Coast to Coast: un viaje en busca del alma de los Estados Unidos
Fernando Mah¨ªa recorri¨® durante cuatro meses EE UU, de lado a lado del pa¨ªs, siguiendo el rastro de mil historias de baloncesto. El resultado es un libro muy recomendable.


¡°Quer¨ªa usar el baloncesto como una muleta¡±, dice Fernando Mah¨ªa, un gallego que con 29 a?os, hace tres, se embarc¨® en un viaje para intentar, con ese baloncesto como GPS geogr¨¢fico y emocional, ¡°explicar Estados Unidos¡±. No el pa¨ªs precocinado y listo para servir que su manejo de la cultura popular nos ha enjaretado durante d¨¦cadas. No: los otros Estados Unidos. El pa¨ªs de pa¨ªses (?o el pa¨ªs sin pa¨ªs?), la realidad hecha de realidades que no solo se tocan sino que se apilan unas sobre otras en capas que a veces se confunden en un galimat¨ªas y otras se mantienen separadas, como aceite y agua. Juntas pero no revueltas, corte por la l¨ªnea de puntos. El resultado del trayecto es ¡°Coast To Coast: un viaje por los m¨¢rgenes de los Estados Unidos a trav¨¦s del baloncesto¡±, un libro que publica la editorial Contra y que entronca con la mejor tradici¨®n de la literatura deportiva: el bal¨®n como hecho cultural, el deporte como protagonista absoluto pero tambi¨¦n como poco m¨¢s que una excusa disimulada. La muleta: el viaje.

Mah¨ªa, ahora 32 a?os, invirti¨® cuatro meses para ir, con muchas escalas, de Nueva York a San Francisco. Rectas las carreteras, no el trayecto; desv¨ªos improvisados, econom¨ªa de supervivencia (unos 10.000 euros contando todos los gastos) y la mochila concienzudamente vac¨ªa: se trataba, precisamente, de llenarla. Con historias de baloncesto, o no. De las que parece que pueden parar el mundo y de las que resultan insignificantes, esas que deber¨ªamos recuperar y reivindicar, o al menos volver a escuchar, precisamente porque ya no parecen importar a nadie. Y as¨ª nos va, ?no? De lado a lado del pa¨ªs, descubriendo y tomando como bueno lo que iba viniendo. De camino en camino y de puerta en puerta, con poca agenda y mucha calle. ¡°Coast To Coast¡± es un libro de baloncesto, es un libro de viajes y es un retrato de primera magnitud (geogr¨¢fico, emocional, cultural, sociol¨®gico) de un pa¨ªs-continente cuya alma acaba siendo, en cuanto se rasca un poco, poco m¨¢s que la eterna lucha por conquistarla. Entre visiones del mundo, entre razas, entre cainismo pol¨ªtico y falsas nociones de libertad y ejemplaridad. Muchos aficionados al deporte y la cultura estadounidense nos enfrentamos al dilema de maridar sus maravillas, los hallazgos de un lugar ¨²nico, con los agujeros negros de un sistema terrible, asocial, en muchas cosas inmoral. Mah¨ªa no solo se enfrenta a esa disyuntiva: la resuelve. Al menos para el que entienda que la respuesta no es, en realidad, nada m¨¢s que otro buen mont¨®n de preguntas.
Pueblos, barrios, desiertos, playgrounds...
