No, Caitlin Clark no va a perder dinero por jugar en la WNBA
La nueva gran estrella del baloncesto femenino ha sido elegida con un cantado n迆mero 1 del &draft* de la WNBA. Su sueldo ser芍 bajo, pero no lo ser芍n sus ingresos.
No, Caitlin Clark no va a perder dinero por dar el salto de College al baloncesto profesional, a la WNBA. Por incre赤ble que pueda parecer, hay que hacer esta aclaraci車n porque se ha hablado mucho de ello desde que decidi車 presentarse al draft para ser elegida, como no pod赤a ser de otra manera, con el n迆mero 1, uno muy especial y que puede cambiar el baloncesto femenino para siempre, por Indiana Fever.
Quienes afirman esto lo hacen porque consideran que Clark ser赤a m芍s valiosa, desde un punto de vista puramente mercantil, si siguiera en College, ya que ahora los jugadores universitarios pueden monetizar su imagen, algo que hasta hace poco estaba completamente vetado, y ganar dinero a pesar de que la NCAA (el debate tambi谷n es cada vez m芍s ruidoso con esto) sigue d芍ndoles consideraci車n de estudiantes-deportistas. Y sigue, por lo tanto, sin permitir que tengan salarios directos pese a los gigantescos beneficios (m芍s de 1.300 millones de d車lares en el 迆ltimo a?o fiscal) que obtiene el cuerpo de universidades gracias a su sacrosanto deporte y a las grandes figuras de College. Esos derechos NIL (name, image, likeness) permiten a estrellas como Clark, una revoluci車n en la Universidad de Iowa, firmar importantes contratos publicitarios que, aunque algunos parecen empa?ados en afirmar lo contrario, no se van a evaporar solo por dar el salto a la liga profesional, donde Clark ganar芍, por la escala de contratos rookies, poco m芍s de 75.000 d車lares en su primera temporada. Su sueldo total por sus primeros cuatro a?os en la WNBA ser芍 de unos 338.000 d車lares.
Los patrocinadores personales no se evaporan
Aliyah Boston, la n迆mero 1 en 2023 tambi谷n para Indiana Fever, y que ahora ser芍 compa?era de una Clark con la que puede forjar una uni車n hist車rica, ha dejado claro que no, que el dinero no desaparece en un cambio que en su caso la llev車 de ser una gran estrella en South Carolina a una rookie en la WNBA: ※Creo que la gente no entiende lo que pasa con las jugadoras de la WNBA y c車mo llegamos desde la universidad. Si miras los acuerdos publicitarios y los derechos NIL, es todo lo mismo, no cambia nada. Las marcas no dejan de apoyarte porque te conviertas en profesional. Al rev谷s, entienden que das el salto a un mercado mayor. Esos ingresos no desaparecen, y los del contrato en la WNBA son desde luego mayores que los que nos da la universidad para cubrir la manutenci車n y nuestros gastos§.
Haley Jones, que jug車 en Stanford y fue elegida con el pick 6 de 2023 por Atlanta Dream, insiste en la misma idea: ※Se dicen muchas cosas que no son correctas, se creen que pierdes dinero por llegar a la WNBA. Y no es as赤. Mantienes tus acuerdos publicitarios y a?ades tu salario como jugadora profesional. No s谷 de d車nde sale la idea contraria§.
Boston, llamada a ser una de las grandes estrellas de futuro en el baloncesto femenino, forma adem芍s parte del PMA (player marketing agreement) de la WNBA, por el que recibe una prima extra por ayudar al crecimiento y la expansi車n de la Liga. Eso se suma a su salario deportivo y a sus acuerdos con firmas como Adidas. Las jugadoras, adem芍s, niegan que el valor de su imagen, para firmar acuerdos publicitarios, sea menor en la WNBA que cuando son estrellas universitarias, un nivel amateur pero, desde luego, un fen車meno deportivo y social en Estados Unidos. Seg迆n el 迆ltimo convenio colectivo, la Liga profesional tiene que invertir un mill車n al a?o en este PMA del que las jugadoras m芍s importantes pueden llevarse hasta 250.000 d車lares.
