NBA | BUCKS 105 - SUNS 98 (4-2)
La redenci車n de Budenholzer
La opini車n p迆bica sentenci車 a Giannis, acompa?ado de un entrenador maldito. Budenholzer, cerca del despido hace un a?o, se redime con un anillo hist車rico.
La NBA siempre anda por l赤neas muy finas, al igual que la opini車n p迆blica que la acompa?a. La oportunidad y el oportunismo muchas veces confluyen, y es extremadamente sencillo observar c車mo alguien pasa de ser denostado a querido en cuesti車n de intervalos de tiempo variables, pero f芍cilmente identificables. Nadie tiene nada asegurado en una competici車n que se mueve por discursos y narrativas, que coloca y quita reyes seg迆n convenga y que vive del debate constante entre los tiempos presentes y los pasados, las estrellas de hoy y las de ayer. Entre la histeria y la historia. Ser o no ser el mejor, en ocasiones, depende de algo m芍s que de uno mismo, y es el p迆blico soberano el que consigue, como colectivo, alimentar una leyenda o potenciar una maldici車n hasta niveles extremos. Convertir a un jugador en un h谷roe, o llevarlo a ese lado oscuro en el que siempre va a ser visto como el eterno villano. Lo sea o no.
Mike Budenholzer siempre ha estado sometido al escrutinio de la consabida opini車n p迆blica, ese lugar en el que se libran las batallas que deciden las guerras. Constantemente adjetivado, siempre ha sido un hombre al que se le han atribuido una ingente cantidad de defectos, como si fuera un entrenador maldito con un techo muy bajo. El 迆nico plan del que hac赤a gala era una constante que al t谷cnico le pesaba mucho en playoffs, cuando hay que cambiar cosas durante series que pueden llegar a ser eternas, hacer ajustes inesperados y modificar t芍cticas y rotaciones. Budenholzer no era ese tipo de entrenador creativo y chocaba una y otra vez con sus propias limitaciones. Le pas車 en los Hawks, con los que firm車 en 2013 tras 17 a?os a la sombra de Gregg Popovich en los Spurs y antes del quinto anillo de la dinast赤a, en 2014. Y volvi車 a sufrir el sainete en Milwaukee, con Giannis a su vera pero, otra vez, superado en la fase final.
La trayectoria de Budenholzer siempre ha estado dirigida a los banquillos. Es cierto que jug車 durante cuatro a?os en los Sagehens del Pomona College, donde practic車 adem芍s el golf. Pero all赤 ya dio muestras de su privilegiado cerebro, gradu芍ndose en, nada menos, ciencias pol赤ticas, filosof赤a y econ車micas. Tras licenciarse puso rumbo al Vejle Basketball Klub dan谷s, donde disput車 una sola temporada promediando 27,5 puntos por partido... y fue el responsable de las categor赤as del club. Y en 1994, ya era coordinador de v赤deo de los Spurs, ascenciendo al puesto de asistente en 1996. S赤, el mismo a?o en el que Gregg Popovich despidi車 a Bob Hill y cambi車 los despachos por los banquillos para iniciar una de las mayores dinast赤as de la historia. Primero, con una temporada catastr車fica, lesiones de David Robinson mediante, y el n迆mero 1 del draft con el que lleg車 Tim Duncan. Despu谷s, con cinco anillos, seis Finales y 22 participaciones consecutivas en playoffs. 16 de ellas con Budenholzer en el banquillo.
Siempre en el alambre
Desde que sali車 del cobijo y la protecci車n de ese ser celestial de apellido Popovich, Budenholzer ha estado en el alambre. Consigui車 38 victorias en su primera temporada en Atlanta y una primera ronda de playoffs que supo a poco. Se le perdon車 por ser su debut, con apenas 44 a?os, y se le dio una nueva oportunidad que tradujo en 60 victorias y unas finales de Conferencia. Era el r谷cord de partidos ganados por la franquicia y tambi谷n la vez que m芍s lejos avanzaron a los playoffs desde que exist赤an las Divisiones y no las Conferencias. Pero el equipo, con Horford, Korver y compa?赤a, recibi車 un sweep ante los Cavaliers de LeBron con Budenholzer siendo incapaz de cambiar nada a medida que avanzaba una eliminatoria corta. Insist赤a con las mismas rotaciones, err車 en los emparejamientos con LeBron y se qued車 sin soluciones en los finales apretados. Eso s赤, las cifras de y el equipo revolucionario que divirti車 a la afici車n ese a?o jugaban a su favor.
