Conoce a Carlos Henrique Raposo, el estafador del f¨²tbol
Milit¨® en once clubes en su carrera como profesional y tuvo 20 a?os de carrera, sin embargo, lejos de marcar un gol, ni siquiera disput¨® un minuto.
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Son muchos los individuos que sue?an con ser futbolistas profesionales, y porque no entrar en la ¨¦lite, sin embargo, son pocos los que consiguen hacer ese sue?o realidad. El brasile?o Carlos Henrique Raposo, fue uno de los que tuvo el honor de poder jugar al f¨²tbol profesional, o al menos tener 20 a?os de carrera profesional en las canchas. A pesar de ello, no disput¨® un solo minuto oficial en ninguno de los clubes. La raz¨®n, simplemente odiaba el f¨²tbol.
Quiz¨¢s suena extra?o, pero es real, Raposo, quien era apodado como ¡®El Kaiser¡¯ debido a su gran parecido con el futbolista alem¨¢n, Franz Beckenbauer, quer¨ªa ser futbolista profesional, pero ¨¦l no era un amante de dicho deporte, tampoco ten¨ªa habilidades con el esf¨¦rico, ¨¦l fue armando su propia carrera en base a su carisma.
El inicio del viaje
El delantero brasile?o era un amante del dinero, de la buena vida y de la fama, tres elementos que encontr¨® precisamente en la profesi¨®n del f¨²tbol. En 1986, con 23 a?os de edad, Raposo se encontraba en una discoteca en Brasil buscando a alg¨²n jugador que le pudiera dar la oportunidad de ser futbolista. Fue as¨ª como dio con Mauricio De Oliveira Anast¨¢cio, un icono del Botafogo por aquellos a?os.
Raposo logr¨® convencer a Oliveira de que este se transformara en el representante de Carlos. Fue ¨¦l quien precisamente le otorg¨® el apodo de ¡®El Kaiser¡¯. Despu¨¦s, vendr¨ªa la primera mentira. Carlos Henrique dec¨ªa haber formado parte de aquel plantel que se coron¨® con Independiente de Avellaneda en 1984 en la Copa Libertadores e Intercontinental, esto haci¨¦ndose pasar por su hom¨®nimo argentino, Carlos Alberto Enrique.
Botafogo fue el primero que le dio la oportunidad al atacante brasile?o. El jugador lleg¨® como figura despu¨¦s de supuestamente haber logrado dos t¨ªtulos con los de Avellaneda, ante ello, lleg¨® un nuevo reto, demostrar ese f¨²tbol, o hacer lo posible para seguir con su farsa.
"Iba a los entrenamientos y a los pocos minutos de ejercicios me tocaba el muslo o la pantorrilla y ped¨ªa ir a la enfermer¨ªa. Durante 20 d¨ªas estaba lesionado. En esa ¨¦poca no exist¨ªa la resonancia magn¨¦tica" reconoci¨® en alguna entrevista el propio ex jugador.
La farsa traspasa fronteras
Despu¨¦s de varios meses de pas¨¢rsela lesionado, decidi¨® emigrar para no levantar sospechas. Gracias a un nuevo amigo, cuyo nombre es el de Renato Gaucho, consigui¨® ser traspasado al Flamengo.
"El Kaiser era un enemigo del bal¨®n. En el entrenamiento le ped¨ªa a alg¨²n compa?ero que le pegara una patada y as¨ª se iba a la enfermer¨ªa" record¨® en su momento Gaucho, quien destacara en la selecci¨®n y en el conjunto de la Roma.
Tras su paso por Brasil, Raposo consigui¨® traspasar fronteras. Fue fichado por el Puebla de M¨¦xico, y despu¨¦s por El Paso Patriots de la Premier Development League de Estados Unidos, sin embargo, fiel a su costumbre, hizo lo posible para no jugar ning¨²n minuto.
Volvi¨® a Brasil para jugar con el Bang¨², estuvo a punto de debutar. Sin embargo, al momento de que iba a entrar al campo, Raposo record¨® que "comenc¨¦ a calentar y vi que algunos hinchas estaban insultando al equipo de atr¨¢s del alambrado, salt¨¦ el cerco y fui a pelearme con ellos. Me expulsaron antes de entrar".
Tambi¨¦n tuvo su paso por Europa, luego de ser fichado con el Ajaccio, se gan¨® a la afici¨®n del club galo, pero al momento de ingresar para hace su debut, se hizo el desgarrado. Raposo segu¨ªa haciendo lo posible por no jugar.
A los 38 a?os, Carlos Henrique anunci¨® su retiro de las canchas, y a pesar de todo, admiti¨® que "no me arrepiento de nada. Los clubes enga?an mucho a los futbolistas. Alguno ten¨ªa que vengarse de ellos".
Actualmente, Raposo tiene 54 a?os, y dirige un gimnasio en su pa¨ªs natal, auto domin¨¢ndose ¡®Personal Trainer¡¯, adem¨¢s de confesar que no se hizo millonario como futbolista profesional, pero si vivi¨® bien durante esos 20 a?os de farsa.