Nada m芍s llegar, acuerdo rompedor con Nike
Los derechos de imagen de Clark como jugadora universitaria (NIL) le daban una valoraci車n de m芍s de tres millones de d車lares gracias a sus acuerdos con Gatorade, State Farm o Nike. Todas estas marcas pueden perfectamente mantener su relaci車n con la jugadora ahora que va a ser profesional. Nike, de hecho, ya ha firmado con ella un nuevo acuerdo que incluir芍 su propia l赤nea de zapatillas, un asunto trascendental, y que le dar芍 m芍s de tres millones d車lares (unos 28 en total) por temporada durante ocho a?os.
El sueldo puro de Clark en su primer a?o en las Fever (76.545) supera pero no por mucho el salario medio en Estados Unidos, algo verdaderamente llamativo si se tiene en cuenta que hablamos de una de las grandes sensaciones, ahora mismo, de todo el deporte USA. Una jugadora que ha hecho que la 迆ltima final del torneo universitario femenino, que Iowa perdi車 contra South Carolina, fuera seguida por m芍s de 19 millones de telespectadores en EE UU. Un dato masivo. Los que aseguran que la base perder芍 en lo econ車mico como profesional, se agarran al, en su caso, enorme valor de esos derechos NIL de los que los deportistas universitarios pueden sacar provecho desde el 1 de julio de 2021.
Con un a?o m芍s de elegibilidad gracias al curso que qued車 en suspenso por la pandemia (ha completado cuatro en Iowa: 2020-24), esos derechos de imagen que ya valen millones se disparar赤an todav赤a m芍s despu谷s de la locura del reciente torneo universitario y sus descomunales audiencias televisivas: acuerdos a trav谷s de la universidad, sus propios patrocinadores e incluso un posible (pero improbable) cambio a una universidad m芍s medi芍tica que la de su Iowa natal habr赤an sido factores obvios para proyectar mucho, mucho m芍s dinero en el pr車ximo curso para Clark. La NCAA tiene un seguimiento (especialmente en el torneo nacional) y una base de aficionados en muchas regiones que es, hoy por hoy, superior a los de la WNBA. En algunos casos, muy superior.
Pero hay que insistir en que los patrocinadores no van a abandonar a Clark, todo lo contrario, y que hay 車pticas desde la que el profesionalismo abre m芍s posibilidades que seguir en la universidad. La WNBA, adem芍s, est芍 en una fase de crecimiento que deber赤a acelerar dr芍sticamente con su llegada. Todo lo que no sea eso ser赤a una hist車rica ocasi車n perdida. Con Clark llega Angel Reese a una Liga que ya tiene a Sabrina Ionescu y que espera a Paige Bueckers. Deber赤an venir buenos tiempos.
Un cambio de convenio en el horizonte
De hecho, la situaci車n contractual de Clark podr赤a cambiar ya dr芍sticamente en 2026 y en lo que se refiere a su reci谷n firmado v赤nculo con las Fever. El 31 de octubre de 2025, el sindicato de jugadoras puede romper el actual convenio colectivo, sellado en 2020, y forzar que se negocie uno nuevo. Si con la llegada de Clark el crecimiento de la competici車n acelera tanto como se espera, parece obvio que ese ser赤a el paso m芍s l車gico con la idea de actualizar unas condiciones que quedar赤an desfasadas. El objetivo principal ser赤a cambiar el equilibrio en el reparto de beneficios entre jugadoras y franquicias, siempre el gran caballo de batalla.
Clark, adem芍s y como pasa en todas las ligas estadounidenses profesionales, gana al ser drafteada ya un a?o en su camino hacia su segundo contrato, siempre un gran paso adelante una vez que se dejan atr芍s los n迆meros estipulados para las temporadas del acuerdo rookie. Ese nuevo contrato podr赤a llegar ya en el marco de un nuevo convenio m芍s beneficioso para las jugadoras. David Berri, profesor de econom赤a de la Universidad de Southern Utah, ha calculado que una gran estrella como Alyssa Thomas (Connecticut Sun) podr赤a estar cobrando ya 3,5 millones de d車lares anuales si las jugadoras pudieran rascar un reparto de beneficios cercano al 50%, que es el que disfrutan ahora los jugadores de la NBA. En el acuerdo actual, en la WNBA, el reparto solo se produce si se alcanzan unos baremos que, seg迆n una informaci車n de CNBC, todav赤a no se han alcanzado.
