Joaqu¨ªn Torres, desgarrado tras la muerte de su madre: ¡°Mi mundo se apag¨®¡±

Poco ha tardado en te?irse de negro el mes de marzo. Cuando la primavera retorna al calendario para pintar de verde los campos y las colinas, Joaqu¨ªn Torres anuncia, con el coraz¨®n en un pu?o, la dura p¨¦rdida de su madre. ¡°Se ha ido esta ma?ana rodeada de amor y una parte de m¨ª se ha ido junto a ella. Mam¨¢ se fue como ha vivido, discretamente, sin lamentos y dando amor¡±, escrib¨ªa el arquitecto en sus redes sociales.

Apenas un d¨ªa despu¨¦s, Torres ha vuelto a publicar una carta que dedica a su madre y en la que, a falta de tinta, se desangra ¡ªsentimentalmente hablando¡ª convirtiendo en letras que brillan en una pantalla todo aquello que siente que le brota, que necesita exteriorizar.

¡°No hace ni 24 horas que mam¨¢ se fue¡±, inicia su texto. El tiempo suficiente para darse cuenta de que nada volver¨¢ a ser como antes: ¡°Mi mundo hoy es otro ya para siempre. Mi casa, mi calle... Mi mundo se apag¨® sin remedio¡±. Los campos y las colinas verdes son ahora retazos incoloros de una vida, una flora, que estos d¨ªas crece irremediablemente ante la tristeza de la partida de su progenitora: ¡°Amarillos, naranjas, azules, verdes... se han transformado en tonos sin vida¡±.

Luego confiesa su profundo dolor, las nubladas consecuencias y la dificultad de obrar cuando las luces se apagan. ¡°Exactamente mi vida se fue un poco con ella. Le promet¨ª que se pod¨ªa ir tranquila, que yo estaba preparado y que me ocupar¨ªa de mi padre hasta su ¨²ltimo aliento. Siento tal vac¨ªo que no s¨¦ si podr¨¦ cumplir lo prometido¡±. Finalmente se despide: ¡°Desde aqu¨ª y ahora, toda mi gratitud por las innumerables muestras de apoyo y cari?o. Gracias¡±.

La sombra del dolor

Sus palabras son la prolongaci¨®n de un sentimiento que ya qued¨® manifiesto en el propio anuncio del fallecimiento de su madre. ¡°Hoy estoy completamente roto an¨ªmicamente y f¨ªsicamente. El vac¨ªo que ha dejado en m¨ª es desolador y lo ha arrastrado todo¡±, escrib¨ªa el mismo d¨ªa en el que confirmaba el deceso.

¡°S¨¦ que tengo que aprender a no verla, a no tocarla, a no o¨ªrla, a no olerla. Aunque s¨¦ que parte de su energ¨ªa siempre estar¨¢ conmigo. Me ha dejado tanto amor y un ejemplo de vida que siempre ser¨¢ su legado, que nada ni nadie podr¨¢ superar¡±, a?ad¨ªa, personificando la dificultad de entender los sentidos cuando uno pierde la capacidad de encontrar cari?o en el tacto y extra?a el tacto del cari?o.

¡°Quer¨ªa haceros part¨ªcipes a todos de mi gran p¨¦rdida y pediros un poco de paciencia para que vuelta a estar con vosotros¡±, se desped¨ªa tambi¨¦n. Pese a la dureza de este episodio, el arquitecto no se ha olvidado de sus seguidores en ning¨²n momento; a ellos ha extendido la sombra del dolor, no para hacerlos part¨ªcipes, sino para compartir el recuerdo de su madre. De su querida madre.