El 'milagro Silas': los Rockets son mejores sin la sombra de Harden
Sorprendente estir¨®n de los texanos desde la salida del que era su jugador franquicia. Stephen Silas se eleva en un equipo en el que aparece una nueva estrella: Christian Wood.


El que quiera airear aquello de que el dinero no da la felicidad, ah¨ª tiene a los Rockets 2020-21 como ejemplo. Metaf¨®rico, al menos. Despu¨¦s de a?os en la elite con la mejor racha abierta en playoffs (ocho seguidos, todos los de la era James Harden), la franquicia afront¨® un cambio de ciclo que acab¨® siendo inevitable. Y lo hizo con el regusto amargo de lo que pudo haber sido y no fue, sobre todo en aquellos playoffs de 2018 en los que despu¨¦s de ser el mejor de la temporada, los Rockets tuvieron en la lona a los intocables Warriors (todav¨ªa con Kevin Durant). Con 3-2 a favor, lleg¨® la lesi¨®n de Chris Paul, los triples fallados, el tembleque¡ ya se sabe. El suelo desapareci¨® cuando quedaba solo un pasito para la l¨ªnea de meta. Ah¨ª, aunque dur¨® un par de a?o m¨¢s, hab¨ªa muerto en realidad ese equipo.
El eje despachos (Daryl Morey)-banquillo (Mike D¡¯Antoni)-pista (James Harden) salt¨® por los aires tras una poco decorosa derrota en los playoffs de la burbuja contra los Lakers. Una cultura que acab¨® siendo nociva, con Harden en el centro de la diana, y un equipo abandonado en sus liderazgos y fiado a un nuevo propietario, Tilman Fertitta, que se ha ganado ya fama de taca?o. Todos salieron, el ¨²ltimo un Harden que tuvo que afear su historia en Houston, la ciudad que lo convirti¨® en MVP de la NBA porque, al fin y al cabo, el fin justifica los medios. Despu¨¦s de no estar a gusto ni con Dwight Howard ni con Chris Paul ni con Russell Westbrook, todos se?alaban a todos y La Barba aparec¨ªa en el centro de todos los mensajes cruzados, trasmutado en la famosa cultura. Westbrook, despu¨¦s de solo un a?o, tambi¨¦n pidi¨® marcharse. La sensaci¨®n en los Rockest acab¨® siendo de, b¨¢sicamente, el ¨²ltimo en salir que apague la luz.
Stone y Silas construyen en la tempestad
?Qu¨¦ qued¨®? Un general manager nuevo como Rafael Stone, formado al lado de Morey. Un entrenador nuevo como Stephen Silas, el hijo del gran Paul Silas y uno de esos asistentes de valoraci¨®n inmaculada que cambi¨® un asiento junto a Rick Carlisle (un extraordinario profesor) en los Mavericks por lo que acab¨® siendo una silla el¨¦ctrica en unos Rockets en los que ol¨ªa a podrido cuando ¨¦l estaba todav¨ªa colocando cosas en su nuevo despacho. Y un equipo que era un conglomerado extra?o de jugadores o muy veteranos y te¨®ricamente desmotivados en ese contexto (PJ Tucker, Eric Gordon), o j¨®venes para tanto jaleo (Christian Wood) o unidos por la desgracia de lesiones entre muy graves y devastadoras: John Wall, DeMarcus Cousins, Victor Oladipo, David Nwaba¡
Con Harden montando el circo para sacar el billete a Brooklyn (otra vez: el fin justifica los medios), el guion segu¨ªa la l¨ªnea prevista: 2-6 en los ocho partidos jugados, con la cabeza en otro sitio (y encantado de que se aireara a base de bien), por James Harden, la novena peor defensa de la Liga, un ataque por debajo de la media (17?) y el d¨¦cimo peor net rating. Autopista hacia la nada.
Desde entonces, los Rockets han remado hasta un 9-9 total, 6-3 sin Harden y cinco victorias seguidas. Tienen desde el traspaso (14 de enero) la tercera mejor defensa de la NBA, a d¨¦cimas porcentuales de las de Lakers y Clippers, y el octavo mejor net rating con un +4,4 que empuja lo que puede un ataque todav¨ªa discreto, pero cada vez m¨¢s efectivo. En sus cinco victorias seguidas los Rockets han ganado a tres de los equipos que van en su pelot¨®n, ese lote de equipos por definir su posici¨®n en el Oeste a la espalda de los grandes aspirantes de L.A.: Blazers, Mavericks y Pelicans.
La inesperada buena salud de los Rockets abarca todas las l¨ªneas del frente deportivo de la franquicia. Rafael Stone cape¨® el final de James Harden y se conform¨® con lo mejor que pudo obtener, un realismo pragm¨¢tico basado en hacer borr¨®n y cuenta nueva y no pudrir lo que ya hab¨ªa en el cesto. Su m¨¦rito tiene m¨¢s que ver con una ventana de mercado previa a la temporada en la que apost¨® por Jae¡¯Sean Tate por solo 1,4 millones de d¨®lares y Sterling Brown por 1,6. El primero es un rookie de 25 a?os que no fue drafteado en 2018 y ha pasado por B¨¦lgica y Australia. El segundo es un escolta tambi¨¦n de 25 a?os cuyo sitio en la NBA estaba en cuesti¨®n tras ser casi apartado de la rotaci¨®n en Milwaukee Bucks. Stone, y esto s¨ª es un triunfo sin discusi¨®n, firm¨® a Christian Wood por tres a?os y 41 millones, un robo por un interior de 25 a?os que est¨¢ emergiendo como gran estrella y que apunta al All Star y al bloque de trabajo del Team USA para los Juegos Ol¨ªmpicos. Mientras otros dudaban de c¨®mo se trasladar¨ªa una expansi¨®n de su rol a un equipo que no fueran los cochambrosos Pistons de la pasada temporada, Stone apost¨®. Y gan¨®, est¨¢ quedando claro.
