NBA | SIXERS 129 - WIZARDS 112 (4-1)
Los Sixers responden sin Embiid: emerge Curry y a semifinales
Philadelphia se impone a Washington en el quinto partido y cierra la serie sin su principal estrella. Seth, 30 puntos y triple-doble de Simmons.
Antes del partido, Philadelphia recib¨ªa la peor noticia posible en el peor momento posible. Una combinaci¨®n cruel, que nadie desea ni para el peor de sus enemigos, pero que esta temporada se est¨¢ convirtiendo en rutina. Joel Embiid, tras ser evaluado, confirmaba unas previsiones que a¨²n no son exactas, pero que no invitan al optimismo. Desgarro en el menisco y evaluaci¨®n diaria, con la esperanza de poder contar con ¨¦l lo antes posible. Tras el encuentro, Doc Rivers se mostraba confiado en recuperarle para antes de finalizar los playoffs. Un rango de espera muy amplio. En el largo plazo, preocupaciones evidentes. En el corto, tambi¨¦n: posibilidad de cerrar la serie en cinco partidos, en casa y sin tentar a la suerte. Misi¨®n cumplida (129-112). Defensa y equipo a la altura de las circunstancias. Capacidad de sostener una primera mitad asfixiante y explosi¨®n definitiva en la segunda. Actuaci¨®n a la altura demandada y semifinales del Este en la mano. Atlanta Hawks, pr¨®ximo rival.
Se ven¨ªa del hack a Ben Simmons y de conceder una victoria que constaba en pocas previsiones. Se necesitaban nuevos l¨ªderes y emergieron. El propio Simmons, como se esperaba, fue uno de ellos. Tercer triple-doble para el base en playoffs, con 19 puntos, 10 rebotes, 11 asistencias y 5 de 8 viajes a la l¨ªnea solventados con ¨¦xito. Tambi¨¦n Tobias Harris (28+9+6), que mantiene su mejor versi¨®n, m¨¢s oportuno que nunca, y Seth Curry, llevando la ilusi¨®n de la fase final a casa en ausencia del hermano mayor. M¨¢xima anotaci¨®n de su carrera en postemporada, con 30 puntos y 3 de 6 en triples. Protagonismo tambi¨¦n para Dwight Howard, con menos minutos de los esperados ante la ausencia del p¨ªvot camerun¨¦s, pero muy productivo. Puntos (12), rebotes (8) y, sobre todo, intimidaci¨®n (3 tapones) en los momentos claves, en el inicio de una segunda parte que signific¨® el principio del fin para los visitantes.
Las lesiones, las malditas lesiones, que han sido una constante durante toda la temporada, tambi¨¦n lo han sido en esta serie. A modo de cruel microcosmos, a modo de restar espect¨¢culo a una lucha que, aunque se preve¨ªa desigual, promet¨ªa mucho. La velocidad, la arrogancia, la locura de Washington frente al remodelado sistema de Philadelphia, que sigue funcionando desde sus engranajes interiores, pero que ha a?adido un juego perimetral que se ped¨ªa a gritos (y que hoy, Curry, se ha encargado de demostrar por qu¨¦). Tanto lo uno como lo otro se ha visto afectado de alguna forma. Los Wizards, tras su ag¨®nica temporada, llegaban, play-in mediante, con su principal faro ofensivo tocado. El segundo m¨¢ximo anotador de la competici¨®n, un Bradley Beal que, durante buena parte del curso, hasta el esprint final, parec¨ªa un coche de alta gama en el peor de los p¨¢rquines. Se despide de la temporada con una actuaci¨®n a la altura (32+7+5) y con una puntuaci¨®n por encima de los 30 puntos que ha convertido en el pan de cada d¨ªa.?
Oportunidad hist¨®rica a la espera del l¨ªder
Misma situaci¨®n para Russell Westbrook, el heredero de Oscar Robertson en el trono del triple-doble, el MVP que se ha reivindicado por en¨¦sima vez, aunque suene a ox¨ªmoron. Esguince de tobillo en una situaci¨®n inoportuna, molestias durante toda la serie. Con dolor como pena y orgullo como receta, ha aguantado hasta el final, viendo como otros compa?eros, un Davis Bertans tambi¨¦n desafortunado en el rendimiento, se quedaban por el camino: de cuatro a seis semanas fuera por una distenci¨®n en el gemelo derecho. Pese a ello, Russell, de nuevo, al borde de su rutina. 24+8+10 acompa?ado de un gran Rui Hachimura (21+6+2), una de las mejores noticias para los Wizards esta temporada; pero insuficiente para parar a los de Pensilvania en el momento cr¨ªtico. Si se arrancaba la segunda mitad con el reflejo de la primera, con un 65-66, el tercer cuarto terminaba con un serio aviso, 103-94, y el inicio del ¨²ltimo con la sentencia, hasta la diferencia final de 17 puntos. Suficiente para dejar a los Westbrook y Beal desolados, con caras de circunstancias en el banquillo y sin disputar los minutos finales. El segundo, para m¨¢s inri, sin asegurar su continuidad a largo plazo en la franquicia y declarando que confiaba en llegar a un s¨¦ptimo partido.
En el lado contrario, Embiid, Joel Embiid, candidato al MVP y, seguramente, favorito de no haber ca¨ªdo lesionado en un momento de plenitud extrema. Como ahora, justamente despu¨¦s de aplastar al rival, a su p¨²blico (manos a las orejas y dedo en los labios) y, aparentemente, a la eliminatoria. Lesi¨®n en la rodilla derecha, tras solamente once minutos de partido, y Philadelphia entera a temblar. La NBA, en general, a temblar. A nadie le gusta perderse a un jugador as¨ª. 36 puntos y 8 rebotes que, obviamente, se iban a echar en falta y que se necesitaron para evitar esa derrota que llevaba hasta el d¨ªa de hoy. Y, durante muchos momentos, parec¨ªa que la historia pod¨ªa repetirse. Parec¨ªa que, de nuevo, el d¨ªa iba a ir de echar de menos. Hasta pocos minutos antes de descanso, como se anticipaba, control en el marcador de los Wizards, que gestionaban con acierto una ventaja que rondaba los cinco puntos. Con maestr¨ªa, adem¨¢s. Con su acelerado ritmo y acierto desde un tiro de media distancia que se echa de menos. Nada de tr¨¢mite y nada de pensar en la derrota. El tir¨®n al inicio del segundo cuarto se volv¨ªa insalvable y, con el paso de los minutos, y el aumento de la ventaja, la cabeza volv¨ªa a Embiid. Los Allen Iverson, Dikembe Mutombo... Esos maravillosos 2000. Ese recordado 2001. Las ¨²ltimas Finales, sensaciones a?oradas y que parecen cercanas. Suficientemente como para que Embiid las pudiera alcanzar.?