La magia de Valeri y Blanco env¨ªa a Portland Timbers a la final

Drama de playoffs en Kansas. Ese cosquilleo de la irresoluci¨®n, lo imprevisible, el asomo de ¨¦pica, de que cualquier cosa puede pasar en cualquier momento. Partido con may¨²sculas en Kansas con final digno de la instancia, desgarrador, como canci¨®n de Courtney Love. Los Portland Timbers est¨¢n a las puertas de su segunda MLS Cup en nueve a?os de refundaci¨®n. El todopoderoso Atlanta United de Gerardo 'Tata' Martino les aguarda en su guardia georgiana. Pero los comandados por Giovani Savarese ya han sobrevivido al Infierno Azul de Kansas. La tormenta roja-negra-oro de Atlanta no les atemorizar¨¢.?

Portland Timbers

• Estados Unidos

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Empero, Portland apenas se asom¨® en la primera mitad. La visita fue un equipo timorato, perplejo, atenazado por el fr¨ªo y superado de cabo a rabo por un Sporting Kansas luminoso, disciplinado, intenso, que cop¨® con maestr¨ªa cada cent¨ªmetro de c¨¦sped. Cuando Attinella sali¨® a cazar mariposas en lugar de tomar la pelota que env¨ªo Russell, los s¨ªntomas quedaron de manifiesto, el Infierno Azul caus¨® fiebre a los Timbers. Acto seguido, Russell quiso pasar entre Villafa?a, el lateral se enred¨® con la pelota y le otorg¨® peaje gratuito, Rubio cogi¨® la pelota sobre el segundo poste y la prolong¨® para que Sall¨®i empujara a puerta abierta, con la resistencia de Valentin, quien habr¨ªa detenido el gol si portara sotana.?

Valeri

• Lan¨²s
• centrocampista
• Argentina

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Portland entr¨® en estado de coma y Kansas pudo ensa?arse pero no desconect¨® el respirador artificial, aunque lo intent¨®. Un cabezazo parab¨®lico de Sall¨®i tendi¨® a Attinela pero Opara le impidi¨® el vuelo, una maniobra claramente ilegal. Despu¨¦s, el pase al espacio de Guti¨¦rrez encontr¨® a Rubio en offside, despu¨¦s de romper la l¨ªnea que traz¨® Ridgwell. Su tersa definici¨®n de zurda no subi¨® a los registros. Portland apenas dio signos de vida cuando Polo acun¨® la pelota con su borde derecho, pero Melia rasgu?¨® para evitar la reacci¨®n. En realidad, fue una premonici¨®n.

Sebasti¨¢n Blanco limpi¨® el ¨®xido de sus botines con un gol de f¨¢bula. Elimin¨® a Roger Espinoza con fantasmagor¨ªa, enfil¨® hacia el centro y no hacia el frente, pero llen¨® su pie derecho de pelota, y la pelota se dej¨® acariciar por la brizna g¨¦lida de Kansas. Una curva de Sandy Koufax, la bomba inteligente de Roberto Carlos, un bal¨®n de playa en viaje; todo en el disparo del argentino, un gol de fotogramas. Desde entonces, Portland Timbers no solt¨® el boleto a la final, aunque ser¨ªa injusto no decir que no intentaron arrebat¨¢rselo. Blanco volvi¨® a frotar la l¨¢mpara 10 minutos despu¨¦s; picotazo para quemar a Opara, el testimonial Ebobisse malabare¨® la pelota y la puntilla termin¨® en la frente de Valeri, quien empuj¨® sin guardi¨¢n. El partido entr¨® en mood argentino cuando las latas de cerveza invadieron el campo de juego, en gesto de desaprobaci¨®n. ?Kansas o Buenos Aires? Como sea, el esp¨ªritu de River en Porto Alegre colm¨® al Sporting, que inici¨® un sobrecogedor esfuerzo que le conllev¨® a fallar una, y otra, y otra vez, sin perder la fe.

Vermes inyect¨® a Gerso Fernandes como adrenalina intravenosa. Sus pataleos abrieron agujeros por la defensa de Portland, que pareci¨® queso gruyer. Una tras otra, y apareci¨® Attinella, providencial, con las piernas, las palmas y las narices. Pero el arquero de Portland tampoco hace milagros. Y uno habr¨ªa sido desterrar el sablazo de Fernandes, previo pase lateral de Zusi y pantalla de N¨¦meth. El partido entr¨® en agujero negro. En drama, en el cosquilleo de la irresoluci¨®n, lo imprevisible, el asomo de ¨¦pica. Y en el matar o morir, mat¨® Portland, cuando Kansas se ahog¨® en la excitaci¨®n que le caus¨® saber que tendr¨ªa nueve minutos para remontar, tiempo que jam¨¢s aprovech¨®. Un c¨®rner a favor se convirti¨® en su l¨¢pida: Char¨¢ descarg¨®, Blanco tir¨® al espacio, Char¨¢ punte¨® y Valeri abri¨® en canal la defensa de Kansas y apunt¨® al rinc¨®n bajo de Melia. Gol de final. El fr¨ªo finalmente venci¨® al Sporting y el Infierno Azul revitaliz¨® a los Timbers. Atlanta espera.?