Sprewell, el genio del esc¨¢ndalo: de estrangular a su entrenador al ¡°tengo una familia que mantener¡±
Estrella en los Warriors, h¨¦roe en los Knicks y ambivalente en los Wolves, Latrell Sprewell fue un jugador con un talento enorme y una cabeza horrible, que caus¨® estragos y pol¨¦mica all¨¢ donde estuvo.
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La NBA es una competici¨®n de personas y personajes, de historias y narrativas. De libretos, exageraciones, hip¨¦rboles y realismo moderado, dependiendo a qu¨¦ te refieras pero siempre acompa?ando a la objetividad de una grandilocuencia desmedida. Son pocos los d¨ªas que vemos sin que seg¨²n qui¨¦n se reivindique a s¨ª mismo, su era y sus haza?as, criticando lo actual, lo que ten¨ªa enfrente en su momento o lo que nunca tendr¨¢. Pero es innegable que las carreras m¨¢s atractivas han tenido una dosis de comportamientos determinados que han llamado la atenci¨®n desde el punto de vista extradeportivo. Y que, en otras ocasiones, jugadores con mucho talento han visto como iban cayendo en lo referente a la reputaci¨®n por protagonizar un esc¨¢ndalo tras otro. Y que, al final, son m¨¢s recordados por eso que por lo que hicieran en pista, por mucho que algunos de ellos tuvieran un talento enorme. Eso s¨ª, dedicado casi por entero al mal.
Es lo que le pas¨® a Latrell Sprewell (54 a?os, 1,96 metros), un jugador que hac¨ªa de todo en la pista... y fuera de ella. Para la narrativa constante de la mejor Liga del mundo, era una perita en dulce del que se habl¨® mucho, m¨¢s mal que bien, y m¨¢s de lo que hac¨ªa por ah¨ª que lo que demostrada sobradamente en pista. El alero (que jug¨® indistintamente de escolta en muchos momentos de su carrera) asisti¨® al Washington High School de Milwaukee, en su Wisconsin natal, antes de iniciar su ciclo universitario, primero con los Raiders en el Three Rivers Community College, y luego en la Universidad de Alabama, disputando dos temporadas en cada destino y compartiendo en el ¨²ltimo plantilla con Robert Horry, ese hombre que siempre anduvo de puntillas por esa fina l¨ªnea que separa la oportunidad del oportunismo y que lleg¨® a ganar hasta siete anillos de la NBA. Sprewell promedi¨® 13,5 puntos y 5,1 rebotes por partido en Alabama antes de dar el salto al draft. Sus proyecciones eran la de un jugador talentoso, pero inconstante. Y demostr¨® tanto lo primero como lo segundo... jugando al baloncesto y cometiendo esc¨¢ndalos. Unos que siempre le acompa?aron.
Sprewell fue elegido en la 24? posici¨®n del draft de 1992 por los Warriors. Y empez¨® como la seda: se fue a 15,4 puntos en su primera temporada, lanzando por encima del 46% en tiros de campo y rozando el 37% en triples, ingresando en el Segundo Mejor Quinteto de Rookies. Pero las cosas no funcionaron para la franquicia de San Francisco, que promet¨ªan un salto cualitativo en una Conferencia Oeste llena de favoritos (Sonics, Jazz, Suns, Rockets...) y juntaban a un incipiente Sprewell con jugadores consolidados como Tim Hardaway o Chris Mullin. Pero las lesiones de ambas estrellas (que se perdieron 16 y 36 partidos respectivamente) y la falta de continuidad de la intendencia (Tyrone Hill, Sarunas Marciulionis, Billy Owens...) imposibilit¨® las opciones del equipo que por entonces entrenaba Don Nelson, que se qued¨® en 34 victorias.
