Money anot¨® para los dos equipos en el mismo partido

S¨ª: ha pasado. Es una pregunta que probablemente no se haya hecho mucha gente pero, por si acaso, la respuesta es s¨ª. Ha pasado: un jugador ha anotado puntos para los dos equipos en un partido de la NBA. Canastas, acciones de ataque, no esas bolas sueltas que nadie captura en la pelea por un rebote y acaban en el aro, entre carambolas, despu¨¦s de tocar en la mano de un defensor. No, lo otro: ha pasado. En la temporada 1978-79 (otra ¨¦poca: solo tres a?os despu¨¦s del merger NBA-ABA y todav¨ªa un a?o antes de la llegada de Magic Johnson y Larry Bird), tres jugadores tuvieron minutos para los dos equipos en un Philadelphia 76ers-New Jersey Nets y un cuarto lo vio todo desde los dos banquillos. De ellos, uno anot¨® con las dos camisetas: Eric Money.

Es una an¨¦cdota, pero el resultado es el boxscore m¨¢s extra?o de la historia de la NBA. Y sucedi¨® as¨ª: el partido original se jug¨® el 8 de noviembre de 1978, en el legendario Spectrum de Philadelphia. No era un duelo de altos vuelos. Los Nets eran (junto a Pacers, Spurs y Nuggets) uno de los cuatro equipos que se hab¨ªa salvado del naufragio de la ABA. Su integraci¨®n en la NBA acab¨® con la salida de Julius Erving, enviado a los Sixers para salir con vida, aunque a duras penas, de una demanda de casi cinco millones de los Knicks por ¡°invadir su territorio comercial¡±. Los Nets, de hecho, ofrecieron a su vecino saldar el asunto con el traspaso del Doctor J, pero los Knicks, en un error que se demostr¨® calamitoso, rechazaron esta soluci¨®n. As¨ª que Ervng acab¨® en Philadelphia, donde se convirti¨® en campe¨®n en 1983.

Aquellos Nets en busca de una nueva personalidad visitaron a unos Sixers que estaban todav¨ªa a un par de pasos de su versi¨®n dorada en la primera parte de los ochenta (un anillo, dos Finales perdidas, la rivalidad hist¨®rica con los Celtics de Bird de la que surgi¨® el ¡®Beat L.A.¡¯..). Los Nets s¨ª ten¨ªan ya a Bernard King, que todav¨ªa ten¨ªa 21 a?os y acababa de llegar a la NBA (n¨²mero 7 del draft de 1977). Acabar¨ªa siendo hall of famer, un anotador voraz y un grande de los Knicks, pero por entonces era un meritorio que ya se hab¨ªa puesto en 21,6 puntos de media. Los Sixers, como casi todos los equipos que se enfrentaban a aquellos tristes Nets, concentraron su atenci¨®n defensiva en King, al que le pitaron una falta en ataque por chocar en una penetraci¨®n contra el en¨¦simo doble marcaje; Aquel en concreto de Steve Mix, un gigant¨®n cuya carrera se bas¨®, ¨²nicamente, en ser un gigant¨®n.

Enfurecido, King se abalanz¨® contra el ¨¢rbitro Roger McCann. Ya ten¨ªa una t¨¦cnica, as¨ª que recibi¨® la segunda y fue expulsado. De camino al vestuario, pate¨® una silla a pie de pista y recibi¨® una tercera t¨¦cnica (algo te¨®ricamente imposible) del otro ¨¢rbitro (entonces solo hab¨ªa dos), el famos¨ªsimo Richie Powers al que volver¨¦ m¨¢s adelante. El entrenador de los Nets era el inolvidable Kevin Loughery, que hab¨ªa hecho campeona a la franquicia (con Erving), en Nueva York y en la ABA. Un protest¨®n de manual, salt¨® a montar su show y recibi¨® otras tres t¨¦cnicas: otra vez, algo t¨¦cnicamente imposible. Expulsados Loughery y King, el partido sigui¨® (el l¨ªo se hab¨ªa producido en el ecuador del tercer cuarto). A los Nets los dirigi¨® en ese ¨²ltimo cuarto y pico Phil Jackson, entonces un asistente/jugador que hizo as¨ª su debut como entrenador principal, la labor que lo convertir¨ªa en un mito. Sin King, Eric Money tir¨® del carro y anot¨® 37 puntos para los Nets, que a¨²n as¨ª perdieron despu¨¦s de dos pr¨®rrogas (137-133).

