El talento escondido de Lonzo
El base se ha recuperado de un inicio dubitativo y promedia 14 puntos, 8 rebotes y 9 asistencias en los ¨²ltimos 19 partidos, pero sigue siendo una promesa que no termina de explotar.
Un base puro, un talento innegable, un jugador prometedor oscurecido por su padre. Son solo algunas de las palabras que han acompa?ado a Lonzo Ball desde mucho antes de que iniciara su carrera en la NBA ese caluroso 22 de junio el 2017, cuando fue elegido en la segunda posici¨®n del draft por Los ?ngeles Lakers. Desde entonces, su figura ha estado sometida al escrutinio constante del aficionado y el analista, siendo su nombre habitual en tertulias y debates que se encargaban de juzgar a un baloncestista que parece que, de momento, no ha cumplido con las expectativas.
Ha sido la sensaci¨®n constante. Mayor de tres hermanos, Lonzo se cri¨® en una familia que respiraba baloncesto. Padre y madre jugaron en la universidad y han tutelado a sus hijos desde peque?os, siendo precisamente LaVar el culpable de la temprana fama del base. Sus comentarios salidos de tono convirtieron a la familia Ball en el objetivo de las c¨¢maras antes de tiempo y las habladur¨ªas sobre posibles contratos con distintas marcas deportivas provocaron que las expectativas antes de la llegada a la NBA de Lonzo ya fueran desmesuradamente elevadas.?
La joven promesa sigue siendo eso, un proyecto de estrella que no termina de arrancar pero que paulatinamente va encontrando su sitio en una competici¨®n que no espera a nadie y que, igual que te puede catapultar a la fama, puede hacerte caer en el olvido. La menos cantidad de atenci¨®n parece haber beneficiado a Lonzo, que en su tercer a?o como profesional da cada vez m¨¢s muestras de un talento que est¨¢ claro que posee, pero que sigue generando dudas sobre el cu¨¢ndo y el c¨®mo va a hacer su aparici¨®n.?
Lonzo est¨¢ promediando 11,8 puntos, m¨¢ximo de su carrera, con 6 rebotes y casi 7 asistencias. Su aventura en los Pelicans, una franquicia que le ha permitido dejar de estar en un primer plano que, al contrario que su padre, nunca ha necesitado, empieza a carburar con ramalazos de su talento y momentos de buen juego que empiezan a dejar atr¨¢s los focos de Los ?ngeles, esos que dan una presi¨®n a?adida a cualquier jugador que alze la cabeza y vea ciertas camisetas (Jabbar, Kobe, Magic...) colgadas en lo m¨¢s alto del Staples. El comportamiento de su padre se mezclaba con la necesidad (y el deseo de muchos) de convertirse en la cara de la franquicia m¨¢s glamurosa de la historia, algo con lo que no todos saben lidiar. Al fin y al cabo, no todos son Kobe Bryant.?
Una progresi¨®n m¨¢s lenta de lo esperado
En su segundo partido como profesional, Lonzo hizo 29 puntos, 11 rebotes y 9 asistencias en la victoria de los Lakers sobre los Suns. Fue un mero espejismo. La temporada no estuvo exenta de dificultades para un jugador que despertaba dudas por su capacidad de liderazgo y esa mec¨¢nica de tiro tan rara que le caracterizaba y con la que firm¨® un bochornoso 1 de 12 en triples en un partido ante (precisamente) los Pelicans. Poco a poco se empez¨® a asumir que el mayor de los hermanos Ball tendr¨ªa una progresi¨®n m¨¢s lenta de lo esperado y que sus aptitudes naturales para la defensa (manos grandes, l¨ªneas de pase) y para repartir asistencias quedaban solapadas por las carencias a la hora de lanzar, ya fuera liberado o tras bote. Esto, unido a la presi¨®n que supone llegar a una franquicia hist¨®rica que se hab¨ªa quedado hu¨¦rfana apenas un a?o atr¨¢s de la eterna (y eternizada) sombra de Kobe Bryant, provocaron que los inicios de Lonzo fueran, como poco, discretos.?
