El comunismo es lo primero
La Uni¨®n Sovi¨¦tica fue despose¨ªda del Mundial de 1959 despu¨¦s de no presentarse ante Formosa (la actual Taiw¨¢n), pa¨ªs al que no reconoc¨ªa.
La Uni¨®n Sovi¨¦tica, o eso dicen las cr¨®nicas, debi¨® ganar el Mundial de 1959, celebrado en Chile. Sucede, sin embargo, que en ese a?o de revoluci¨®n cubana, el planeta andaba revuelto y con tensiones pol¨ªticas. Antes de jugarse el torneo, William Jones, presidente de FIBA, ya tuvo conocimiento a trav¨¦s de los gobiernos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y Bulgaria, pa¨ªses miembros del Pacto de Varsovia que se hab¨ªa creado cuatro a?os antes, de que no jugar¨ªan ante Formosa (actual Taiwan), ya que ellos s¨®lo reconoc¨ªan a la Rep¨²blica Popular China. Jones ten¨ªa un as guardado bajo la manga. Meter a Formosa en el grupo A y mandar a Uni¨®n Sovi¨¦tiva y Bulgaria a los grupos B y C, respectivamente, para evitar los emparejamientos con la esperanza de que Formosa no ganase ning¨²n partido y no llegase a la fase final. Eso no pas¨®. Formosa gan¨® a la RAU (Rep¨²blica ?rabe Unida, formada por Egipto y Siria) y a Argentina. El l¨ªo ya era seguro.
Jones coloc¨® los partidos Formosa-Uni¨®n Sovi¨¦tica y Formosa-Bulgaria en las dos ¨²ltimas jornadas de los taiwaneses con la esperanza de encontrar alg¨²n tipo de salida al conflicto con el paso de los d¨ªas. Pero fue imposible. Pese a arrasar a Estados Unidos (37-62), que no estuvo representada por sus mejores jugadores (se reservaban para los Juegos de 1960) y s¨ª por los US Air Force All Star, y ser el mejor equipo del campeonato, los rusos fueron despose¨ªdos del campeonato despu¨¦s de no presentarse al partido ante Formosa, que esper¨® durante una hora en el Estadio Nacional de Chile. S¨ª, esa fue otra de las estridencias de aquel Mundial que acab¨® ganando Brasil. La fase final deb¨ªa disputarse en una cancha, el Estadio Metropolitano, que no se construy¨® a tiempo. Hubo que improvisar una cancha outdoor con capacidad para 16.0000 personas en mitad del c¨¦sped. En el fondo, Chile se estaba preparando para otra de las incomparecencias m¨¢s sonadas de la historia. Tambi¨¦n de Rusia, cuando se neg¨® a jugar contra Chile la vuelta de la repesca de clasificaci¨®n para el Mundial de 1974 tras el golpe de estado del dictador Pinochet.