Las cosas mejoraron la campa?a siguiente, que Hardaway se perder¨ªa por lesi¨®n en su totalidad. Sprewell se hizo con los mandos del equipo gracias a su car¨¢cter impetuoso y rebelde, una cualidad que se torn¨® en positiva y que priv¨® del liderazgo a Chris Mullin. Super¨® los 40 minutos por partido en 65 de los 82 partidos de la regular season, promediando m¨¢s de 43, adem¨¢s de irse a 21 puntos, m¨¢ximo anotador de su equipo, y de rozar los 5 rebotes y las 5 asistencias. Se gan¨® la reputaci¨®n de incansable y se ali¨® con un incipiente Chris Webber (17,5+9,1, con 2,2 tapones), que se fue al Rookie del A?o. Sprewell fue All Star, lleg¨® al Mejor Quinteto de la NBA y recibi¨® por primera y ¨²ltima vez votos para el MVP (qued¨® noveno). Los Warriors llegaron a playoffs para perder sin pena ni gloria ante los Suns de Charles Barkley, esos que hab¨ªan pisado las Finales contra Michael Jordan unos meses antes. Pero la temporada acab¨® con sensaciones positivas para los Warriors, uno de los candidatos llamados a ocupar el vac¨ªo dejado por His Airness en su primera retirada. Nada m¨¢s lejos de la realidad.
Estrangulamiento y huida a la Gran Manzana
Los Warriors no volvieron a disfrutar de un ¨¦xito semejante, y eso que Sprewell mantuvo su nivel. Don Nelson fue despedido tras un inicio catastr¨®fico en la 1994-95 (14-31) para ser sustituido brevemente por Bob Lanier antes de que llegara Rick Adelman. Pero la crisis existencial de la franquicia se alarg¨® sin playoffs durante 13 temporadas, hasta que Don Nelson regres¨® con los Warriors del We Belive para convertir las ilusiones de los Mavericks de Dirk Nowitzki (67-15) en sue?os que pasean por cualquier acera. Entonces, ya no hab¨ªa ni rastro en la NBA de un Sprewell que regres¨® al All Star al a?o siguiente y en 1997, cuando lleg¨® a su tope de 24,2 puntos por noche. El alero labraba su reputaci¨®n mientras sufr¨ªa la vitola de ser un buen jugador en un equipo malo, algo que comparti¨® con alg¨²n otro jugador de la ¨¦poca como Vin Baker. Pero si bien el ala-p¨ªvot nunca funcion¨® en la fase final y entr¨® en el alcoholismo, Sprewell protagoniz¨® un episodio infame mientras consolidaba su demostrado talento.
El esc¨¢ndalo absoluto llegar¨ªa el 1 de diciembre de 1997, cuando, atac¨® a su entrenador P. J. Carlesimo (que hab¨ªa sustituido el paso sin grandes alardes de Rick Adelman por la entidad) durante un entrenamiento. El jugador agarr¨® del cuello al t¨¦cnico y se mantuvo en esa posici¨®n durante m¨¢s de 10 segundos, antes de que pudiera ser separado por sus compa?eros. La entidad, sumida en una evidente crisis, no se pod¨ªa permitir semejantes im¨¢genes, parte de un suceso que no tard¨® (en la NBA suele ser as¨ª) en filtrarse a la prensa. Sprewell fue sancionado con 10 d¨ªas de sueldo en un inicio, algo que fue a m¨¢s al d¨ªa siguiente, cuando le rescindieron el contrato. Llevaba 14 partidos disputados y m¨¢s de 21 puntos por partido de promedio, pero nada de eso import¨®. Fue la constataci¨®n de que el proyecto hab¨ªa acabado con una escena en la que el jugador pondr¨ªa la puntilla al extraordinariamente horroroso inicio de los Warriors, que hab¨ªan dejado ir a Chris Webber al a?o siguiente rumbo a los Kings de, precisamente, Rick Adelman. Un 0-9 inicial y un 1-13 en los partidos disputados por Sprewell fueron el legado que dej¨® una estrella ya manchada para siempre.
