Olvida el t¨®pico: la defensa hace a los Rockets candidatos al anillo
Los de Harden est¨¢n en ritmo de firmar la mejor temporada ofensiva de la historia pero la clave de su excelencia es su cambio en defensa.
Los Rockets son un aspirante al anillo con todos los galones. Los Rockets son el mejor equipo que ha coincidido en el tiempo con los Warriors de Steve Kerr, Cavaliers 2015-2016 incluidos. Esas dos frases son verdad y tambi¨¦n lo es que si finalmente los Warriors llegan a playoffs (en eso est¨¢n) con la rotaci¨®n b¨¢sica de 8-9 jugadores al 100%, ser¨¢n el gran favorito y un equipo capaz de ventilar a los Rockets incluso con cierta comodidad. Y eso no invalidar¨ªa las afirmaciones anteriores. As¨ª que digamos que los Rockets son la prueba del algod¨®n: no son mejores que unos Warriors a los que les sobra beneficio de la duda pero pueden ser mejores que casi cualquier versi¨®n de los Warriors que no se acerque a la mejor posible. Como sabr¨¢ cualquiera a estas alturas, eso es mucho decir en la NBA de los ¨²ltimos cuatro a?os.
Los Rockets tambi¨¦n tienen que probarse en playoffs. Por unas cosas o por otras, hay narrativas que regresar¨¢n a la superficie si la cosa no va como deber¨ªa: Chris Paul puede ser el mejor jugador de la historia que jam¨¢s ha pisado unas finales de Conferencia. Dif¨ªcilmente ha sido culpa suya, pero si este tampoco es el a?o habr¨¢ que empezar a creer en gafes todopoderosos. Mike D¡¯Antoni tiene un historial raro en eliminatorias, de los Suns a los Rockets 2017, y ah¨ª s¨ª hay un componente que va m¨¢s all¨¢ de la cabal¨ªstica (rotaciones, gesti¨®n de ¨²ltimos minutos¡). Y James Harden lleva dos a?os quit¨¢ndose el sambenito de talento golfo y poco fiable. Este pareci¨® llegar para quedarse en 2016, el a?o de las recopilaciones en Youtube de sus desmadres defensivos, aquel en el que la corrosi¨®n de su relaci¨®n con Dwight Howard le rebaj¨® al equipo 15 victorias (de 56 a 41) y lo lleva de la final del Oeste a primera ronda (dos eliminaciones seguidas, por cierto, ante los Warriors). Harden, que va a ganar el MVP que se le ha escurrido dos veces entre los dedos, est¨¢ muy por encima de todo eso. Pero en mayo le va a tocar gestionar eliminatorias dur¨ªsimas en las que puede que todo el arsenal ofensivo de su equipo vuelva a quedar comprimido a un pu?ado de posesiones suyas, en uno contra uno, en los ¨²ltimos dos o tres minutos de partidos a cara de perro y con la gasolina bajo m¨ªnimos.
D'Antoni como soluci¨®n inesperada
Despu¨¦s de ese fiasco de 2016, por cierto, Daryl Morey apost¨® por un D¡¯Antoni muy devaluado tras sus patinazos en Knicks y Lakers con la creencia de que es el entrenador perfecto si se le dan unos determinados mimbres. Si hace click. Y con la tozudez (que todos agradecemos) de que estos Warriors no son una cortada para la mediocridad sino una invitaci¨®n a la excelencia. Morey dijo cuando present¨® a D¡¯Antoni que ganar¨ªan a los Warriors metiendo m¨¢s canastas que ellos, y todos nos re¨ªmos con cierto paternalismo. Morey no ha parado de tentar a todas las estrellas que han estado en el radio de acci¨®n de su franquicia, y tentar¨¢ (alguna f¨®rmula econ¨®mica encontrar¨¢) a LeBron James en julio. Morey ha construido el equipo del futuro a partir de su obsesi¨®n con purgar los tiros poco eficientes, borrar la media distancia y jugar a base de bombardeo de triples y bandejas debajo del aro. Morey ten¨ªa una visi¨®n y, solo ¨¦l se atrevi¨® a pensarlo, pasaba por un entrenador que se hab¨ªa dejado a jirones su m¨ªstica del Seven Seconds Or Less, los Suns que pudieron ser campeones y que acabaron siendo (no es poco) uno de los proyectos m¨¢s influyentes y vistosos de la historia. Que pregunten a Steve Kerr, que se solap¨® en los despachos con el final de aquellos tiempos de transiciones supers¨®nicas de Steve Nash y fuego a discreci¨®n por tierra, mar y aire.
A Morey siempre se le han ocurrido ideas (muchas arriesgadas) donde a otros les brotan excusas. Y en su obsesi¨®n por construir la n¨¦mesis de los Warriors ha acabado imit¨¢ndoles. Quiz¨¢ no haya otra forma. Ya se sabe: elige bien a tus enemigos porque puedes acabar pareci¨¦ndote a ellos. Y su enemigo es, sencillamente, uno de los mejores equipos de la historia. Si no el mejor. Ahora, casi en abril de 2018, los Rockets est¨¢n 57-14, van a tener ventaja de campo en todos los playoffs y han ganado 27 de los 29 partidos que han jugado desde el regreso de James Harden trasn una lesi¨®n muscular (18 de enero). Los dos partidos que han perdido han sido por 3 y 2 puntos (5 totales) y, en total y en una cuenta que ya se ha hecho recurrente, su balance es 39-2 cuando han estado disponibles Harden, Paul y Clint Capela.
