Guerra contra los puntos en la NBA
Los excesos anotadores, los r¨¦cords constantes y las desventajas para las defensas han provocado un muy evidente cambio de actitud en la NBA.
Las anotaciones incre¨ªbles, los r¨¦cords de videojuego y los highlights de fantas¨ªa atraen, acaparan titulares, se expanden por las redes y diferencian el show del baloncesto, de la NBA, del de otros deportes y competiciones.
Pero el exceso de anotaciones incre¨ªbles, que haya r¨¦cords de videojuego cada noche (a veces, en cada partido) y que los highlights acaben pareciendo todos el mismo provoca el efecto contrario. Lo excepcional lo es, obviamente, porque no sucede de forma permanente. La percepci¨®n de los logros es mejor cuanto mayor sea la de la resistencia contra la que se consuman. Durante a?os, la NBA se transform¨® para que volvieran los puntos y el espect¨¢culo; Y, con ellos, las audiencias televisivas. Ahora, el p¨¦ndulo se mueve en la direcci¨®n contraria: toca recuperar la defensa, que va camino de ser un arte perdido. Al menos, hasta que llegan los playoffs.
De hecho, Zion Williamson sonre¨ªa hace unos d¨ªas mientras afirmaba que los ¨¢rbitros estaban ¡°ensayando para los playoffs¡± cuando le preguntaron por lo que se ha convertido en la comidilla de los ¨²ltimos d¨ªas en la NBA: desde el par¨®n del All Star ha habido un cambio. Se arbitra distinto, se consiente m¨¢s y, claro, se anota menos. Se pitan menos faltas y se lanzan menos tiros libres. Todos los datos confluyen en un panorama estad¨ªstico que, ya con una muestra considerable, no puede arrojar simples casualidades. Ha habido un viraje, un toque a los ¨¢rbitros. Parece obvio. En paralelo, la liga filtr¨® primero que reunir¨¢ a su comit¨¦ de competici¨®n (franquicias, ¨¢rbitros, sindicato de jugadores¡) para analizar los cambios que se pueden aprobar de cara a la pr¨®xima temporada. Esto que vemos ahora, y que lleg¨® sin previo aviso, es un ensayo general, una forma de ver en qu¨¦ se traducen ciertas cosas en la pr¨¢ctica. Y si no tendr¨¢ que acabar diciendo a sus aficionados aquello de ¡°cuidado con lo que deseas, porque¡¡±.
Este es un gr¨¢fico que comparti¨® en redes el periodista Tom Haberstroh:
Que en el All-Star una Conferencia pasara de 200 puntos se asumi¨® como un bochorno pr¨¢cticamente imposible de frenar. Hasta el comisionado Adam Silver se mostr¨® decepcionado mientras se filtraba que se hab¨ªa pedido m¨¢s seriedad a los jugadores y se hab¨ªan aceptado algunas de las peticiones de estos (acortar el show inicial, el del descanso¡) a cambio del partido fuera m¨¢s partido. No lo fue. En ese fin de semana la NBA vende su producto, le recuerda que est¨¢ ah¨ª a un pa¨ªs que acaba de salir del ensimismamiento de la Super Bowl. Lo que ha presentado en los ¨²ltimos a?os es la radicalizaci¨®n hasta la parodia de lo que muchos han se?alado como un problema. M¨¢s bien, como una tendencia tan llevada a un extremo que se ha convertido en problema: se defiende muy poco, se anota mucho y m¨¢s f¨¢cil que nunca.
Como parec¨ªa claro que algo pasaba, la NBA se acab¨® dando cuenta de que hac¨ªa falta una aclaraci¨®n y, como otras veces, recurri¨® a Adrian Wojnarowski. Seg¨²n el periodista estrella de ESPN, el pasado martes la liga le comunic¨® al comit¨¦ de competici¨®n que los ¨¢rbitros estaban poniendo m¨¢s ¨¦nfasis en no premiar con faltas a los jugadores que dedican sus posesiones de ataque a buscarlas por todos los medios posibles; y sus penetraciones, a forzar contactos con los defensores. Eso, s¨ª, por fin lo ha sugerido la propia NBA, ha provocado un descenso en la anotaci¨®n en las ¨²ltimas semanas: cuatro puntos menos (y casi dos faltas personales menos) por equipo y partido.