Budenholzer sali車 de Atlanta tres a?os despu谷s, el 迆ltimo de ellos de 24 victorias y ya sin playoffs. Por aquel entonces, un manto de cr赤ticas se cern赤an sobre su persona, al igual que ese 迆nico plan que no era capaz de cambiar. Curiosamente, ha sido Popovich el 迆nico que ha hecho gala de una evoluci車n notoria (probablemente, su mayor virtud) y adaptarse a los nuevos tiempos y a serie de playoffs. Y, sin embargo, los que han pasado por su lado (Mike Brown, el propio Budenholzer...), han tenido cualidades propias heredadas del m赤tico entrenador de los Spurs (a grandes rasgos, una gran solidez en regular season), pero han sido presas de un inmovilismo que ha maniatado cualquier tipo de opci車n de hacerse con series clave, con errores concretos en momentos calientes y una toma de decisiones siempre id谷ntica, con un esquema de juego desgraciadamente unidireccional e inalterable.
Incluso en estos playoffs, Budenholzer se mov赤a en esa fina l赤nea que separa la continuidad del despido. Fueron muchas las voces que apostaron por su cese tras la eliminaci車n del a?o pasado ante los Heat, en la primera serie de playoffs en la que un quinto de Conferencia eliminaba a un primero desde 1995, cuando lo hicieron los Rockets del nunca subestimes el coraz車n de un campe車n. El a?o anterior, la derrota ante los Raptors en las finales del Este y con 2-0 arriba ya le se?al車. El 19 de abril de este a?o, el General Manager Jon Horst respald車 p迆blicamente a Budenholzer despu谷s de ceder en verano y apostar por su continuidad, para satisfacci車n de un Giannis que ten赤a que ser contentado para que firmara una ampliaci車n que finalmente ha firmado. Pero el 2 de mayo, The Athletic public車 una lista de entrenadores que ser赤an despedidos si los playoffs noeran fruct赤feros. Algunos como Terry Stotts ya lo han sido. Otros como Budenholzer estaban en la misma. Pero el entrenador, como un tit芍n, aguant車 las embestidas con una profesionalidad encomiable y no se puso nervioso con un 2-0 abajo ante los todopoderosos Nets. Tampoco con ese s谷ptimo taquic芍rdico en Brooklyn. Y prevaleci車.
Budenholzer, un buen entrenador de temporada regular sin aura, ha mejorado ostensiblemente en unas Finales en las que se ha visto, como en toda su carrera, en el alambre. Y ha impulsado a Giannis, un hombre convertido en superh谷roe por su obra y gracia (con el destroz車 n迆meros y estad赤sticas), al primer anillo de su carrera, que es tambi谷n el del t谷cnico como principal. Y, en esas finas l赤neas en las que siempre se mueve la NBA y la opini車n p迆blica, los aficionados se han encari?ado con un buen t赤o, un sufridor a semejanza de su equipo y una persona capaz de avanzar y de hacer los cambios justos en los momentos clave. Con el mejor Middleton, la defensa incuestionable de Holiday, la aportaci車n de la intendencia y el alma y el coraz車n de un Giannis todoterreno, que vale por y para todo. Budenholzer, otrora desmadejado, se libra de las cr赤ticas y se corona campe車n de la NBA. Y ahora, independientemente de lo que pase en el futuro, tiene un legado que nadie le va a quitar. Porque, ya se sabe, un campe車n lo es para siempre. No es para menos.