El ataque de los Rockets, desde la inserci¨®n de Paul al lado de Harden, es por ahora irresoluble, rodeados los dos creadores de tiradores abiertos y con Capela convertido en un finalizador fiable cerca del aro. Su ritmo de juego ha ido bajando a medida que se han fortalecido sus automatismos, y son uno de los equipos con menos agilidad de posesiones (pace) de toda la NBA en el ¨²ltimo mes. Aunque sorprenda: hipnotizan m¨¢s de lo que corren. Su ataque va camino de ser el mejor de la historia: 116,1 de rating ofensivo por el 115,6 de los Lakers 1986-87 y los Warriors 2016-17. Pero, en esencia, anotar nunca ha sido un problema para los Rockets de Harden (lleg¨® en 2012, ya va lloviendo): solo en el citado curso maldito (2014-15) el rating ofensivo cay¨® por debajo del top-7 de la NBA.
No: el problema, la inc¨®gnita que resolv¨ªa la ecuaci¨®n, era la defensa. Y si el ataque no se parece demasiado al de los Warriors (principalmente) por perfil de jugadores, es en la defensa donde han recurrido al libreto de los de la Bah¨ªa.
Cuando D¡¯Antoni aterriz¨® en Houston, reclam¨® el fichaje de Jeff Bzdelik (65 a?os), tres d¨¦cadas de experiencia en NBA y College y el encargado de ¡°relanzar y modernizar¡± la defensa del equipo. La pasada temporada, sin el personal id¨®neo, los Rockets van dando pasos en la direcci¨®n correcta: en los bloqueos, los mejores de la liga en la defensa sobre la bola en y segundos sobre la continuaci¨®n, segundos tambi¨¦n que m¨¢s faltas en ataque provocaron, terceros en la limitaci¨®n del acierto del rival desde la l¨ªnea de tres... Trabajo sobre la transici¨®n (un drama un a?o antes), trabajo en las l¨ªneas de presi¨®n y primer contacto con James Harden, al que ret¨® de forma directa: para ser el jugador que pod¨ªa llegar a ser (en eso est¨¢) y para que los Rockets fueran un aspirante serio (un aspirante de verdad), ¨¦l ten¨ªa que defender mejor. Desde entonces, hay m¨¢s mala fama que realidad en su consideraci¨®n de agujero negro y no hay, desde luego, recopilaciones en Youtube de los desastres defensivos de Harden en la presente temporada.
Bzdelik se ha convertido, el s¨ªmil aparece r¨¢pido, en el Ron Adams de los Warriors. Adams (70 a?os) es un contrapensador en el organigrama de Kerr, un entrenador con suficiente reputaci¨®n para haber optado a ser head coach y, sobre todo, el gran cerebro defensivo que convirti¨® a los Warriors en el muro m¨®vil que han sido en las ¨²ltimas temporadas. Para alcanzar algo parecido, los Rockets sumaron a Chris Paul (siete veces First All Defensive Team) y, en movimientos de perfil bajo pero fundamentales, a PJ Tucker y Luc Mbah a Moute. Entre los dos cobran unos 10 millones esta temporada y son, en esencia, los jugadores que han transformado la defensa de los Rockets, ahora mismo d¨¦cimo mejor rating de la temporada, octavo mejor si se mide desde el All Star Weekend (en total, +10,8 de net rating).
Con Tucker, Mbah a Moute y Ariza, los Rockets tiene la versatilidad, el m¨²sculo y la energ¨ªa para replicar la defensa de ajustes y cambios constantes de los Warriors: atacar desde la defensa, cambiar emparejamientos no por obligaci¨®n y en funci¨®n del ataque sino como arma de anticipaci¨®n. Son buenos en el uno contra uno, son buenos si el rival les lleva al poste, rebotean¡ y permiten combinaciones ante cualquier contingencia con otro excelente defensor como Paul, uno al menos pasable ahora como Harden y un ancla como Capela, un fant¨¢stico defensor de las jugadas de pick and roll, como protector del aro y tambi¨¦n si tiene que cambiar y quedarse con el base. Es decir, una defensa que ya era digna retuvo a Ariza, solo perdi¨® a Beverley y a?adi¨® a Paul, Tucker y Mbah a Moute (diez puntos menos por cada diez posesiones con ¨¦l en pista) y est¨¢ capitalizando la explosi¨®n de Capela (n¨²mero 25 del draft de 2014).
Hay posibles quintetos ultra arriesgados y ultra agresivos: D'Antoni apenas est¨¢ combinando juntos a Ariza, Tucker y Mbah a Moute. Porque puede ser un arma para momentos de m¨¢xima exigencia t¨¢ctica y porque evidentemente no pueden coincidir los tres con el eje Paul-Harden-Capela. Pero las alternativas de small ball pueden ser un arma definitiva en playoffs. Otra vez, el guion de unos Warriors de los que han bebido para, precisamente, buscar la forma de contrarrestarlos.
As¨ª que uno de los sistemas ofensivos m¨¢s eficientes de la historia tiene por fin un respaldo defensivo que puede ser incluso de ¨¦lite en su mejor versi¨®n. ?Qui¨¦n puede parar eso? A priori solo los Warriors, uno de los sistemas ofensivos m¨¢s eficientes de la historia que tiene, adem¨¢s, un respaldo defensivo que es de ¨¦lite cada vez que necesita serlo.