El jugador llev¨® el caso a los tribunales, que le dieron la raz¨®n. Pero la NBA intercedi¨® a favor de los Warriors y le sancion¨® con 68 partidos, el castigo m¨¢s alto para un jugador hasta entonces, superado posteriormente por Ron Artest y la hist¨®rica trifulca del Palace. Se record¨® entonces la reincidencia del jugador, que en 1993 tuvo un encontronazo con Byron Houston y en 1995 otro con Jerome Kersey. El incidente con Carlesimo, adem¨¢s, no se redujo solo al estrangulamiento: el alero ya hab¨ªa tenido malas palabras hacia su entrenador, al que lleg¨® a amenazar de muerte. Y tras volver de las duchas le propin¨® un pu?etazo y tuvo que ser separado de nuevo. Sus d¨ªas en Golden State hab¨ªa acabado, y con el primer lockout de la NBA que se tradujo en un acortamiento de la temporada, estar¨ªa parado hasta enero de 1999. Entonces, Jordan confirmar¨ªa su segunda retirada y Sprewell firmar¨ªa por los Knicks, que obviaron el accidente automovil¨ªstico que tuvo durante su par¨®n y en el que lesion¨® a dos personas. Un movimiento que muchos en la Gran Manzana criticaron... pero que, curiosamente, sali¨® bien.
Recogiendo todav¨ªa las migajas de la salida de Pat Riley a los Heat, los Knicks estaban ya lejos de las opciones de anillo que nunca hab¨ªan tenido frente a los Bulls de Jordan, m¨¢s all¨¢ de las Finales de 1994, en la que aprovecharon la ausencia del escolta y perdieron ante los Rockets de Hakeem Olajuwon en siete disputados partidos. Con un taca?o como Jeff Van Gundy en el banquillo, todo un imitador que mand¨® a su hermano Stan a Florida para contentar a Riley y hacerse con el poder de los Knicks, la franquicia lleg¨® a los playoffs de milagro. Pero fue el primer equipo clasificado como octavo en pisar las Finales tras varias heroicidades en la fase final. Sprewell, que acept¨® el rol de suplente y no caus¨® problemas, ascendi¨® a la titularidad tras la lesi¨®n de Patrick Ewing, que no disput¨® la eliminatoria definitiva. Los Knicks perdieron 4-1 ante los incipientes Spurs de Tim Duncan, pero Sprewell se reconcili¨® consigo mismo y con la afici¨®n: 16,4 puntos en regular season, 20,4 en playoffs y 26 en las Finales, con m¨¢s de 40 minutos en todos y cada uno de los cinco partidos. Su esfuerzo en el quinto y definitivo, con 35, no sirvi¨® para alargar la serie. Pero s¨ª para demostrar que quedaba mucho baloncesto en una cabeza insoldable.
Los Wolves: ¨²ltimo proyecto y ¨²ltima locura
Sprewell volvi¨® a ser All Star en 2001, nunca baj¨® de los 16 puntos por noche, se faj¨® en defensa (un lugar de la pista en el que tambi¨¦n destacaba) y recuper¨® la titularidad, adem¨¢s de seguir acumulando minutadas que har¨ªan replantearse las cosas hasta a un tal Tim Thibodeau. Sigui¨® siendo uno de los 10 jugadores con m¨¢s camisetas vendidas hasta 2004, y su ambig¨¹edad y ambivalencia le convirti¨® en uno de los favoritos de los aficionados, que ve¨ªan en ¨¦l una figura de dif¨ªcil an¨¢lisis que tanto gustan en la competici¨®n norteamericana. En su ¨²ltima temporada en Nueva York, Sprewell bati¨® el r¨¦cord de m¨¢s triples en un partido sin fallo (9 de 9, para 38 puntos, contra los Clippers en Los ?ngeles), un tope igualado despu¨¦s por Ben Gordon por partida doble y tambi¨¦n por Jalen Brunson. Sin embargo, el proyecto estaba en ca¨ªda y se necesitaban cambios, por lo que el alero fue traspasado a los Timberwolves en un intercambio a cuatro bandas que involucr¨® a Keith Van Horn, Glenn Robinson y Terrell Brandon. Un nuevo destino en el que tendr¨ªa una de cal y una de arena. Para variar.