El n¨²mero 2 del draft pronto se descolg¨® de la lucha del Rookie del A?o y se qued¨® en 10 puntos, 6 rebotes y 7 asistencias por partido. La llegada de LeBron opac¨® m¨¢s todav¨ªa su figura, envuelta en continuos rumores de traspaso por el sainete Anthony Davis, un episodio en el que LaVar no par¨® de asegurar que su hijo no se marchar¨ªa de Los ?ngeles. Y para ir a Nueva Orleans menos. El traspaso que no se llev¨® a cabo en febrero s¨ª se hizo en mayo, ya con Rob Pelinka a los mandos y Lonzo recalaba en los Pelicans tras una temporada aciaga en cuanto a nivel (empeor¨® en todas las estad¨ªsticas principales y firm¨® apenas un 40% en tiros libres) y lesiones (apenas disput¨® 47 partidos).?
?Motivos para la esperanza?
Su llegada a Nueva Orleans le desmadejo en un inicio. Las sombras del pasado acabaron decantando la balanza hacia el sector cr¨ªtico, cuyo diagn¨®stico por su periplo en Los ?ngeles fue de fracaso. Entrando en el mes de diciembre, las conclusiones no eran mejores: Lonzo era un base con techo de jugador especial pero con suelo de pufo. No se pod¨ªa apostar por ¨¦l ni descart¨¢ndolo como pieza de ¨¦lite. Casi todo el mundo coincid¨ªa en atribuirle cosas que no aparecen en las estad¨ªsticas y que son de un valor tremendo, en ataque y en defensa. Tambi¨¦n en que ten¨ªa (y tiene) una sensibilidad para el juego muy especial que este verano pareci¨® a punto de relanzarse con lo que se anunci¨® como un tiro reformado y que dejaba atr¨¢s su extra?a y poco efectiva mec¨¢nica.?
El mal momento se prolong¨® hasta la victoria contra los Rockets, una que cerraba una racha de cuatro partidos ganados de forma consecutiva y que confirmaba las buenas sensaciones que los Pelicans iban poco a poco generando. Ese d¨ªa, Lonzo firm¨® 27 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias, dando, como tantas otras veces, una muestra puntual de su verdadero potencial, que, imaginaci¨®n mediante, es el de una estrella. Ese d¨ªa cambio el chip del base, que en los ¨²ltimos 19 encuentros ha promediado 14 puntos, 7,6 rebotes y 8,8 asistencias. En los tres compromisos que siguieron al de los Rockets, Lonzo super¨® la veintena, algo que consegu¨ªa hacer por primera vez en su carrera en cuatro noches sguidas (27, 23, 24 y 21 en cada uno de esos duelos).
En los ¨²ltimos 19 encuentros, Lonzo ha superado 6 veces la barrera de los 10 rebotes, 9 las 10 asistencias, ha conseguido al menos 1 robo en 15 de los 19 partidos y ha lanzado con un 39% desde el triple, una gran noticia que ha permitido a los Pelicans 11 de esos duelos. Casi nada para un jugador que ha mejorado su net rating (ahora se sit¨²a en -1,7), y que esta temporada lleva 11 dobles-dobles y 3 triples-dobles. Y su influencia defensiva sigue siendo un hecho, pasando los rivales a tener un rating ofensivo de 112 puntos con ¨¦l en pista, cifra que asciende a 114 cuando descansa.?
Talento hay. De eso no hay duda. Como tampoco la hay de que hablamos de un jugador que puede marcar una generaci¨®n. Ni Ingram ni Zion son LeBron y a su lado, Lonzo puede desarrollar un estilo muy personal e intentar buscar regularidad antes de explotar definitivamente. Y de paso, resolver as¨ª las dudas: ?potencial de estrella o pufo? Solo el tiempo lo dir¨¢. De momento, talento ha demostrado tener. Aunque lo tenga escondido.