La ocasi車n para la WNBA es 迆nica: el draft, con la elecci車n de Clark, tuvo m芍s audiencia (casi 2,5 millones de telespectadores) que los 迆ltimos de la MLB y la NHL. Los abonos de las Fever vuelan y los equipos rivales venden montones de entradas y cambian ya a pabellones m芍s grandes para el d赤a en el que reciban la visita de una jugadora que vio como su nueva camiseta, la de las Fever, se agot車 en pocas horas una vez que fue seleccionada con ese cantado n迆mero 1. La WNBA estaba creciendo a buen ritmo y ha pasado de unos ingresos de 60 millones de d車lares hace dos temporadas a, seg迆n Bloomberg, casi 200 (sumados los de los equipos) la pasada. Sigue muy lejos de la NBA, que supera ahora los 10.000 millones de ingresos y donde el 迆ltimo n迆mero 1 del draft, el tambi谷n generacional Victor Wembanyama, se asegur車 m芍s de 55 millones de d車lares en sus cuatro a?os de contrato rookie a los que seguir芍 una megaextensi車n de muchos, much赤simos millones; m芍s de 260 por cinco a?os, en la proyecci車n actual de los espacios salariales.
Por primera vez, tres franquicias han agotado ya sus abonos de temporada completa para un nuevo curso que comienza el 14 de mayo. La primera anunciarlo fue, en marzo, Las Vegas Aces, que buscar芍 el threepeat: tres t赤tulos consecutivos. Algo que no ha logrado nadie desde que Houston Comets se llev車 las cuatro primeras ediciones de la competici車n (1997-2000). Las siguientes en hacerlo han sido Dallas Wings y Atlanta Dream. Las 迆ltimas Finales, Aces-Liberty, fueron las m芍s vistas en televisi車n desde 2003. Y la pasada temporada completa fue la m芍s seguidas en 21 a?os y la que m芍s p迆blico llev車 a los pabellones en los 迆ltimos trece. Gracias a este mucho mayor movimiento, el precio de las entradas han subido un 129% en solo doce meses.
Adem芍s de su sueldo, Clark puede optar a otro medio mill車n de d車lares a trav谷s de bonus y compensaciones por acuerdos de marketing, otra de las f車rmulas que ofrece el actual convenio de la WNBA para mejorar los ingresos totales de, sobre todo, sus mejores jugadoras. Las m芍s medi芍ticas. Otra de las v赤as de ingresos m芍s claras estar芍 en unos nuevos contratos televisivos que deber赤an ser mucho m芍s lucrativos para una competici車n que ahora mismo est芍 controlada en un 40% por la NBA. Con m芍s ingresos de las grandes televisiones habr赤a m芍s dinero para todos y, siempre es as赤, los propietarios se mostrar赤an m芍s inclinados a mejor las condiciones del reparto de beneficios con las jugadoras. Eso, unas mismas condiciones de reparto y no unas mismas cantidades en sentido estricto, es lo que estas llevan a?os reclamando, aunque no siempre ha interesado transmitir bien su mensaje y se han confundido sus demandas.
En todo caso, y en lo que respecta al presente, a lo tangible, y a la situaci車n de Caitlin Clark, acuerdos como el que acaba de firmar con Nike (que le dar芍 los citados 3,5 millones de d車lares al a?o) no habr赤an sido posibles como jugadora amateur, no exactamente as赤 y con su propia l赤nea de zapatillas, algo que requiere el salto a profesional que acaba de dar. Y si bien en EE UU el impacto del mundo universitario es s赤smico, especialmente en ciertos tramos del calendario, la WNBA ofrece a Clark m芍s proyecci車n internacional. As赤 que resulta rid赤culo seguir debatiendo si una jugadora como Clark va a perder dinero por convertirse en profesional. De lo que se trata ahora es de que en pista rinda al nivel que se espera de ella# y de que en los despachos la WNBA sepa aprovechar al bomba de neutrones que va a tener entre manos.
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