Una genealog¨ªa NBA: el hurac¨¢n Katrina ayud¨® al nacimiento de los Oklahoma City Thunder
Oklahoma City se llev¨® el equipo de Seattle pero los problemas de los Hornets tras el hurac¨¢n ayudaron de forma clave a convencer a David Stern.


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La historia b¨¢sica del nacimiento de Oklahoma City Thunder es sencilla: Seattle Supersonics (1967-2008) est¨¢ acorralado por los problemas para llegar a acuerdos con las autoridades municipales para la adecuaci¨®n del KeyArena, no digamos para la construcci¨®n de un nuevo pabell¨®n. As¨ª que finalmente Howard Schultz accede a vender la franquicia a Clay Bennett, que tiene en mente el traslado a Oklahoma City aunque antes, apenas para cumplir con compromisos adquiridos en la compra, pide al ayuntamiento 500 millones para construir un nuevo pabell¨®n en Seattle, m¨¢s del doble de las cantidades que no consigui¨® obtener Schultz. En julio de 2008, y tras la evidente respuesta negativa, el traslado a OKC est¨¢ listo y Seattle se conforma con quedarse con los colores y el nombre de una franquicia hist¨®rica, los Sonics, que pronto cumplir¨¢ una d¨¦cada suspendida en el tiempo y que est¨¢ en cada rumor de expansi¨®n de la liga.
Pero las ra¨ªces del cambio son m¨¢s profundas y alcanza a los Hornets, su traslado a Nueva Orleans y el hurac¨¢n Katrina. Charlotte Hornets llega a la NBA en la expansi¨®n de 1988 y se fue a NOLA en 2002, otra vez por desavenencias entre due?o y ayuntamiento. La historia de nunca acabar. Dos a?o despu¨¦s (2004) nacer¨ªan en Carolina los Bobcats, que existieron diez a?os antes de recuperar en 2014 el nombre y la historia de los Hornets tras un acuerdo con la NBA y la franquicia de Luisiana, que hab¨ªa pasado a llamarse Pelicans en honor al p¨¢jaro representativo del estado. Ya como equipos totalmente diferenciados, el tramo 1988-2002 quedaba en los libros de los Hornets y el 2002-13, en los de los Pelicans¡ que a su vez tuvieron que pasar dos a?os (2005-07) en OKC como New Orleans/Oklahoma City Hornets cuando toc¨® buscar acomodo ante la devastaci¨®n que el hurac¨¢n Katrina hab¨ªa provocado en su ciudad, donde volvi¨® para jugar nueve partidos de Regular Season (tres el primer a?o, seis el segundo) en esas dos temporadas en las que se aliment¨® definitivamente el hambre de NBA en OKC.
Despu¨¦s la franquicia regres¨® a Nueva Orleans, reavivada por el deseo de buenas noticias de una ciudad en plena fase de recuperaci¨®n y dirigida por Chris Paul, que jug¨® una de las mejores temporada que jam¨¢s haya jugado un base NBA (21,1 puntos, 4 rebotes, 11,6 asistencias, 2,7 robos y solo 2,5 p¨¦rdidas por partido) y dirigi¨® al equipo a una marca de 56-26, al t¨ªtulo de Divisi¨®n y a unos playoffs en los que arrollaron a los Mavericks (4-1) antes de estrellarse en el s¨¦ptimo partido de segunda ronda ante los m¨¢s veteranos Spurs. Los Hornets ganaron los tres primeros encuentros en su pista (2-0 y 3-2) por una media de casi 20 puntos pero perdieron los tres de Texas y les tembl¨® el pulso en el s¨¦ptimo, en su pista (82-91).

En medio de ese tramo 2005-07 los Hornets jugaron el primer gran partido del deporte profesional de regreso puntual en Nueva Orleans (9 de marzo de 2006), un 107-113 ante unos Lakers propulsados por 40 puntos de Kobe Bryant¡ y establecieron un v¨ªnculo excepcional con Oklahoma City, donde fueron acogidos por una ciudad que empatiz¨® al momento con su tragedia. De los 90 empleados de los Hornets, solo 12 rechazaron el traslado temporal, que se gestion¨® en apenas seis semanas y que oblig¨® a un ejercicio de suma paciencia para localizar, en medio de un absoluto caos, a esos abonados que no ver¨ªan a su equipo jugar en una ciudad que hab¨ªa recibido el golpe de una de las peores cat¨¢strofes naturales de la historia de Estados Unidos.
En Oklahoma allanaron as¨ª el camino para el desembarco de lo que ser¨ªan los Thunder. En primer lugar porque el alcalde Mick Cornett recogi¨® el guante al momento cuando David Stern le llam¨® para pedirle la adopci¨®n temporal de los Hornets. Una ocasi¨®n perfecta para ablandar a un comisionado que hasta entonces hab¨ªa deso¨ªdo los cantos de sirena de una ciudad que ya ten¨ªa un pabell¨®n, por entonces llamado Ford Center, casi adaptado a las exigencias de la NBA, que se comprometi¨® a cubrir con 10 millones las p¨¦rdidas de los Hornets por no tener partidos como local en su ciudad, que en seguida firm¨® contratos de colaboraci¨®n con cinco grandes empresas y que vendi¨® por la v¨ªa r¨¢pida 10.000 abonos.
Por si eso no era suficiente para convencer a Stern, la ciudad se volc¨® con los reci¨¦n llegados, que casi nunca pagaban en restaurantes y que sent¨ªan en cada partido el calor de una afici¨®n que rug¨ªa por el equipo que ten¨ªa delante¡ y por el que quer¨ªa tener en el futuro. Que no ser¨ªan los Hornets porque Stern se hab¨ªa comprometido a no abandonar a Nueva Orleans en un momento tan cr¨ªtico. Pero entonces, antes incluso de acabar la primera temporada de New Orleans/Oklahoma City, el comisionado anunci¨® que esta ¨²ltima estaba en pole position para tener una franquicia NBA y poco despu¨¦s estallaron los problemas de sostenibilidad en Seattle. El camino era di¨¢fano: con un gesto de generosidad en el momento m¨¢s oportuno, OKC estaba a punto de tener un equipo profesional que aunara a los aficionados de Oklahoma y Oklahoma State, la eterna rivalidad a nivel college. Ese equipo ser¨ªan los Thunder, que jugaron su primer partido en el Ford Center (ahora Chesapeake Energy Arena) el 29 de octubre de 2008: derrota (87-98) ante los Bucks con Kevin Durant y Russell Westbrook iniciando juntos una andadura que dur¨® ocho a?os. Pero esa es otra historia, claro¡