En los Wolves, Sprewell vivi¨® su ¨²ltima gran aventura. Fue al lado de Kevin Garnett y Sam Cassell, con los que form¨® un tr¨ªo din¨¢mico brutal dentro del que fue el equipo m¨¢s atractivo de la temporada. La estrella, ya alejada del All Star, se movi¨® de nuevo por encima de los 16 puntos por partido, amarr¨® la defensa y roz¨® los 20 puntos por noche en playoffs. Los Timberwolves consiguieron el tope de su existencia hasta entonces (entraron en la NBA en la expansi¨®n de 1989) y volaron hasta las 58 victorias, l¨ªderes de la Conferencia Oeste por encima de equipos muy competitivos y candidatos como Lakers, Spurs o Kings. Sprewell super¨® los 40 minutos en 15 de los 18 partidos de playoffs, incluidos los ¨²ltimos 14 disputados, pero las lesiones lastraron a la entidad, que super¨® un impresionante s¨¦ptimo partido en semifinales ante Sacramento (con 32 puntos y 21 rebotes de Garnett) e hicieron lo que pudieron ante los ¨²ltimos Lakers de Shaquille O¡¯Neal y Kobe Bryant, acompa?ados entonces de Gary Payton y Karl Malone. Un megaproyecto que les super¨® (4-2) antes de caer en las Finales ante los Pistons (4-1) y dar por finiquitada toda una era.
En ese momento, Sprewell cometi¨® su ¨²ltima gran locura: los Wolves le ofrecieron una renovaci¨®n por 21 millones en tres temporadas, 7 millones de media que eran la mitad de los 14 que cobraba hasta entonces. El contrato se habr¨ªa hecho vigente a partir de 2005, cuando se convertir¨ªa en agente libre. Pero el alero dijo que no dejando una de esas frases para el recuerdo: ¡°Tengo una familia que mantener¡±. No fue su mejor idea, pero las marejadas eran incontables en un ser que siempre se tuvo a s¨ª mismo en alta consideraci¨®n. La temporada 2004-05 fue la peor de su carrera estad¨ªsticamente hablando (12,8 puntos, 30,8 minutos de juego) y en Minnesota nadie le ofreci¨® m¨¢s dinero ni una propuesta diferente. Se qued¨® como agente libre y son¨® para Nuggets, Rockets o Cavaliers, donde habr¨ªa jugado al lado de LeBron James. Pero toda oferta le pareci¨® insuficiente con 35 a?os y su agente, Bob Gist, asegur¨® que no iba a firmar con nadie por el m¨ªnimo de veterano. Y ah¨ª se qued¨®.
En marzo de 2006 todav¨ªa son¨® el nombre de Sprewell, especialmente en Mavericks y Spurs, que eran candidatos al anillo y protagonizar¨ªan una roda de semifinales del Oeste fant¨¢stica que se llevaron los de Dirk Nowitzki, pero el jugador no respondi¨® a unas llamadas que le habr¨ªan metido de lleno en plantillas fant¨¢sticas para luchar por un campeonato que jam¨¢s gan¨®. Los Lakers tambi¨¦n sonaron, pero t¨ªmidamente, con rumores que no llegaron a ning¨²n puerto. El alero se acab¨® retirando tras 13 temporadas en la NBA y 18,3 puntos, 4,1 rebotes y 4 asistencias en 913 partidos. La anotaci¨®n sub¨ªa hasta los 19,7 tantos en playoffs, donde se iba a los 41,1 minutos de promedio por los 38,6 de la regular season. Un hombre capaz de atacar y defender, que se empapaba de bal¨®n en lo referente al lanzamiento en muchas ocasiones, pero que era productivo y sacaba lo mejor de s¨ª cuando la corriente remaba en contra, cuando era todo coraz¨®n. Que pas¨® de puntillas por una NBA que no espera a nadie y que finalmente le dio la espalda por errores propios, pero tambi¨¦n las oportunidades necesarias para escapar de absolutos esc¨¢ndalos. Y un jugador con un talento inversamente proporcional a su mala cabeza. As¨ª fue la vida y obra de Latrell Sprewell, el genio del esc¨¢ndalo.
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