Seg¨²n Wojnarowski, la NBA inform¨® de que se pondr¨ªa el foco en estos asuntos en informes que comparti¨® con ¨¢rbitros y franquicias en enero y febrero: ¡°se est¨¢ evaluando el punto en el que se encuentra el equilibrio entre ataque y defensa, con la atenci¨®n centrada en proteger la ocupaci¨®n de espacios legal de los defensores y en analizar la valoraci¨®n de lo contactos en las penetraciones hacia canasta¡±. La NBA tambi¨¦n deja claro a trav¨¦s de ESPN que lo que pretende no es influir de forma directa para que se anote menos. El art¨ªculo de Woj entrecomilla, tambi¨¦n, que este es un paso intermedio hacia lo que pueden ser medidas oficiales: ¡°La evaluaci¨®n de estos puntos y las pr¨®ximas reuniones con el comit¨¦ de competici¨®n determinar¨¢n si se consideran cambios en el reglamento o en la interpretaci¨®n de este de cara a la pr¨®xima temporada¡±. Y pone el tapete conceptos como ritmo de juego m¨¢s lento, mayor intensidad competitiva¡
Menos faltas, m¨¢s contactos, menos tiros libres
Por esas alturas (mitad de febrero) de la temporada, la NBA 2023-24 se mov¨ªa en r¨¦cords en las medias de puntos, rating ofensivos, triples anotados y eficiencia a la hora de producir todos estos datos. El 26 de enero Luka Doncic se convirti¨® en el d¨¦cimo jugador que superaba los 70 puntos en un partido. Y el cuarto que lo hac¨ªa (adem¨¢s de Donovan Mitchell, Damian Lillard y Joel Embiid) en menos de 13 meses. El debate sobre cu¨¢nto era demasiado y a qu¨¦ equivaldr¨ªan en otras ¨¦pocas esos chorros de puntos de hoy ensombreci¨® lo que es otra parte obvia, y positiva, del asunto: los jugadores son cada vez mejores; su precisi¨®n y su pericia t¨¦cnica, tambi¨¦n su preparaci¨®n f¨ªsica, est¨¢n en m¨¢ximos hist¨®ricos. Pero el caso es que la imagen completa acababa desenfocando m¨¢s que iluminando a una NBA que negocia nuevos contratos de televisi¨®n y, como ha hecho con los descansos excesivos de los jugadores (esencialmente las estrellas), quiere estar segura de que los grandes operadores se sientan seguros cuando paguen (lo har¨¢n) cifras que volver¨¢n a ser monumentales.
La NBA, conviene tenerlo siempre en la parte frontal de estas conversaciones, vive el mejor momento econ¨®mico de su historia, con sus ingresos disparados m¨¢s all¨¢ de los 8.000 millones anuales y los valores medios tanto de las franquicias (ya rondan los 4.000 millones) como de los salarios de los jugadores (por encima de 9 millones) en cifras inimaginables hace no tanto. Es decir: la NBA no tiene que arreglar nada que ahora mismo est¨¦ roto. Simplemente, intenta adelantarse a un futuro que no quiere que pase por la degradaci¨®n de los mismos valores que la han convertido en lo que es. No se trata de reventar el modelo, solo de asegurarse de que es sostenible.
Antes del par¨®n del All Star, solo Charlotte Hornets lanzaba menos de 20 tiros libres por partido. Desde la cita de Indian¨¢polis, apenas trece equipos llegan a ese promedio. Y, seg¨²n datos de CBS, el que m¨¢s lanza (Memphis Grizzlies, 24) habr¨ªa sido el octavo en el mismo ranking hasta al All Star. Los ¨¢rbitros pitan menos faltas de tiro, pero tambi¨¦n de las que no llevan a la l¨ªnea de personal, t¨¦cnicas¡ hay una permisividad mucho mayor con los contactos y solo dos equipos (Bulls y Rockets, y por d¨¦cimas porcentuales) no han visto reducidas sus visitas a la l¨ªnea de personal. Desde luego, ha habido un cambio. Y desde luego, se ha notado: en tres semanas hemos visto cinco anotaciones por debajo de 80 puntos. Sumada la primera mitad de este curso y todo el anterior, solo hab¨ªa habido dos. Los Knicks dejaron a sus rivales por debajo de esa cifra en tres partidos seguidos, y su duelo con los Sixers que acab¨® 73-79 fue el primero desde 2016 en el que ning¨²n equipo lleg¨® a 80. Eso tampoco es ni lo ideal, ni lo deseable ni nada que no acabar¨ªa hartando al gran p¨²blico. As¨ª que tal vez la NBA esta probando, viendo, tomando apuntes antes de hablar de verdad en verano, sentada con todos sus actores.
