El gran Mat¨ªas Prats
La Asociaci¨®n de Prensa Deportiva de Madrid homenaje¨® el lunes pasado a los Mat¨ªas Prats, el padre y el hijo. Me uno al reconocimiento para ambos, pero quisiera dedicar estas l¨ªneas al ya fallecido Mat¨ªas Prats Ca?ete (1913-2004).
Con su voz transit¨¦ desde la ni?ez a la adolescencia. Escuchar aquellas narraciones en la radio significaba ver el partido a trav¨¦s de sus palabras. ?l acud¨ªa a lo que precisamente en ling¨¹¨ªstica se llaman ¡°im¨¢genes¡±: ¡°El bal¨®n ha salido lamiendo el poste¡±, ¡°la pelota se incrusta en la red¡±.
Despu¨¦s, cuando por fin el televisor entr¨® en casa, sus comentarios ilustrar¨ªan el espect¨¢culo para ilustrarnos a todos.
Mat¨ªas Prats fue un gran defensor del idioma espa?ol, quiz¨¢s sin saberlo. Su riqueza l¨¦xica acompa?¨® a quienes aprend¨ªamos a hablar y a pensar. De sus narraciones aprend¨ª lo que eran la l¨ªnea medular, el grader¨ªo, el ¨ªmpetu, el pundonor¡, o la posici¨®n te¨®rica de interior derecha (entonces se dec¨ªa ¡°extremo derecha¡±, ¡°lateral derecha¡±). Palabras que de ninguna otra manera habr¨ªan llegado entonces a mis o¨ªdos.
Conoc¨ª tambi¨¦n de su boca expresiones que a¨²n pronunciamos, como ¡°testarazo¡±, ¡°la pugna por el bal¨®n¡± o ¡°gol imparable¡± (si bien ¨¦l tambi¨¦n dec¨ªa ¡°tira imparablemente¡±).
Con certera precisi¨®n indicaba ¡°los dos extremos han permutado su puesto¡± o mencionaba a ¡°los azulgrana¡± (sin la ¡®s¡¯ vulgar que se le fue a?adiendo m¨¢s tarde). Todos los recursos ret¨®ricos estaban a su alcance: dec¨ªa ¡°el cuero¡± o ¡°el esf¨¦rico¡± para no reiterar ¡°el bal¨®n¡±; comentaba sin complejos que un jugador deb¨ªa atarse ¡°el borcegu¨ª¡± para que aprendi¨¦ramos otra forma de llamar a la bota, y anunciaba socarr¨®n que el masajista aplicar¨ªa a un lesionado ¡°el agua milagrosa¡±.
No le faltaban el humor y la iron¨ªa, sobre todo en sus narraciones para el NO-DO, aquel noticiario que se proyectaba en los cines. En una ocasi¨®n, ante un gol ilegal recibido por el Athletic (entonces Atl¨¦tico de Bilbao) contra el Manchester United, no repar¨® en anticiparse al VAR: ¡°Si arbitra la c¨¢mara, ese gol no vale¡±.
En el mismo partido, la moneda para el sorteo de campos cay¨® de canto sobre el c¨¦sped nevado de San Mam¨¦s; as¨ª que hubo de elevarse al aire de nuevo. En tiempos en que a¨²n funcionaban las viejas divisas europeas, Mat¨ªas Prats se mostr¨® como digno antecesor del ingenio que heredar¨ªa su hijo: ¡°El juez alem¨¢n, atento al progreso de su moneda, hace que el marco suba dos veces¡±.
Qu¨¦ alta estar¨ªa hoy la cotizaci¨®n de un narrador como ¨¦l.