Ni rastro de los Celtics: derrota, culpables y playoffs en peligro
Nadie sabe qu¨¦ pasa en Boston. Los verdes vuelven a perder, van octavos del Este y no levantan cabeza. Muchos culpables, poca paciencia y dif¨ªciles soluciones.


Algunos se acuerdan m¨¢s que otros de los pasados playoffs. Los Celtics se quedaron a dos victorias de sus primeras Finales desde 2010 y, tras una derrota en las finales de la Conferencia Este ante los Heat, los ¨¢nimos se caldearon. El 2-0 inicial se hab¨ªa convertido en 3-1 y la eliminatoria estaba muy cuesta arriba. Los Heat, magistralmente entrenados por Erik Spoelstra, se hab¨ªan aprovechado de la ausencia de ventaja de campo de la burbuja de Florida para arrancar a los verdes dos partidos que podr¨ªan haber sido otra historia (de los condicionantes no se vive, ojo), en el Garden y ante una afici¨®n, la de la ciudad de Boston, que entiende el baloncesto. Pero las finales del Este, ese techo que el proyecto de Brad Stevens (ahora hablaremos de ¨¦l) no ha conseguido superar, estaban muy complicadas. Tras una de las derrotas, Marcus Smart, ese hombre idolatrado de forma casi irracional por los seguidores de los Celtics y el l¨ªder del vestuario, carg¨® contra un Gordon Hayward que hab¨ªa dejado a su hijo reci¨¦n nacido y a su mujer para ir a Orlando, renqueante del tobillo y en v¨ªas de recuperaci¨®n.
Fue el principio del fin. Hayward, ojito derecho de Stevens, trunc¨® su llegada a los Celtics el d¨ªa de su debut, en 2017, con una lesi¨®n que estremeci¨® al mundo del deporte en su totalidad. Los gritos de Smart hirieron el templado car¨¢cter del alero, que estall¨® hasta hacer p¨²blica la bronca, que se filtr¨® a la prensa. Los Celtics ganaron el siguiente partido, pero perdieron la eliminatoria. Hoy, a 7 de abril de 2021, Hayward est¨¢ en los Hornets, que van quintos del Este con un r¨¦cord de 25-24. Y los Celtics, que se enfrentan a su mayor crisis desde que Brad Stevens lleg¨® al banquillo, van a la deriva, octavos (25-26), en una crisis estructural y deportiva de la que no se salva nadie, con cr¨ªticas cada vez m¨¢s p¨²blicas a un entrenador que parec¨ªa intocable y sin que nadie vislumbre una sola oportunidad de solucionar un desastre cada vez m¨¢s n¨ªtido. Ante los Sixers, ese rival al que han dominado en un pasado muy reciente con pu?o de hierro y que inici¨® su particular proyecto casi al mismo tiempo que los verdes, han ca¨ªdo sin paliativos, agravando la situaci¨®n. Y solo el flojo nivel de sus m¨¢s inmediatos perseguidores (Pacers, Bulls, Raptors...) parece que va a salvarles. Aunque lo de evitar el play-in parezca ahora mismo un sue?o.
Joel Embiid, ya recuperado de su lesi¨®n. se veng¨® de tantas y tantas noches de sufrimiento ante los Celtics con 35 puntos y 6 rebotes, merced a ser imparable en la zona y acudir a la l¨ªnea de personal hasta en 20 ocasiones, con 16 aciertos. Estuvo acompa?ado de Danny Green (17 puntos, con 5 de 6 en triples), Tobias Harris (10), Ben Simmons (12), Furkan Korkmaz (otros 10) y buenos minutos desde el banquillo Dwight Howard (4+9), necesario para martillear la zona de unos Celtics que ah¨ª no tienen pr¨¢cticamente a nadie. En el equipo local (que parec¨ªa perdido en el Garden), Kemba Walker sum¨® 14 puntos, los mismos que Marcus Smart, Jaylen Brown se fue a 17 y Jayson Tatum a 20, pero con 7 de 17 en tiros de campo y 3 de 10 en triples. Los Celtics estuvieron en el partido hasta el segundo cuarto, cuando un parcial de 22-34 les dej¨® sin suerte. Antes de eso, hubo 10 cambios de liderato y 10 empates en el luminoso. Despu¨¦s, nada, m¨¢s all¨¢ de una superioridad visitante tan obvia como merecida.
En los Celtics, nadie sabe nada. Sobre todo, en lo referente a c¨®mo solucionar el desastre en el que est¨¢n metidos. La dureza de las palabras de Brad Stevens tras la derrota ante los Mavericks caus¨® sensaci¨®n y envalenton¨® al equipo, que ven¨ªa de dos victorias consecutivas antes de hundirse ante Philadelphia en un partido que ha acabado con un marcador maquillado, pero que no ha tenido demasiada historia. Danny Ainge ha dicho que Stevens es intocable, pero ya no lo parece de cara a los aficonados. A Ainge se le se?ala casi por unanimidad, merced a otro mercado invernal en el que los Celtics han copado rumores (entre los que estaba Marcus Smart, por cierto) pero no titulares. Y los jugadores andan despistados, alica¨ªdos, taciturnos y ante un futuro s¨®rdido. Ya nadie dice eso de "ya ver¨¢s cuando lleguen los playoffs". Ahora mismo, los Celtics son un equipo a la deriva que no hace honor ni a su proyecto ni a su historia y que ha pasado de ser candidato a inicios de temporada, a intentar salvarla con una clasificaci¨®n para los playoffs que, en el Este, es bastante barata. La crisis se acent¨²a y el momento se complica. Muchos culpables, pocas soluciones y un desastre constante. Eso son, ahora mismo, los Celtics. Qui¨¦n lo dir¨ªa.