Parece que, como m¨ªnimo, estamos ante un expansi¨®n -m¨¢s profundidad y m¨¢s rigor- de los cambios que, en el mismo sentido, ya se hab¨ªan ido introduciendo en los ¨²ltimos tiempos y a medida que se iban disparando las anotaciones, los ratings ofensivos y los viajes a la l¨ªnea de personal: m¨¢s control del flopping, castigo a los jugadores que provocan contactos no naturales con el defensor para que se se?ale falta a estos... Cosas que, al menos en temporada regular, se hab¨ªan estado aplicando de forma como m¨ªnimo racheada, muchas veces arbitraria.
Ahora mismo hay en la NBA 43 jugadores que apilan al menos 20 puntos por partido. Todos los equipos anotan al menos 105 puntos de media y todos menos tres sobrepasan los 110 (el m¨¢ximo es 123,1). Hay cuatro por encima de 120 puntos y hasta trece que van m¨¢s all¨¢ de 116 de promedio. Hace un lustro, solo dos superaban esa cifra. Hace una d¨¦cada, la media de anotaci¨®n de trece equipos no superaba los 100. La de los Pistons, el equipo que perdi¨® 28 partidos seguidos, est¨¢ en 112,4 puntos por noche. Ser¨ªa la m¨¢s alta de la NBA en 2015 y estar¨ªa por encima de la media en 2020. Los Warriors de la temporada 2016-17, la primera con Kevin Durant, batieron el r¨¦cord de rating ofensivo (114,8) y tienen la consideraci¨®n generalizada de mejor equipo de la historia. Hoy, esa eficiencia (puntos por cada 100 posesiones) tendr¨ªa problemas para estar en el top-10 de la NBA.
Parte, no pasa nada por repetirlo, tiene que ver con que los jugadores son mejores y los equipos est¨¢n m¨¢s preparados. Los cambios que se fueron aplicando para, precisamente, que hubieran m¨¢s puntos y m¨¢s show, trajeron un baloncesto con m¨¢s movimiento y m¨¢s velocidad. El ritmo de posesiones es m¨¢s alto y, con la revoluci¨®n del triple, la eficiencia anotadora es abrumadora. Los equipos se mueven en cifras r¨¦cord de asistencias pero las m¨¢s bajas de los ¨²ltimos a?os en pases. Es decir, corren mucho y tiran muy r¨¢pido y en cuanto pueden, en cuanto llegan a la l¨ªnea de tres. Parar ese aluvi¨®n exterior se ha convertido hasta tal punto en una quimera que las mejores defensas ya ni intentan hacerlo: prefieren no desvivirse por cubrir demasiada pista y dejar, al hacerlo, al descubierto las l¨ªneas de penetraci¨®n y, sobre todo, los espacios cerca del aro, el otro lugar en el que se alimentan los equipos en esta era de hiperevoluci¨®n ofensiva: amenaza en el triple, m¨¢s espacios, pases r¨¢pidos: canasta de alto rendimiento cerca del aro.
Una inercia contraria, veinte a?os despu¨¦s
?Se est¨¢ convirtiendo la NBA en una especie de 2K de carne y hueso? Tal y como se plante¨®, tal vez el desmadre ten¨ªa que acabar siendo el fin inevitable cuando la liga se propuso cambiar aquel baloncesto de los a?os 90 que ten¨ªa toques de wrestling con defensas que parec¨ªan l¨ªneas de scrimmage de football. Primero se castig¨® el uso del cuerpo, luego el de las manos y finalmente se implementaron normas para potenciar la ¡°libertad de movimiento¡± de los atacantes. Todo eso, la mayor¨ªa ideas necesarias en su momento, fueron conduciendo poco a poco a una nueva cultura arbitral y un estilo de juego ultra ofensivo, anotador hasta el esc¨¢ndalo y con el triple como nueva arma de destrucci¨®n masiva cuatro d¨¦cadas despu¨¦s de que el New York Times lo considerara ¡°un truco barato¡±.