Hubo protesta oficial de los Nets y reacci¨®n firme del comisionado Larry O¡¯Brien, al que no le hab¨ªa gustado el espect¨¢culo de t¨¦cnicas de Richie Powers. Este recibi¨® cinco partidos de nevera y, adem¨¢s, se opt¨® por repetir el partido desde el momento del jaleo (a 5:50 para el final del tercer cuarto). Por un problema de fechas, se ajust¨® a la siguiente visita de los Nets a Philadelphia, el 23 de marzo. Ser¨ªa d¨ªa de partido y medio, primero la repetici¨®n y despu¨¦s el que ten¨ªan que jugar ¨ªntegro.

Para completar el enredo, el 7 de febrero de 1979, un mes y medio antes de ese reencuentro, Nets y Sixers acordaron un traspaso: Harvey Catchings, Ralph Simpson y una buena suma de dinero fueron a los Nets; Money y Al Skinner, a los Sixers. Con otro fregado relacionado con ese dichoso partido de nunca acabar, O¡¯Brien decidi¨® que los que hab¨ªan cambiado de bando jugar¨ªan la repetici¨®n con su nuevo equipo. Tres pisaron la pista en los dos partidos, solo Money anot¨® para los dos y Skinner vio las dos tandas desde el banquillo con cuatro meses de diferencia. Los Sixers volvieron a ganar (123-117) ese partido que se reanud¨® con 5:50 por jugar en el tercer cuarto. Y ganaron despu¨¦s el otro, el que hab¨ªa programado completo. Money perdi¨® puntos por el camino: sus 37 originales quedaron en 23 para los Nets, los que anot¨® hasta el trance de las t¨¦cnicas. En la reanudaci¨®n, sum¨® 4 para los Sixers. EN ESTE ENLACE se puede consultar el boxscore definitivo, con todas sus rarezas.

¡°Los ¨¢rbitros son personas y cometen errores¡±

¡°Han pasado muchos a?os y sigo sin creerme aquello. Pero pas¨®, y lo s¨¦ porque estaba all¨ª¡±, dijo despu¨¦s un Simpson que record¨® que todos acabaron viendo la parte divertida del asunto: ¡°Es lo m¨¢s raro que nos hab¨ªa pasado. Yo me empec¨¦ a re¨ªr, Erving se empez¨® a re¨ªr¡­ a todos nos acab¨® pareciendo bastante divertido¡±. Loughery, tambi¨¦n con el poso de la perspectiva, reconoci¨® que habr¨ªa querido hacer algunas cosas de otra manera: ¡°Me ca¨ªa bien Richie, pero pitaba muchas t¨¦cnicas. Y yo¡­ a mi siempre me pitaban muchas. Y es algo que ahora lamento. Los ¨¢rbitros son personas y cometen errores, y mis reacciones muchas veces solo convert¨ªan las situaciones en conflictos personales¡±.

Fue, adem¨¢s de su resoluci¨®n inacabable y verdaderamente exc¨¦ntrica, un partido en el que confluyeron muchas personalidades: por supuesto Julius Erving, Phil Jackson, Bernard King e hist¨®ricos de los Sixers como Bobby Jones, Caldwell Jones, Doug Collins, Darryl Dawkins y Maurice Cheeks. Adem¨¢s, Harvey Catchings acab¨® siendo el padre de una jugadora mucho m¨¢s famosa que ¨¦l, Tamika (cuatro veces campeona ol¨ªmpica). La hija de Ralph Simpson, India Arie, gan¨® cuatro cuatro Grammys vendi¨® m¨¢s de 10 millones de discos en el mundo del R&B y el Soul. En los Sixers tambi¨¦n jugaba Joe Bryant, el padre de Kobe, y Henry Bibby, padre de Mike y campe¨®n con los Knicks en 1973.

