Mr. T: de un momento m¨¢gico con Emilio Arag¨®n y Lydia Bosch a vivir un drama

Es bastante probable que el nombre de Laurence Tureaud no diga absolutamente nada, pero lo cierto es que as¨ª se llama uno de esos personajes ic¨®nicos con el que varias generaciones crecieron. Hablamos, como no, de Mr. T. Salt¨® a la fama gracias a la intervenci¨®n de Sylvester Stallone, quien le reclut¨® para representar el papel de Clubber Lang en Rocky III (1982). Un papel que fue la antesala del que le convertir¨ªa en mito: M.A. Barracus en El Equipo-A.

Antes de dar el salto a la interpretaci¨®n, el norteamericano, que en la actualidad tiene 69 a?os, prob¨® fortuna como jugador de f¨²tbol americano, se alist¨® en el ej¨¦rcito y se gan¨® la vida como portero de discoteca y guardaespaldas. Ya como actor, compagin¨® su carrera con la de profesional de la lucha libre y lleg¨® a formar pareja con el m¨ªtico Hulk Hogan.

Al igual que la d¨¦cada de los 80 fue la de su despegue, la de los 90 supuso un frenazo en seco en su trayectoria por un doble motivo: no logr¨® sobrevivir al personaje que hab¨ªa creado y le fue diagnosticado un linfoma en 1995. Fue el primer varapalo serio que tuvo que afrontar y lo hizo con la fortaleza que le caracterizaba y una fe inquebrantable marca de la casa.

¡°Recib¨ª tratamiento de quimioterapia y de radioterapia, tuve varias reca¨ªdas y perd¨ª el pelo por completo. Yo cre¨ªa en Dios cuando el c¨¢ncer lleg¨® y mi fe se puso a prueba. Solo porque creas en Dios, sirvas a Dios, alimentes al hambriento, vistas al desnudo o ayudes a las personas a superarse, no significa que no te ocurrir¨¢n cosas malas¡±, explic¨® Mr. T en una entrevista concedida a Fox News.

Pero vayamos por partes porque cuando todav¨ªa estaba en la cima de su carrera, justo antes de que le fuera diagnosticada su enfermedad, Mr. T hizo una aparici¨®n estelar en un especial navide?o de 'El Gran Juego de la Oca', el no menos m¨ªtico concurso que presentaban Emilio Arag¨®n y Lydia Bosh. Corr¨ªa el a?o 1993 y el documento sencillamente no tiene desperdicio.

El actor super¨® finalmente su enfermedad en 2001, aprendiendo mucho de la experiencia en el trayecto, y renov¨® su fe cristiana hasta el punto de que no es raro verle participar en alg¨²n serm¨®n o llenar su timeline de Twitter con multitud de referencias a la Biblia.

Y lleg¨® el d¨ªa en el que se desprendi¨® de sus ic¨®nicas cadenas fruto de otra experiencia traum¨¢tica para ¨¦l. Como hemos comentado, Mr. T tuvo que ganarse la vida como pudo y ejerci¨® de portero de discoteca y guardaespaldas durante los setenta y su colecci¨®n de cadenas era fruto de clientes despistados que las perd¨ªan y de alguna de las m¨²ltiples peleas en las que se vio involucrado.

Pero tras el inmisericorde Hurac¨¢n Katrina de 2005 y la devastaci¨®n que provoc¨®, el actor tuvo una revelaci¨®n ya que que consideraba que estaba pecando al mostrar tanta ostentaci¨®n despu¨¦s ver a gente que lo hab¨ªa perdido todo. ¡°Sent¨ª que era una falta de respeto y algo insensible. Todav¨ªa recuerdo los cad¨¢veres flotando¡±, coment¨® al respecto.

Ya despojado de la carga de la vanidad, MR. T, que tiene tres hijos fruto de su relaci¨®n con Phillys Clark, ha pasado los ¨²ltimos lustros tratando de sacar a flote sin demasiado ¨¦xito alg¨²n proyecto personal en la televisi¨®n, participando en alg¨²n concurso como ¡®Dancing with the stars¡¯ o apoyando obras de caridad.

Y si alguien se pregunta c¨®mo sobrevive este solado de fortuna en la actualidad la respuesta es gracias a la publicidad. El actor todav¨ªa tiene tir¨®n entre la sociedad norteamericana y no es de extra?ar que las marcas recurran a ¨¦l para que explote su faceta de M.A en diversos anuncios para los que hace la excepci¨®n de volver a portar sus cadenas. Detergentes, compa?¨ªas de bricolaje y electrodom¨¦sticos o ropa. No le hace ascos a nada. No solo de pan vive el hombre.