨ªa un dato: Froome entr¨® sexto. Pero daremos otros. Durante varios kil¨®metros se produjo un corte que comprometi¨® gravemente las opciones de Pinot, Horner, Dani Navarro, Riblon o Purito. Todos ellos en el grupo de atr¨¢s y todos sofocados, a excepci¨®n de Purito, que se ha propuesto correr en cola de pelot¨®n para que no le incluyamos m¨¢s entre los favoritos. Sus intentos, ya deber¨ªa saberlo, son absolutamente in¨²tiles.
Id¨ªlico. Si se cort¨® la carrera es porque el trazado por el condado de York se relev¨® como un apasionante recorrido por los escenarios de los cuentos de Winnie The Pooh: Lomas verdes, carreteras de ensue?o, puentes de piedra, riachuelos encantadores y arcenes repletos de aficionados felices; hasta ovejas Suffolk pintadas de amarillo. No s¨®lo eso: tambi¨¦n colinas de suficiente desnivel como para reproducir apasionantes escaladas en miniatura.
Jens Voigt, el m¨¢s veterano de la presente edici¨®n (42 a?os, 17? Tour), fue el primero en atacar, seguido de los franceses Edet (rey de la monta?a en la pasada Vuelta) y Jarrier. Los tres ten¨ªan la misma intenci¨®n: vestirse de puntos rojos. Sin embargo, s¨®lo Voigt lo consigui¨®, despu¨¦s de una lucha sin cuartel contra el perfil de Yorkshire y su calendario.
Voigt fue atrapado por el pelot¨®n y el grupo de Purito atrap¨®, a su vez, al mismo pelot¨®n de favoritos. El resto fue un paseo hasta Harrogate, apacible localidad que ayer se convirti¨® en una especie de Woodstock ciclista, con las calles y plazas rebosantes de aficionados. Por all¨ª andaba la madre de Cavendish, llena de l¨¢grimas y de raz¨®n: no corras, hijo.