Bridges, de arma secreta a munici¨®n nuclear

Pocas veces un partido de 2 puntos, un 1/4 en tiros sin pasar por la l¨ªnea de personal ni jugarse un triple y 3 asistencias por 2 p¨¦rdidas ha tenido tanto impacto, ha sido tan relevante en la pista y a nivel medi¨¢tico: un jugador excelente que est¨¢ firmando una temporada estruendosamente buena se coron¨® ante el mundo, en uno de esos partidos que todos ven: contra los Warriors, en uno de los grandes duelos de regular season de esta era si se atienden a c¨®mo llegaban los dos equipos, lanzados: la fuerza imparable contra el objeto inamovible. Los Suns, el objetivo inamovible, asfixiaron a los Warriors y ganaron incluso sin Devin Booker en la segunda parte. No necesitaban una demostraci¨®n as¨ª de fuerza, pero por si acaso. Mikal Bridges, el jugador en cuesti¨®n, tampoco necesitaba un escaparate semejante. Pero por si acaso.

Un +21 en pista y 4 robos coinciden m¨¢s que los n¨²meros anteriores con lo que ense?aba al ojo el partido de Mikal, esencial para que los Warriors sumaran 22 p¨¦rdidas, solo anotaran un tiro libre en los ¨²ltimos 5:19 y vieran como Stephen Curry firmaba una de las peores estad¨ªsticas de tiro de su vida. La peor, en regular season y playoffs, con al menos 20 tiros lanzados. 4/21, 3/14 en triples, 12 puntos y 2 asistencias. Peor: Curry, que acostumbra a agotar a los rivales con su movimiento sin bal¨®n y sus escaramuzas cortando la zona para encontrar situaciones de tiro, acab¨® exhausto, tomando aire como pod¨ªa. No era capaz de despegar a Mikal Bridges, una sombra el¨¢stica de brazos inacabables que le hab¨ªa amargado la noche, a la que no hab¨ªa podido dar esquinazo, doblegar ni por talento infinito (a base de bombas lejanas) ni por motor. Bridges gan¨® la batalla individual, gan¨® el marat¨®n entre bloqueos y sus victorias en esas batallas le dieron buena parte de la guerra a su equipo. Bridges defendi¨® directamente a Curry durante 7 minutos y 21 segundos de tiempo real. En ellos, Curry no anot¨® y fall¨® los tres lanzamientos que intent¨®.

Bridges es una de las razones obvias por las que los Suns llevan 17 victorias seguidas, las mismas que sumaron en la temporada 2006-07 en la mejor racha de su historia hasta ahora. Est¨¢n a tres de ser el s¨¦ptimo equipo que llega a 20 en los 75 a?os que ha cumplido la NBA. El tope son las 33 de los Lakers 1971-72. Los m¨¢s recientes con al menos 20 son los Warriors (28 a caballo entre la temporada 2014-15 y la 2015-16), los Heat (27 en la 2012-13) y los Rockets (22 en la 2007-08). Esto es cosa seria, pero es que los Suns son cosa seria: despu¨¦s de diez a?os sin playoffs, un hazmerreir, han escalado desde su 8-0 en la burbuja a las Finales 2021 en las que se pusieron 2-0 (a dos pasos del t¨ªtulo que se esfum¨®) y de ah¨ª a este 18-3 que incluye, cuidado, un 12-1 contra equipo con al menos un 50% de victorias.

Como parte esencial de ese n¨²cleo duro, Mikal Bridges no necesitaba hacer un partido as¨ª. Pero como Am¨¦rica mira a veces de reojo a equipos como los Suns, esta actuaci¨®n como secante de Stephen Curry, nada menos, eleva su perfil y asienta una candidatura para el All Star que ya hab¨ªan inaugurado, antes de este partido, periodistas como Bobby Marks. En un a?o en el que la defensa ha vuelto a los titulares, en el que se anota menos y se disfruta m¨¢s del f¨ªsico y el aplique de los defensores, Bridges tiene que ser uno de los personajes trascendentales de este primer cuarto de curso. Primero se convirti¨® en el perfecto 3+D (defensa y tiros liberados). De ah¨ª ha crecido hasta ser mucho m¨¢s que eso, una fuerza disruptiva con una influencia enorme en los partidos, una tenaza que destruye a los generadores rivales y que combina f¨ªsico, concentraci¨®n y t¨¦cnica defensiva. Implacable en el uno contra uno, en versi¨®n POA (point of attack), impecable por fundamentos, en los movimientos, cambios y ayudas. Un defensor total y un aspirante al premio de Defensor del A?o. Con galones.