Y tambi¨¦n estaban, como protagonistas principales, Eric Money y Richie Powers. El primero fue un guard peque?o peor el¨¦ctrico, n¨²mero 33 de draft que hab¨ªa promediado un a?o antes m¨¢s de 18 puntos por noche en los Pistons de su Michigan natal. En 1978 fue traspasado a los Nets, despu¨¦s form¨® parte del famoso traspaso a los Sixers y fue cortado por la franquicia de Pensilvania en el comienzo del siguiente curso, 1979-80, para el que regres¨® a los Pistons en lo que acab¨® siendo su ¨²ltima temporada en la NBA.

La influencia de Malas Noticias Barnes

Money, dicen, podr¨ªa haber hecho una carrera m¨¢s larga, mejor. Pero le pes¨® la influencia de Marvin Barnes, su compa?ero en los Pistons 1976-77. Malas noticas Barnes. Bob Lanier, leyenda de los Pistons, lo explic¨® as¨ª: ¡°Marvin Barnes era un grand¨ªsimo jugador en la ABA, pero ten¨ªa problemas. Los Pistons lo intentaron con ¨¦l, pero segu¨ªa metido en cosas de la calle, y eso afect¨® tambi¨¦n a Eric Money, que podr¨ªa haber sido otro de los mejores. Hace unos a?os, me encontr¨¦ a Marvin en Houston y me dijo ¡®Bob, me colocaba a todas horas y Eric empez¨® a colocarse conmigo¡¯. Cuando alguien te dice eso m¨¢s de veinte a?os despu¨¦s¡­ quieres atravesarle el cr¨¢neo con el pu?o. Y mira que adoraba a Marvin, me ca¨ªa muy bien y era un tipo con todo el encanto que te puedas imaginar. Pero en cuanto a ser parte de un equipo campe¨®n¡­ vamos, hombre¡±.

Barnes, desde luego, fue un jugador muy especial, del que todos lo que lo vieron dec¨ªan que podr¨ªan haber sido uno de los grandes de verdad. Pero, en vez de eso, dej¨® una historia terrible, tremenda, que se puede leer (creo que merece la pena) EN ESTE ENLACE. Y EN ESTE OTRO ENLACE se puede recuperar uno de los momentos m¨¢s c¨¦lebres (y no para bien) del ¨ªnclito Richie Powers, el ¨¢rbitro que se convirti¨® en uno de los protagonistas (otra vez, no para bien) de uno de los partidos m¨¢s emblem¨¢ticos y desquiciados de la historia de la NBA, el game 5 de las Finales de 1976 en las que los Celtics acabaron derrotando (4-2) a Phoenix Suns.

Un desenlace para la historia de las Finales

A ese quinto partido se lleg¨® en 2-2, con los Celtics obligados a no perder en su pista para no verse obligados a jugar el sexto en Arizona con match ball en contra. La pelea, con tres pr¨®rrogas, dur¨® 60 minutos. Los Celtics ganaron 128-126 a unos Suns que jugaron a la desesperada¡­ y que seguramente habr¨ªan ganado si no hubiera mediado una de las acciones m¨¢s pol¨¦micas de la historia de las Finales: con 95-95 y el tiempo agot¨¢ndose, Paul Silas pidi¨® un tiempo muerto cuando a los Celtics ya no les quedaba ninguno. Richie Powers no se?al¨® una infracci¨®n que habr¨ªa sido considerada falta t¨¦cnica y habr¨ªa dado un tiro libre y, posiblemente, el 2-3 a unos Suns que ten¨ªan el siguiente partido, el sexto, en su cancha. A?os despu¨¦s, Powers reconoci¨® que hab¨ªa visto perfectamente el gesto de Silas pero que no quiso ¡°que un partido de unas Finales se decidiera por una acci¨®n as¨ª¡±.

