GASTRONOM?A
Navalacruz: el pueblo que comparten Iker Casillas y la ¨²nica estrella Michel¨ªn de ?vila
El peque?o municipio es el lugar de origen de Carlos Casillas, cuyo restaurante, Barro, ha obtenido recientemente el galard¨®n, y quien comparte apellido con el legendario guardameta.
En la fr¨ªa comarca de Valle del Alberche, atravesando la de Tierra de Pinares, se encuentra un peque?o pueblo de apenas 215 habitantes ocultado por las laderas de unas peque?as monta?as que tapan todo cuando cae el Sol. Y all¨ª donde la oscuridad se cierne sobre pinos y nogales, a una distancia que parece infinita de cualquier rastro urbano, pero a tan solo 53 kil¨®metros de la capital abulense, ha ca¨ªdo parte de una estrella -Michel¨ªn-. El mismo lugar que ha visto parte desarrollarse parte de la vida de Iker Casillas. Su pueblo. Navalacruz.
La gala de las estrellas Michel¨ªn de este a?o ha sido tambi¨¦n el estreno de ?vila como parte de la prestigiosa lista de provincias con una de estas condecoraciones. El culpable ha sido Barro, un restaurante ubicado en la capital a cuyas riendas se sit¨²a el joven Carlos Casillas. A sus cortos 24 a?os ha conseguido romper un muro gastron¨®mico que tanto se le resist¨ªa a la cocina castellana de esta parte de la regi¨®n; lo ha hecho con productos de la zona, de los lugares que m¨¢s conoce, aquellos que ocupan su mente y su coraz¨®n. Ah¨ª empieza la fragmentaci¨®n de una estrella que deja caer sus polvos en el peque?o pueblo del hist¨®rico guardameta del Real Madrid, con el que el chef comparte apellido y origen.
El men¨² que escuchaba a los ancestros
Su restaurante es un viaje a la tierra sobre la que se levantan las cuatro paredes del local de la calle San Segundo que da cobijo a sus comensales. Tres mesas, doce comensales. Siete servicios a la semana que hacen los honores de aquella comarca y que se antojan m¨ªnimos si se tiene en cuenta que para elaborar la escueta y compleja carta echan mano de hasta 76 productores. Porque esa ha sido siempre la clave. Dos semanas antes de alzarse con el reconocimiento reconoc¨ªa a El diario de ?vila que ten¨ªa la firme intenci¨®n de ¡°poner en el mapa gastron¨®mico a ?vila¡±, demostrando as¨ª que all¨ª ¡°se pueden hacer las cosas bien porque el potencial es enorme¡±.
¡°Dar valor y poner rostro a nuestro sector primario que es inmensamente rico¡±, dijo entonces. Y sus palabras parecieron una extensi¨®n de la palabra que da nombre al men¨² del restaurante. ¡®Alberche¡¯, una dedicatoria que sobrepasa el plano culinario y asciende al personal y que va destinada a la fr¨ªa comarca que le vio nacer y crecer, aquella que rodea el peque?o pueblo de Navalacruz. De ah¨ª proviene el ¡°silvestrismo¡± que posee la cocina de Barro, capaz de adaptarse al cambio de las estaciones con la naturalidad con la que lo hace el color de los ramajes y las copas de los ¨¢rboles.
Como si de una nana tribal se tratase, Barro la bienvenida a sus futuros comensales con unos ecos guturales que abrazan la tradici¨®n. ¡°Somos los pies de nuestros antepasados hundidos en el barro. Somos sus manos sucias. Su recuerdo. Somos el modelado de nuestra tierra para transmitir su legado¡±, reza su p¨¢gina web. Aquel lugar que naci¨® como un bar de vinos hace poco m¨¢s de un a?o trascendi¨® lo vin¨ªcola sin querer convertir a la comida en el eje de su esencia: ¡°no hablaremos de platos, pases o tiempos que la naturaleza no contempla¡±. No es aquella una experiencia ¨²nicamente gastron¨®mica. Se trata de un viaje temporal.
Pueblo de campeones del Mundo
Algo diferente debe respirarse en ese valle que todo el que ha salido de all¨ª busca seguir ligado al sitio, volver a donde uno fue feliz aunque no haya dejado de serlo. El que fuera guardameta del conjunto de Concha Espina es hijo predilecto de Navalacruz, el hogar de sus padres y tambi¨¦n el de su familia. Tambi¨¦n el de su primo lejano, el patinador Javier Fern¨¢ndez, medallista ol¨ªmpico, campe¨®n del Mundo e incontables veces campe¨®n de Europa y de Espa?a.
Tal es su uni¨®n vital con aquel pueblo abulense que Casillas decidi¨® levantar all¨ª una casa este mismo a?o. Una vivienda modular, un hogar prefabricado que ha comprado y que brotar¨¢ a merced de la forma que el portero quiera darle. Cada vez pasa m¨¢s tiempo all¨ª y menos en las s¨®rdidas urbes donde el estridente ruido del tr¨¢fico y la contaminaci¨®n de cientos de miles de focos imposibilitan hablar, respirar o ver las estrellas. Ahora puede levantar la cabeza y otear el monte; observar c¨®mo los pedacitos de un astro han ba?ado las calles de Navalacruz. Todo por culpa de otro Casillas que decidi¨® hacer del legado de sus ancestros un men¨² de restaurante.