Paul Pierce sobrevivi¨® a 11 pu?aladas antes de ser 'The Truth'
El alero estuvo cerca de perder la vida en el a?o 2000. Se recuper¨® y poco despu¨¦s Shaquille O'Neal le puso el mote que le acompa?¨® durante el resto de su carrera.
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¡°?No me han dado en el brazo, cierto?¡±, le pregunt¨® Paul Pierce a su amigo Derrick Battie la noche del 25 de septiembre del a?o 2000 mientras las puertas del ascensor del New England Medical Center se cerraban. El por entonces alero de los Celtics acababa de recibir una violenta paliza en una discoteca de Boston que estuvo a punto de acabar con su vida. D¨ªas antes de comenzar su tercera pretemporada en la NBA, Pierce acudi¨® junto a su compa?ero Tony Battie y Derrick ¡ªhermano de este ¨²ltimo¡ª al Buzz Club, una discoteca ubicada en el barrio de los teatros de Boston. Aunque oriundo de Inglewood (el distrito de Los ?ngeles en el que los Lakers alumbraron el Showtime), en apenas dos cursos el ¡®34¡¯ se hab¨ªa metido ya en el bolsillo a la afici¨®n de Massachusetts. Era respetado y admirado. El jugador decidi¨® resguardarse de la multitud en una sala menos concurrida. Una fatalidad del destino quiso que en la misma se encontrase William Ragland. Pierce comenz¨® a hablar con dos chicas, lo que hizo estallar la furia de Ragland. Preso de la envidia, golpe¨® a Pierce con una botella en la cabeza para posteriormente asestarle once pu?aladas en la cara, cuello y espalda. Los testimonios de los testigos resultaron contradictorios, si bien finalmente fue condenado a siete a?os de prisi¨®n.
¡°Cuando todo sucedi¨® me encontraba en el ba?o. Me sent¨ªa culpable¡±, explicar¨ªa Tony Battie al recordar lo sucedido. Junto a su hermano Derrick consiguieron sacar a Paul del local y subirle al coche para poner rumbo al hospital. ¡°Espero no morir¡±. Esa fue la frase que Pierce se repet¨ªa a s¨ª mismo una y otra vez durante dicho trayecto. Tuvo suerte. Los m¨¦dicos que le atendieron de urgencia lograron salvarle. ¡°Dios estaba de su lado¡±, explicar¨ªa uno de los doctores que le atendi¨®. Una de las pu?aladas no alcanz¨® su coraz¨®n de puro milagro. Los galenos apuntaron a la gruesa chaqueta de cuero que el jugador portaba como una de las principales culpables de que las heridas no alcanzaran ning¨²n ¨®rgano vital.
Aquel tremendo susto le ense?¨® a Pierce a extremar la precauci¨®n y a elegir mejor los lugares a frecuentar. ¡°Tienes que vigilar tu espalda. Como jugadores de baloncesto, somos potenciales objetivos¡±, comentar¨ªa podo despu¨¦s. Cuando recibi¨® el alta, el californiano no ten¨ªa a¨²n ning¨²n tatuaje en su cuerpo. ¡°Ahora tengo estos y estar¨¢n conmigo para toda la vida¡±, coment¨® mientras se se?alaba las cicatrices de su cuerpo.
Afortunadamente, no le qued¨® ninguna otra secuela. Tal y como demuestra la pregunta que le hizo a su amigo Derrick camino del quir¨®fano, Paul Pierce no dej¨® de pensar en su carrera ni un solo un instante mientras se desangraba como consecuencia de las once pu?aladas recibidas. Es m¨¢s, el 1 de noviembre de ese mismo a?o se visti¨® de corto para disputar el primer partido del curso 2000-01. Solo un jugador disput¨® los 82 encuentros como titular de los Celtics en aquella temporada. ?Adivinan qui¨¦n? En efecto, Paul Pierce.
Un mes antes de concluir su tercera campa?a en la Liga, los orgullosos verdes aterrizaron en su Los ?ngeles natal para disputar el Cl¨¢sico por excelencia de la NBA ante los Lakers. Ganaron los de p¨²rpura y oro (112-107) pese a los 42 tantos de Pierce. Si bien lo relevante de aquel 13 de marzo de 2001 sucedi¨® poco despu¨¦s. En la zona mixta del Staples Center, Shaquille O¡¯Neal se dirigi¨® a Steve Bulpett (reportero del ¡®Boston Herald¡¯), en los siguientes t¨¦rminos: ¡°Anota lo siguiente. Mi nombre es Shaquille O¡¯Neal y Paul Pierce es la jodida verdad. C¨ªtame tal cual y no dejes nada fuera. Sab¨ªa que pod¨ªa jugar, pero no sab¨ªa que fuera capaz de hacerlo as¨ª. Paul Pierce es ¡®The Truth¡¯ (La Verdad)¡±. As¨ª fue como el ¨²ltimo gran p¨ªvot dominante le puso el apodo que le ha acompa?ado desde entonces.
16 a?os despu¨¦s, en ese mismo escenario y en la ciudad que le vio nacer, Paul Pierce puso el punto final a una carrera maravillosa con la camiseta de los Clippers. Con su retirada la NBA est¨¢ cada vez m¨¢s cerca de despedir definitivamente una ¨¦poca que, en parte, quedar¨¢ asociada al ¡®34¡¯ de los Celtics. Ya no le veremos m¨¢s ganar partidos sobre la bocina con esas canastas cargadas de clase y fundamentos. Pero igual que las cicatrices de su cuerpo le recordar¨¢n que volvi¨® a nacer la noche del 25 de septiembre de 2000, el legado de ¡®The Truth¡¯ permanecer¨¢ impasible al paso del tiempo.?