Tom Heinsohn llamaba a Powers su ¡°¨¢rbitro favorito¡±, algo que pudo cambiar en el legendario final de la segunda pr¨®rroga. A falta de 20 segundos, los Celtics ganaban 109-106. Todav¨ªa no hab¨ªa l¨ªnea de tres (llegar¨ªa en la temporada 1979-80). Van Arsdale anot¨® una canasta r¨¢pida (109-108) tras el ¨²ltimo tiempo muerto de los Suns. Westpahl rob¨® la bola y Curtis Perry fall¨® un tiro de seis metros que Havlicek no acert¨® a rebotear: el propio Perry recogi¨® la bola y anot¨®. Los Suns estaban, de pronto, por delante (109-110) a seis segundos del final. Despu¨¦s de sus errores, Havlicek se desquit¨® con un tiro a tablero en penetraci¨®n en lo que parec¨ªa el ¨²ltimo segundo: 111-110, ¨¦xtasis e invasi¨®n de pista en el Garden. Pero el partido no hab¨ªa acabado. Sin las opciones de revisi¨®n manual que hay ahora, los ¨¢rbitros decidieron que quedaba un segundo cuando entr¨® el tiro de Havlicek. En plena histeria, con el p¨²blico en la pista y agresi¨®n a Powers de un aficionado que fue detenido, se decidi¨® que el partido ten¨ªa que continuar.

Los Suns ten¨ªan un segundo y saque de fondo desde debajo de su aro. As¨ª que Westphal forz¨® la acci¨®n que los ¨¢rbitros no le hab¨ªan se?alado a Silas minutos antes: pidi¨® ostensiblemente un tiempo muerto cuando a su equipo no le quedaba ninguno. Lo hizo a prop¨®sito, claro. Los Celtics tendr¨ªan as¨ª un tiro libre, que anot¨® White (112-110), pero su equipo podr¨ªa sacar despu¨¦s desde el centro de la pista y no desde debajo de su canasta. Perry encontr¨® a Gar Heard, que empat¨® con un reverso desde la cabeza de la zona y forz¨® el tercer tiempo extra. El p¨²blico no terminaba de apartarse de la pista, la tensi¨®n era irrespirable y el general manager de los Suns, nada menos que Jerry Colangelo, amenaz¨® con no presentar al equipo en Boston si hab¨ªa un s¨¦ptimo partido. No lo hubo: su equipo no pudo aprovechar esa inercia en la tercera pr¨®rroga y los Celtics sentenciaron el t¨ªtulo en el sexto encuentro, solo dos d¨ªas despu¨¦s.

Powers, que arbitr¨® durante casi un cuarto de siglo en la NBA, nunca olvid¨® (falleci¨® en 1998, con 67 a?os) aquel 4 de junio de 1976: ¡°Como es normal, el p¨²blico cre¨ªa que hab¨ªan ganado despu¨¦s del tiro de Havlicek y se desat¨® la locura. Pero por desgracia para ellos, la persona de la mesa que llevaba el reloj se hab¨ªa dejado llevar por esa excitaci¨®n y olvid¨® parar el reloj cuando el tiro entr¨®.. Estaba en mitad de la pista cuando vi que un aficionado se me echaba encima desde un lado. Me dio un golpe en el pecho y yo intent¨¦ defenderme con un par de pu?etazos. Ca¨ªmos al suelo, y dos jugadores de los Suns agarraron bien al tipo hasta que lleg¨® la seguridad. Aquello casi arruina un partido que estaba siendo el m¨¢s grande que se hab¨ªa jugado¡±.

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