Con ese storytelling tan a la americana que hunde sus ra¨ªces en cl¨¢sicos de la literatura deportiva estadounidense como ¡°The Last Shot¡±, el esencial libro de Darcy Frey que Mah¨ªa reconoce como una influencia gigantesca. Lo es: en la forma de narrar, de describir, de contar historias de derrota y miseria, el reverso de un sue?o americano que, en realidad, nunca existi¨®. Contra la nostalgia como un elixir del pensamiento reaccionario que quiere colar cualquier tiempo pasado como mejor. Contra la infame visi¨®n rom¨¢ntica de la pobreza, la segregaci¨®n de facto y el gueto. Contra el relato edulcorado de la-estrella-negra-surgida-de-la-droga-los-disparos-en-su-puerta-y-las-cucarachas-por-sus-paredes. Sobre todo contra quien usa a los que lo logran, las excepciones (el one in a million) como justificaci¨®n de un sistema cruel, atroz. Esta es una historia de historias que reivindican a las razas, las culturas migrantes, la mujer tratada sin paternalismo y el baloncesto como improbable hilo que cose una naci¨®n siempre tan empe?ada en disgregarse como en seguir unida cueste lo que cueste. Los dolores de un pa¨ªs tan dif¨ªcil de explicar si solo miras las postales.
Mah¨ªa tambi¨¦n cita referentes de aqu¨ª (Enric Gonz¨¢lez, Ander Izaguirre¡) en una charla con AS en la que explica que sus viajes anteriores, sus a?os lejos de casa, imprimieron tambi¨¦n en ¨¦l ese deseo de contar vidas en tr¨¢nsito, el dif¨ªcil trance de los que tienen que dejar lo suyo y a los suyos, las culturas que acaban no siendo de ninguna parte. Los que pierden, que no dejan de aparecer por un libro lleno de m¨²sica, de literatura, de grandes ciudades y parajes remotos, de downtowns depauperados y barrios residenciales de cart¨®n piedra. Naturaleza salvaje y pueblos fantasmales para los que la oportunidad pas¨® de largo¡ o ni eso. Negros, latinos, indios navajos, mexicanos ilegales, tambi¨¦n blancos republicanos de ley y orden¡ blues, jazz, soul, rock, americana. Todo circula por este viaje en el que cabe, sin que nada parezca forzado, todo el baloncesto de Am¨¦rica, de Este a Oeste y de ayer a hoy: de Rucker Park y el mito de las canchas callejeras a los grandes pabellones NBA, de institutos improbables en rincones apartados de la mano de todos los dioses a partidos que todos hemos visto y seguimos jugando en nuestra memoria. Todo eso, en formato de diario de viaje, es ¡°Coast to Coast¡±.
Personal pero no personalista, con el foco en los dem¨¢s y el objetivo de su c¨¢mara (su pluma) apuntado hacia el mundo y no hacia s¨ª mismo, como tiene que ser pero en alg¨²n punto dej¨® de ser, Mah¨ªa se encuentra con Lusia Harris, la ¨²nica mujer drafteada de verdad por la NBA. Descubre a un entrenador de juventud de Larry Bird que guarda a salvo de robos el anillo que le regal¨® el mejor jugador blanco de la historia. Camareras de bares marchitos en los Apalaches que encuentran en Giannis Antetokounmpo a un h¨¦roe tard¨ªo e imprevisto, ritmos de Puerto Rico y la Rep¨²blica Dominicana, corazones endurecidos en Memphis o la maltratada Flint; Las dos Am¨¦ricas en colisi¨®n en Charlottesville, un imposible puzle social en la complicada Virginia... As¨ª hasta la desembocadura en San Francisco, justo cuando los Warriors acaban de dar el salto, de la Oakland contracultural al Disneyland hipercapitalista de un downtown inundado por la lluvia de millones de Silicon Valley. All¨ª, abrochado por la luz dorada de la Bah¨ªa, acab¨® un viaje que resisti¨® a duras penas un monovolumen destartalado. Ah¨ª se qued¨® Fernando Mah¨ªa componiendo este collage, su lienzo, y trabajando en un hotel para recuperar los 10.000 d¨®lares que le hab¨ªan llevado all¨ª. Hasta la pandemia, y el regreso a Espa?a. Pero esa otra historia. Por ahora, mejor hablar solo de esas que acaban siendo las importantes de verdad, las que contiene ¡°Coast To Coast¡±. Que tal vez no sea en realidad un libro de baloncesto pero que es, desde luego, un excelente libro de baloncesto.