Ricky Rubio, el mentor: de Zach LaVine a Anthony Edwards
A lo largo de su trayectoria, el base ha tenido un gran impacto en varios j¨®venes talentos: Devin Booker, Donovan Mitchell... Ahora, brillan como nunca.
Phoenix Suns est¨¢ en las Finales de la Conferencia Oeste. Si se tiene en cuenta la ¨²ltima d¨¦cada de la franquicia, es una noticia may¨²scula, hasta dif¨ªcil de creer; si se analiza el pasado m¨¢s reciente, la sorpresa se puede rebajar un poco. No excesivamente, claro, pues son unas Finales; pero s¨ª se entiende mejor todo lo que est¨¢ sucediendo. El equipo dirigido por Monty Williams, entrenador del a?o en la NBA, se march¨® de la burbuja de Orlando sin disputar los playoffs, pero tambi¨¦n sin perder ning¨²n partido. Fue un aviso que les salva de cualquier traici¨®n en el presente curso: se estaba gestando algo y, esta temporada, simplemente, ha explotado. Seguramente, esa fue una de las razones que llev¨® a Ricky Rubio a sentirse extremadamente molesto con su traspaso a Oklahoma City Thunder, un equipo en un momento totalmente distinto: si en Arizona se est¨¢?alcanzando el punto de m¨¢xima maduraci¨®n, en Oklahoma a¨²n no se ha plantado la semilla. Finalmente, y en un periodo en el que cambi¨® dos veces de equipo en tres d¨ªas, su destino estuvo en el origen: en Minnesota. Deportivamente, no era id¨ªlico; pero, al menos, ten¨ªa su historia.
Ricky volv¨ªa donde todo hab¨ªa empezado, a la franquicia que, con 19 a?os, le hab¨ªa elegido en el Draft de 2009, en quinta posici¨®n. Ahora, con 30, poco tiene que ver con aquel chico que, ya con 21, pisaba la NBA por primera vez. Ryan Saunders, entrenador suyo tanto en la primera etapa en los Timberwolves como en la segunda, describ¨ªa para AS su evoluci¨®n: "Siempre he sido un fan de Ricky Rubio, tanto por lo que puede hacer con el bal¨®n en las manos como por todo lo que les da a sus compa?eros de equipo o a la comunidad, con gran capacidad de liderazgo. Definitivamente, tiene el perfil para terminar siendo entrenador", explicaba con muecas de admiraci¨®n en su cara. El base lleg¨® siendo uno de esos jugadores que no necesitan genios para hacer realidad los deseos de los espectadores y, manteniendo esa magia, se ha convertido en un veterano avanzado, de edad temprana, pero con el bagaje de una carrera iniciada desde la precocidad.
El de El Masnou a¨²n no es entrenador, pero tampoco es simplemente un jugador. No es ning¨²n secreto. Desde su primer periodo en los Wolves, siempre ha tenido a promesas bajo su tutela: ha sido un mentor. Echando la vista atr¨¢s, es dif¨ªcil encontrar baloncestistas que, en activo, hayan influido tanto en la carrera de varios talentos j¨®venes. Lo hizo con Zach LaVine en Minnesota y, ahora, sigue haci¨¦ndolo en la franquicia de los lobos, pero con Anthony Edwards. Por el camino, Donovan Mitchell y Devin Booker, dos jugadores que ya miran a los ojos a las superestrellas y que, en estos playoffs, han destacado como pocos. El segundo, el sol que m¨¢s brilla, junto a Chris Paul, en Phoenix. El escolta parece no tener techo. En su primera fase final, est¨¢ en esos promedios que dejan legado: anota mucho, anota bien y, adem¨¢s, tiene tiempo de liderar y tomar buenas decisiones. Esta temporada, adem¨¢s de para todo ello, tambi¨¦n lo tuvo para Ricky Rubio, con quien se mostr¨® eternamente agradecido por todo lo que le aport¨® durante el a?o que compartieron en Phoenix. "?M¨¢s f¨¢cil a veces? M¨¢s f¨¢cil en todo momento", respond¨ªa a si, durante el curso pasado, le facilit¨® la vida como anotador. "Nunca olvidar¨¦ lo que ha hecho por mi carrera", concluy¨®.
No es el ¨²nico que se ha acordado del jugador catal¨¢n a lo largo de la presente campa?a. LaVine, en un tono muy similar, tambi¨¦n lo hizo: "Ricky fue genial para m¨ª. Un base armador que pasa primero, es alguien tan desinteresado que busca hacer jugadas para los dem¨¢s.?Sab¨ªa que con ¨¦l, si corr¨ªa por la cancha y usaba mi velocidad, la pelota me encontrar¨ªa. Ricky siempre va a ser mi chico", asegur¨®. Con ¨¦l, comparti¨® tres temporadas, en las que pas¨® de promediar 10,1 puntos por partido a 18,9, una progresi¨®n que tambi¨¦n ha encontrado su tope en el presente curso: 27,4. Por aquel entonces, ya estaba por ah¨ª un tal Karl-Anthony Towns, que se sent¨® a escuchar en m¨¢s de una ocasi¨®n, o un novel Andrew Wiggins, con un paso el frente en los estoicos Warriors del presente a?o, aunque se quedaran sin premio.
Barreras rotas y que, a su vez, se ampl¨ªan. Los Suns se han colado entre la aristocracia de la competici¨®n, han ninguneando al status quo y est¨¢n a muy pocos pasos (en comparaci¨®n con todos los que hay que dar) de la gloria; pero los Jazz tambi¨¦n optaron a ello. Sucumbieron, con cierto runr¨²n, antes de poder encontrarse con los primeros; pero, de nuevo, sobresali¨® Donovan Mitchell, otro de los talentos con ascenso al lado de Ricky. Este a?o, sin ir m¨¢s lejos, el jugador espa?ol sal¨ªa al paso cuando Shaquille O'Neal pon¨ªa en duda la capacidad de Micthell para liderar a un equipo hacia lo m¨¢s alto. En su vuelo libre, siguen bajo la protecci¨®n del maestro. Y, ahora, Anthony Edwards se encuentra desplegando las alas. "Es el mejor l¨ªder que he tenido en toda mi vida", lleg¨® a asegurar el rookie. Uno m¨¢s y, como siempre, no uno cualquiera.