Importado de la inolvidable ABA, el tiro de tres lleg¨® a la NBA en la temporada 1979-80 (el primero lo anot¨® Chris Ford, de los Celtics), curso en el que solo se lanzaron 2,7 por equipo y partido. En la presente temporada, cada franquicia lanza 35 por encuentro y anota 12,8 con un 35% de acierto. La 2017-18, fue la primera en la que la media super¨® los diez anotados por noche (10,5/29) y la 2012-13, la primera con 20 lanzados por equipo (7,2/20). En aquel Celtics-Rockets del estreno cada equipo anot¨® uno. En la actual, Stephen Curry tira 12,1 por partido y anota casi 5 con un incre¨ªble 40,7% de acierto. Los datos dan v¨¦rtigo, y tarde o temprano ¨ªbamos a acabar pregunt¨¢ndonos si esto es lo que los aficionados quer¨ªan en los a?os 90, cuando apagaban el televisor agotados, como si se hubieran pasado 48 minutos esquivando codazos. Mientras se debate sobre ello y en una era en las que las analytics y estad¨ªsticas avanzadas son el nuevo grial, los equipos seguir¨¢n tirando todo lo que puedan de tres. En porcentajes no muy distintos a los del tiro de dos de hace unos a?os, cada anotaci¨®n da un punto m¨¢s. Esa, al menos, es una cuenta muy sencilla.
La sombra de los partidos a 200 puntos (lo que se vio en el ¨²ltimo All ?-Star) aparece como amenaza circense pero cada vez menos descartable, si bien todav¨ªa lejana si pensamos en partidos oficiales. Y los puristas desconf¨ªan de lo que se ha venido a establecer como la tercera revoluci¨®n ofensiva de la NBA, una con la que parece que se ha llegado demasiado lejos. Pero hay que preguntarse, claro, si no es lo que se piensa de todas las revoluciones y, en todo caso, si hab¨ªa otro camino posible.
Primero, en la temporada 2001-02 se elimin¨® la defensa ilegal (lo que permiti¨® que hubiera defensas en zona en la NBA), se introdujeron como compensaci¨®n (para evitar la concentraci¨®n de defensores debajo del aro) los tres segundos defensivos (hay quien pide ahora que se pase a cinco para evitar tanta desprotecci¨®n) y se rebaj¨® de diez a ocho el tiempo para cruzar de campo. Se trataba de evitar ese baloncesto en el que ocho jugadores se iban a un lado de la pista y las jugadas se resolv¨ªan en un aclarado en uno contra uno entre los otros dos; De devolverle a la IQ (inteligencia, lectura de juego) el terreno que le hab¨ªa ganado el m¨²sculo. Pero cost¨® que los equipos se adaptaran a ese nuevo estilo: en la temporada 2003-04, los Pistons fueron campeones encajando solo 83,4 puntos de media, La media de la liga estaba en 93,4, cinco equipos no llegaban a 90 y solo pasaban de 100 los Mavericks de Don Nelson y los Kings de Rick Adelman.
As¨ª que en oto?o, antes de la temporada 2004-05, la NBA se puso seria y aleccion¨® a los ¨¢rbitros para que solo concedieran faltas en ataque tras contacto si el defensor ten¨ªa claramente ganada y fijada la posici¨®n y para que fueran de verdad duros con el uso de los brazos y el cuerpo, que los defensores hab¨ªan amoldado a las nuevas reglas contra el hand checking y el body checking. Por entonces Par Riley, que vol¨® en los Lakers con su revisi¨®n del Showtime (que hab¨ªa introducido en la franquicia Jack McKinney) pero despu¨¦s se acoraz¨® en el Este con Knicks y Heat, ya hablaba de ¡°la muerte del baloncesto¡±. Hab¨ªa en el ajuste normativo un recado directo al estilo de sus equipos, aunque ¨¦l se justific¨® argumentando que las penetraciones ser¨ªan as¨ª m¨¢s dif¨ªciles y que esa era la jugada favorita de los aficionados.
En la temporada 2004-05 los Suns ganaron 62 partidos despu¨¦s de haberse quedado en 29 victorias el curso anterior. Mike D¡¯Antoni, con Steve Nash como ejecutor en pista, implement¨® un sistema de ataque radical (seven seconds or less, lanzar en los siete primeros segundos de posesi¨®n) que revolucion¨® la NBA y maximiz¨® las nuevas reglas, cuya introducci¨®n hab¨ªa sido impulsada por un comit¨¦ dirigido por Jerry Colangelo, presidente de operaciones por entonces de la franquicia de Arizona. Todo quedaba en casa. Aquellos Suns, predecesores del baloncesto de velocidad, movimiento y tiro exterior que ha venido despu¨¦s, anotaron 110,4 puntos por partido en una temporada en la que ya seis equipos iban por encima de los 100 y la media subi¨® a 97,2 con solo una franquicia por debajo de 90. El pace (ritmo de posesiones) de Nash, Stoudemire, Marion y compa?¨ªa era de 98,7. Entonces parec¨ªa un juego supers¨®nico; hoy hay diecis¨¦is equipos, mas de la mitad, por encima de esa cifra.
