Trae Young: la sombra de Doncic y el inicio de una nueva era
Doncic acapar¨® todos los focos en su llegada a la NBA, pero Trae ha conseguido salir indemne de la comparaci¨®n, crear su propia narrativa... y acercarse al anillo.
Trae Young y Luka Doncic llegaron de la mano a la NBA. El base de los Hawks fue elegido en la quinta posici¨®n, y el jugador de los Mavericks dos antes, en la tercera. Se ha hablado mucho de ese draft, en la que aterriz¨® una camada que ha dado mucho que hablar en los ¨²ltimos a?os. Nadie entendi¨® la elecci¨®n de los Kings, inmersos en una crisis pantagru¨¦lica que podr¨ªa haber acabado si en lugar de a Marvin Bagley III hubieran seleccionado a Doncic. El esloveno fue traspasado despu¨¦s de su elecci¨®n, por los Hawks, camino de Dallas, en un viaje inverso al que realiz¨® Trae, seleccionado por los Mavs y enviado a Atlanta por un acuerdo previo entre ambos equipos. Dos hombres y un destino, una rivalidad a la que la NBA sac¨® todo el jugo antes de producirse, con un Rookie del A?o que cop¨® portadas y gener¨® debate, pero que acab¨® en manos del favorito, un Doncic que fue justo vencedor.
Desde entonces, las carreras de ambos jugadores han estado siempre en el punto de mira. Comparados hasta la extenuaci¨®n, cualquier cosa que hiciera uno era respondida por el otro, ya sea en forma de exhibiciones hist¨®ricas, r¨¦cords precoces o, simplemente, detalles en forma de highlights y grandes jugadas. Los dos son la cara de sus respectivos equipos, dos proyectos que empezaban desde abajo y buscaban su sitio en una NBA que no espera a nadie. Tampoco a ellos, tan j¨®venes como talentosos, con una capacidad de liderazgo inusitada para su edad y un futuro muy prometedor en una competici¨®n que quiere encontrar una nueva cara parecida a la que en su d¨ªa tuvieron Magic y Bird. La que hered¨® luego Jordan, pas¨® a manos de Kobe y Shaq primero y de la Mamba Negra despu¨¦s. Una batuta y un trono ocupado hoy por el incansable LeBron, que sigue coleccionando r¨¦cords.
Sin embargo, y a pesar de que hay un grupo grande que pisa muy fuerte (Embiid, Donovan Mitchell, Booker...) ni siquiera LeBron es eterno y en alg¨²n momento tendr¨¢ que ser sustituido en lo m¨¢s alto de la mejor Liga del mundo. Especialmente en cuanto a discurso y narrativa, esas dos cosas de las que la NBA vive de forma constante, con la opini¨®n p¨²blica, ese lugar en el que se ganan las batallas que deciden las guerras, como juez inmisericorde y gran basti¨®n, siempre inamovible. Y Doncic y Trae cuentan con el apoyo del p¨²blico y de los analistas, tienen una gran cantidad de seguidores y se han ganado el respeto de esa parte veterana, que les ha se?alado como sucesores y con la que ya se codean como si llevaran toda la vida haci¨¦ndolo.
Trae gana terreno
En lo que respecta a la eterna comparaci¨®n con Doncic, Trae Young ha ganado terreno este curso tras perderlo el anterior. En una temporada regular m¨¢s discreta a nivel individual, pero espectacular igualmente (25,3 puntos y 9,4 asistencias por los 29,6+9,3 del a?o pasado), los Hawks han pasado del averno a la luz. Tras un inicio complicado, la plantilla hizo gala del empoderamiento del jugador para que Lloyd Pierce abadonara el banquillo. Las filtraciones (un cl¨¢sico, m¨¢s que nunca en la ¨²ltima d¨¦cada) apuntaron a Trae y su deteriorada relaci¨®n con Pierce, hacedor de un proyecto que con ¨¦l no hab¨ªa visto playoffs. Su sustituto era el maldito Nate McMillan, al que r¨¢pidamente pusieron la etiqueta de interino para no dar lugar a dudas ni asegurar un puesto que no quer¨ªan dar por hecho para un entrenador que hab¨ªa ca¨ªdo en cuatro temporadas consecutivas en primera ronda (todas con los Pacers), las dos ¨²ltimas con 4-0. El devenir del a?o estaba siendo extra?o y algunos auguraron un final complicado y muchos cambios en verano. Pero las cosas empezaron a cambiar...