Esta temporada promedia 12,9 puntos, 4 rebotes, 1,4 robos y un fundamental 39% en triples (42,5% la pasada). Tiene 25 a?os y forma parte del draft 2018, en el que fue elegido con el n¨²mero 10 y acab¨® en Phoenix Suns al lado del n¨²mero 1, un DeAndre Ayton que tambi¨¦n est¨¢ rompiendo definitivamente en estrella (nada de lo que sucedi¨® la temporada pasada era casual). Pero si bien los Suns se han liado con Ayton y han taca?eado con su extensi¨®n rookie, que sigue sin firma (algo muy extra?o con un n¨²mero 1 que viene de jugar unas Finales), con Bridges alcanzaron un acuerdo que ahora parece excelente para la franquicia: cuatro a?os y 90 millones de d¨®lares. Esa extensi¨®n empieza la pr¨®xima temporada en 20,1 millones y acaba en el verano de 2026 tras cobrar 24,9 en la ¨²ltima. En la progresi¨®n actual del alero, una situaci¨®n contractual de un valor excepcional para los Suns.

Del mismo modo que los Warriors ascendieron con Stephen Curry y Klay Thompson como estrellas pero con un draft instrumental como el de 2012 en el que se llevaron a Harrison Barnes y Draymond Green, los Suns tienen a Devin Booker y Chris Paul pero en 2018 amarraron a Ayton y Bridges. Un acierto tan rotundo que pocos les echan en cara que no apostaran por Luka Doncic (que pregunten en Sacramento¡­) y andamios para la reconstrucci¨®n definitiva de un equipo con molde para competir por el anillo durante a?os. La llegada de Ayton coincidi¨® con el primer 1 en la historia de los Suns y con la presencia gigantesca del p¨ªvot all¨ª mismo, en la Universidad de Arizona. Era una estrella local, un vestigio de los viejos picks territoriales, y un interior de posibilidades enormes. Incluso con Doncic por all¨ª, una elecci¨®n comprensible. La apuesta por Mikal fue m¨¢s laboriosa, m¨¢s pensada y perfectamente ejecutada: elegido en el 10 por Philadelphia 76ers y traspasado a los Suns. Era un pick que ven¨ªa de los Lakers, que lo mandaron en 2012 a los Suns por Steve Nash. En 2015 esos derechos viajaron a Philadelphia en una gran operaci¨®n a tres bandas (la de Brandon Knight, Michael Carter-Williams¡­) y finalmente el alero acab¨® en Phoenix. Cosas de las noches de draft.

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Y cosas que iluminan a unos y machacan a otros. Los Sixers, que tanto presumieron de Proceso y tanto lustre sacaron a su colecci¨®n de picks y derechos sobre jugadores, no supieron romper despu¨¦s ese t¨²nel que, por muy fino que sea a veces, separa el presente del futuro, lo inmaterial de lo real. Se liaron buscando el formato en el que dar el salto definitivo y siguen sin pisar una final del Conferencia, con un payroll ahogante y en pleno culebr¨®n Ben Simmons. Los Sixers, en 2018, enviaron a Mikal Bridges a Phoenix con alegr¨ªa a cambio de Zhaire Smith, el pick 16 que ya no est¨¢ en la NBA, y una primera ronda (que los Heat deb¨ªan a los Suns) que acab¨® siendo Tre Mann, que hace lo que puede en los Thunder.

Bridges es de Philadelphia, fue all¨ª una estrella de instituto y se convirti¨® all¨ª en una estrella de College con Villanova, donde fue dos veces campe¨®n en el equipo de hierro de Jay Wrigth (la segunda con Jalen Brunson, Donte DiVincenzo¡­). Era, como Ayton, una estrella local, una opci¨®n obvia y un jugador que los Sixers ten¨ªan en las puertas de su casa. Y cuya madre, para colmo, trabajaba en las oficinas de recursos humanos de la franquicia. Todo cuadraba, la elecci¨®n se hizo, internet se llen¨® de historias sobre Mikal, su madre y el destino en Pennsylvania¡­ y los Sixers lo enviaron a Phoenix Suns. Buscando un futuro que sigue sin llegar. Y facilitando el presente de unos Suns que son algo muy parecido al mejor equipo, ahora mismo, del mundo. En gran parte, gracias a Mikal Bridges. Elite defensiva de la NBA, un guerrero de equipo grande y un jugador definitivamente diferencial.