Los Bulls y las peleas internas: de Michael Jordan a Mirotic
En Chicago recuerdan la agresi¨®n de Jordan a Perdue o su pelea con Steve Kerr, t¨¦cnico los Warriors: "Desde entonces fue m¨¢s compasivo".
La resaca es dura en Chicago. Un equipo en plena fricci¨®n social, con la afici¨®n de u?as con el propietario Jerry Reinsdord, desilusionada con el general manager Gar Forman y con muchas dudas con respecto a la gesti¨®n de Fred Hoiberg despu¨¦s de este en el banquillo, siempre a la sombra de la intensa (para lo bueno y lo malo) era Thibodeau. Ya no queda nada de los ¨²ltimos Bulls competitivos y el equipo ha entrado en una reconstrucci¨®n que ahora mismo tiene pocos mimbres. Markkanen deber¨ªa ser uno. Lo que pueda salir en claro de Dunn y LaVine podr¨ªa ser otro. Justin Holiday es un buen jugador pero tiene 28 a?os. El draft 2018 es una aspiraci¨®n obvia y justificar¨¢ casi cualquier cosa que reduzca la capacidad competitiva del equipo. Cualquiera¡ menos una pelea entre compa?eros.
Bobby Portis lesion¨® a Niko Mirotic. Los dos fuera, uno por sanci¨®n y el otro por baja m¨¦dica. Dos ala-p¨ªvots, dos jugadores que tienen que ganarse un sitio o perderlo definitivamente esta temporada. Dos que comparten posici¨®n con un Markkanen que tendr¨¢ m¨¢s minutos y m¨¢s importancia de la prevista ya desde la parrilla de salida. ?El presumible primer quinteto? Jerian Grant, Justin Holiday, Paul Zipser, Lauri Markkanen y Robin Lopez.
M¨¢s all¨¢ de eso, queda la gesti¨®n de un asunto interno que es dolorosamente p¨²blico. El veterano periodista Sam Smith recuerda que Portis es un chico complicado pero querido en el vestuario, casi un l¨ªder en unos Bulls que se quedaron sin los pocos que ten¨ªan. Menos introvertido que Mirotic y acostumbrado a dejarse ver en grupo con seis o siete de sus compa?eros en los hoteles y viajes del grupo. La franquicia ha intentado ser salom¨®nica, pero ahora la patata caliente est¨¢ en manos de Hoiberg, de quien siempre se ha dudado, precisamente, acerca de su ascendencia sobre el grupo y su influjo disciplinario: ¡°Hab¨ªa una fricci¨®n obvia pero no esper¨¢bamos que llegara a eso. Ahora mi trabajo es evitar que esto afecte al grupo, conseguir que los jugadores est¨¦n listo para salir y esforzarse juntos. Tenemos que mostrarnos unidos. Conf¨ªo en mis jugadores y en c¨®mo gestionar¨¢n las cosas en el vestuario. Quiero que apoyen a Niko pero tambi¨¦n a Bobby. Es muy apasionado pero precisamente por eso es un gran jugador y un competidor nato. Tenemos que cicatrizar las heridas¡±. Habla el entrenador. Los observadores dicen que no era la primera vez que Mirotic y Portis se tomaban muy en serio su duelo en los partidillos. Al fin y al cabo, luchan por un sitio en el equipo desde la misma posici¨®n en pista.
Michael Jordan, al l¨ªmite en cada entrenamiento
Y al final se llega a Michael Jordan. Porque en los Bulls, y es l¨®gico, todos los caminos acaban en His Airness. Jordan es para muchos el mejor jugador de todos los tiempos. Y lo fue por muchas cosas, entre otras por ser un competidor enfermizo, un tipo que se llevaba al l¨ªmite a s¨ª mismo pero tambi¨¦n forzaba hasta el extremo a sus compa?eros, a los rivales¡ a todos. Hay muchas formas de ganar y esa era la de Jordan, al que se le recuerdan tambi¨¦n altercados ya legendarios con jugadores de sus Bulls.