Unas defensas creadas para atacar
En los ¨²ltimos veinte a?os, las defensas han ido aprendiendo a ser lanzaderas del siguiente ataque. Defender mejor para atacar mucho mejor: los Warriors de Steve Kerr y su gur¨² defensivo Ron Adams perfeccionaron un sistema de cambios constantes tras los bloqueos, sin p¨ªvot puro y con el sensacional Draymond Green como ancla. Fue una de las armas m¨¢s feroces del quinteto de la muerte: Stephen Curry, Klay Thompson, Andre Iguodala, Green y un quinto que primero fue Harrison Barnes y despu¨¦s, la perfecci¨®n, Kevin Durant. Obsesionados con derrocarlos, los Rockets de (otra vez) D¡¯Antoni llevaron ese estilo mucho m¨¢s lejos (aunque no lo mejoraron). Con otro referente de la estrategia defensiva al mando de la pizarra, Jezz Bzdelik, estuvieron m¨¢s cerca que nunca de batir a su enemigo mortal de la Bah¨ªa en la temporada 2017-18. En ella, los texanos cambiaron despu¨¦s de bloqueos 1.406 veces, 331 m¨¢s que los propios Warriors. Y su defensa pas¨® de ser la decimoctava a la s¨¦ptima mejor de la NBA.
Aquellos que se han ido convenciendo de que la liga puede acabar pareci¨¦ndose demasiado a un videojuego empiezan a encontrar literalidad en lo que hasta hace no tanto parec¨ªa una simple forma de hablar. El NBA Jam fue un juego que pas¨® a la historia, precisamente, por su deliciosa falta de realismo. En 1993, el 75% de los tiros que se hac¨ªan en ¨¦l eran triples o mates y bandejas. En la actual NBA ese n¨²mero est¨¢ ya ronda el 70%. En el 2K 2015 la media de triples que se lanzaba era de un 34% de los tiros y los Warriors fueron campeones ese a?o con un 31%. En 2018, en el juego se hab¨ªa bajado a un 29% mientras que los Warriors lanzaban ya el 36% de sus lanzamientos desde la l¨ªnea de tres.
?Ha ido la NBA demasiado lejos? Es una pregunta por lo menos leg¨ªtima en una temporada en la que trece equipos superan el 100 de pace y m¨¢s del 75% de los triples se lanzan nada m¨¢s recibir. Pero tambi¨¦n en esto hay quienes aseguran que conviene mantener la calma, no tocar lo que todav¨ªa no est¨¢ roto y no dar al triple poderes que pr¨¢cticamente lo mitifican: hasta hace tres a?os, anotar m¨¢s tiros de tres que el rival daba la victoria el 64% de las veces, dato que supon¨ªa solo el octavo factor m¨¢s influyente. Tener mejor porcentaje en esos triples tampoco estaba en el podio de los n¨²meros clave: cuarto con un 74,6% de victorias. Por delante, llevarse el porcentaje de tiro (78,1%), el n¨²mero de rebotes defensivos (76%) y el total de canastas convertidas (75,8%).
La b¨²squeda extrema de la eficiencia (tirar de tres o debajo de canasta, forzar personales exprimiendo un estilo de arbitraje que parece poner las cosas imposibles a los defensores¡) y la proliferaci¨®n de talento por la simple evoluci¨®n f¨ªsica y t¨¦cnica de los jugadores nos ha tra¨ªdo hasta aqu¨ª. Y la NBA ha decidido tocar teclas, comprobar qu¨¦ pasa si se trata de regresar a una producci¨®n m¨¢s org¨¢nica, un baloncesto m¨¢s f¨ªsico. Sin cosas ex¨®ticas: el de playoffs, pero semanas antes. Si funciona, si gusta y si sus efectos secundarios no parecen peligrosos, el comit¨¦ de competici¨®n tendr¨¢ claro hacia donde apuntar este verano. Y si eso sucede, recordaremos estas semanas post All-Star 2024 como el inicio de otro cambio de paradigma en la NBA, el del regreso a otro principio muy simple: el que dice que a veces, sencillamente, menos es m¨¢s.