Al final, los Hawks pasaron de un r¨¦cord de 15-20 a uno final de 41,31, un sprint final tremendo que les asegur¨® los playoffs sin pasar por ese inc¨®modo play-in que le gusta mucho a Adam Silver y muy poco a los jugadores. Quedaron quintos de la Conferencia Este, y con unos buenos n¨²meros: und¨¦cimos de la NBA en anotaci¨®n, quintos en rebotes, octavos en rating ofensivo, con Capela consolidado (15,2+14,3, m¨¢ximo reboteador de la NBA) y la plantilla en sinton¨ªa. La salida de Rajon Rondo, que no cuadr¨® en ning¨²n momento, y la llegada de Lou Williams y su pausado y amable comportamiento han mejorado la qu¨ªmica y potenciado la sincron¨ªa grupal. Gallinari ha mejorado, Bogdan Bogdanovic ha justificado su plant¨®n a los Bucks a inicios de curso, Heurter y Hunter enamoran al p¨²blico, John Collins hace de todo y Cam Reddish estaba siendo el pilar defensivo hasta su lesi¨®n y ha regresado en la serie ante los Bucks, aunque de forma intermitente, con equipo que ten¨ªa una rotaci¨®n ya establecida. Es decir, todo son sonrisas en Atlanta, a pesar de la derrota final.
La lucha contra Doncic... y contra la historia
?Y Trae? Todo ha sido bajo su batuta. Su madurez crece, su liderazgo es incuestionable y nadie duda de un talento que demuestra cada noche. Se perdi¨® el All Star por el r¨¦cord de su equipo, pero ha explotado en su debut en la fase final, que ha parecido de todo menos el estreno de un hombre de apenas 22 a?os. En primera ronda ante los Knicks, se fue a m¨¢s de 29 puntos y casi 10 asistencias. En semifinales, 29+11 ante los Sixers, con siete partidos a los que respondi¨® perfectamente, imponi¨¦ndose los Hawks en el s¨¦ptimo de forma tan inopinada como merecida y dejando un proyecto en jaque. Uno que se inici¨®, por cierto, con ese Proceso hoy confirmado como un fracaso y que no ha pisado las finales del Este en todo el trayecto. Los Hawks, por cierto, han llegado a las mismas por primera vez desde 2015, cuando lo hicieron con Mike Budenholzer... al que Trae ha tenido en el banquillo de enfrente en las Finales del Este y al que hizo testigo de una exhibici¨®n hist¨®rica en el partido inaugural de la serie: 48+11, con victoria. Son las dos ¨²nicas veces que el equipo ha llegado a esa ronda en los ¨²ltimos 50 a?os, cuando eran Divisiones y no Conferencias. Ni siquiera con el m¨ªtico Lenny Wilkens alcanzaron dicha ronda en los 90. Para el ¨²nico t¨ªtulo de la franquicia hay que irse a Sant Louis: 1958, en la prehistoria de la Liga.
Y en cuanto a Doncic, se ha quedado por segundo a?o consecutivo en primera ronda, esta vez con 3-2 arriba y un sexto encuentro en Dallas. Mientras, su gran rival llega a las Finales de Conferencia en su debut en playoffs y supera sus dos primeras eliminatorias, una cosa que el esloveno todav¨ªa no ha experimentado. Y con 9 partidos por encima de los 30 puntos, la tercera cifra m¨¢s alta para un debutante, empatado con LeBron y por detr¨¢s de Rick Barry y Jabbar, cuando se llamaba Lew Alcindor. Y, en los Hawks, la buena gesti¨®n de McMillan han sofocado la revuelta popular que amenazaba la estructura de la franquicia, all¨¢ por el mes de enero. En Dallas, la guerra civil es ya un hecho, Carlisle ha salido, Kidd ha llegado y nadie sabe qu¨¦ ocurre con Mark Cuban, que siempre ha apostado por los proyectos a largo plazo (v¨¦ase, Dirk Nowitzki), pero no es capaz de tranquilizar las cosas. Y esto, ya se sabe c¨®mo funciona: o hay resultados, o Doncic fuerza una salida que, de momento, no se plantea... pero cuya posibilidad, igual que con Zion y los Pelicans, planea sobre afici¨®n y directivos. Doncic y Trae. Trae y Doncic. Dos hombres y un destino. Los dos jugadores que van a liderar una nueva era en la NBA. De momento, el base de los Hawks gana terreno. El resto, ya se sabe: la NBA no espera a nadie. Y a ellos tampoco.