Stone, adem¨¢s, sac¨® un par de primeras rondas por Robert Covington, un jugador que a base de ser considerado infravalorado ha acabado estando ligeramente sobrevalorado. Y ha ido recogiendo, para ver si suena alguna flauta, a jugadores como Dante Exum, constantemente machacado por las lesiones, y Kevin Porter Jr: 20 a?os, talento de estrella y una cabeza tan mala que cay¨® hasta el 30 del draft (2019) y los Cavaliers lo acabaron regalando, desesperados.
Silas est¨¢ saliendo absolutamente reforzado de su debut como head coach. Desde la pretemporada gestion¨® con elegancia las cornadas de James Harden, protegi¨® y mantuvo unido a los que sab¨ªa que seguir¨ªan all¨ª y fue haciendo camino, trabajando como y cuando pod¨ªa con los que quer¨ªan hacerlo y pisando el acelerador en defensa en cuanto se fue Harden. El vestuario, y el frente que se hizo para blindarse contra el chapapote de Harden lo demostr¨®, se cosi¨® con la aguja de veteranos que ya han visto lo peor de este negocio, como John Wall y Cousins (antiguos compa?eros en Kentucky) y un PJ Tucker que ha dejado a un lado el resquemor sobre su contrato y su futuro. Victor Oladipo, que lleg¨® de rebote en la operaci¨®n Harden, es otro muy buen jugador ya acoplado, trabajador y de talante ¨®ptimo para un bloque que se ha aferrado al (siempre un gran carburante en el deporte) esp¨ªritu de nosotros contra el mundo, al de nadie espera que hagamos esto, aquello y lo otro.
Christian Wood, nuevo jugador franquicia
Wood es el eje de estos nuevos Rockets, un jugador que mejora casi partido a partido y que est¨¢ en 23,6 puntos y 10,7 rebotes por partido con un visible crecimiento como defensor, m¨¢s vers¨¢til que en Detroit dentro de esquemas m¨¢s agresivos en las coberturas del pick and roll. Oladipo es un excelente defensor, igual que Tucker, que sigue aportando lo que puede con 35 a?os, y en menor medida Danuel House y un Eric Gordon mejorado (cuesti¨®n de piernas) con respecto a su p¨¦sima temporada pasada, en la que jug¨® (cuando lo hizo) crujido por las lesiones. Pero el verdadero pegamento del duro est¨¢ en la rotaci¨®n con Sterling Brown, David Nwaba (contrato de 1,8 millones y rotura del tend¨®n de Aquiles superada) y Tate, un forward peque?o (1,93) que se ha estabilizado como titular y ha provocado (m¨²sculo y polivalencia en defensa), un enorme hallazgo, comparaciones con el propio Tucker y el mism¨ªsimo Draymond Green por perfil atr¨¢s y su buen toque a la hora de generar en ataque.
El nuevo bloque de Silas tiene poco espacio para un tirador como McLemore, un rol que ha cubierto bien Mason Jones, rookie no drafteado con contrato two-way, y eleva a Oladipo (que acaba contrato a final de temporada, asunto importante) como figura clave al lado de Wood. Los Rockets no necesitan milagros de DeMarcus Cousins, que ha ayudado en lo que ha podido y ha tenido su mejor momento en mucho tiempo (demasiado): 17,3 puntos, 14,3 rebotes y 4,7 asistencias en los tres partidos en los que fue titular por ausencia de Wood. Un problema en defensa y con malos porcentajes, DeMarcus ha aparecido como figura orgullosa y estabilizadora, con una muy significativa y muy sonora andanada p¨²blica a James Harden poco antes del traspaso.
Y tampoco necesitan que John Wall vuelva a ser el de 2017, aunque est¨¢n contando con una buena versi¨®n del base, que llevaba dos a?os sin jugar y arrastra uno de los peores contratos de la NBA (tiene 30 a?os y casi 133 millones que cobrar hasta 2023). El base ha jugado a buen nivel (casi 18 puntos y 6 asistencias de media), por encima de lo esperado en lo f¨ªsico y sin el turbo de anta?o pero m¨¢s energ¨ªa de la que se pod¨ªa esperar. Y con una actitud tambi¨¦n ¨®ptima como aglutinador de un equipo que no tiene el te¨®rico recorrido de temporadas anteriores ni va a ser tan peligroso como en su formato m¨¢s elevado con James Harden como alfa y omega. Pero que quiere afianzarse en la carrera por los playoffs, construye una cultura ¨®ptima donde solo hab¨ªa ruinas y rasca en la superficie de lo que puede ser un nuevo proyecto de primer nivel, con un entrenador de excelente trazo y un nuevo jugador franquicia que est¨¢ a punto de convertirse en all star, el excelente Christian Wood. Nuevos e interesantes tiempos en Houston: el dinero no da la felicidad¡