El primero con el p¨ªvot de 2,16 Will Perdue, integrante del equipo del primer threepeat (1991-93) como Horace Grant, que cont¨® as¨ª despu¨¦s el incidente: ¡°Fue antes del primera anillo, en la temporada 1989-90. Nuestros entrenamientos eran ultra intensos porque Phil Jackson pon¨ªa a Jordan en el equipo de los suplentes y a m¨ª y a Scottie Pippen en el de los te¨®ricos titulares. Y Jordan quer¨ªa ganar y los entrenamientos eran¡ surrealistas: pu?etazos, peleas¡ Incre¨ªble, de verdad. Menos mal que no hab¨ªa tantos periodistas ni redes sociales como ahora. Will era muy grande, y ahora es mi amigo, pero en aquella jugada puso un bloqueo muy duro a Jordan y este pidi¨® repetir la jugada y lo volvimos a hacer y entonces Michael va a por el y¡ BOOM. Un pu?etazo tremendo. Y se acab¨® porque agarramos r¨¢pido a Will, no quer¨ªamos que hiciera da?o a Michael Jordan por mucho que este supiera cuidarse solito¡ Al d¨ªa siguiente Will lleg¨® al avi¨®n del equipo con un ojo totalmente morado¡±.
A¨²n m¨¢s c¨¦lebre fue la pelea de M.J. con Steve Kerr, el ahora entrenador de los Warriors, cinco veces campe¨®n (tres con el segundo threepeat de los Bulls, 96-98) y un fino tirador reconocido por ser (tambi¨¦n ahora como entrenador) un tipo afable, inteligente y con un mont¨®n de buenos amigos.
Sucedi¨® en 1995, cuando Jordan hab¨ªa vuelto de su primer retiro y estaba enfadado porque se hab¨ªa criticado su juego en el tramo final de la temporada 1994-95, en la que ¨¦l hab¨ªa vuelto en marzo y el equipo perdi¨® en segunda ronda de playoffs con Orlando Magic. ¡°No se en qu¨¦ estaba pensando. Era Michael Jordan, el mejor. Pero yo era muy competitivo tambi¨¦n, sent¨ªa que ten¨ªa que demostrar muchas cosas¡±, recuerda Kerr, que se emparej¨® en un partidillo durante un entrenamiento con un Jordan volc¨¢nico, obsesionado con demostrar que se equivocan los que pensaban que con 32 a?os ya no jugar¨ªa a su mejor nivel. Y vaya si lo hizo en los siguientes tres a?os. Pero contin¨²a Kerr: ¡°Empezaron los insultos, los roces¡ Me sent¨® muy mal una cosa que me dijo, le respond¨ª¡ se enfad¨®, me dio un golpe con el antebrazo en el pecho y yo se lo devolv¨ª¡ Lo siguiente que supe es que nos estaban separando los compa?eros¡±. Para entonces Kerr (1,91, 79 kilos), que soltaba pu?etazos al aire, ten¨ªa tambi¨¦n un ojo morado: ¡°Quer¨ªa demostrar que pod¨ªa defenderme. Pero sab¨ªa que si nos pele¨¢bamos de verdad pod¨ªa matarme¡±.
Phil Jackson recomend¨® a Jordan que hablara con Kerr y este se disculp¨®. La cosa no pas¨® a mayores y el t¨¦cnico de los Warriors reconoce que su relaci¨®n cambi¨® (para mejor) de forma dr¨¢stica desde ese momento. Seg¨²n Phil Jackson, ese incidente convirti¨® a Jordan en mejor compa?ero: ¡°Vio que no hab¨ªa estado en sinton¨ªa con el equipo desde que hab¨ªa vuelto. Se dio cuenta de que hab¨ªa sido un idiota durante todo ese proceso¡±.
¡°Fue m¨¢s compasivo y m¨¢s emp¨¢tico desde entonces, desde luego conmigo as¨ª fue. Era un man¨ªaco competitivo, era distinto a todos los dem¨¢s, pero acab¨® entendiendo que no todo el mundo era como ¨¦l, que no todo el mundo ten¨ªa su talento o su mentalidad¡¡±, concluye Kerr. En Chicago ahora recuerdan aquellas historias de sus a?os dorados y se ponen en brazos de la certeza de que hay mil maneras de unir y sacar adelante a un equipo, algunas a partir de inicios absolutamente horrendos. Como una pelea entre compa?eros. Veremos si es el caso.