Claudia Schiffer revela que lleg¨® a tener un guardia de seguridad para su ropa interior

Durante la d¨¦cada de los 90 y comienzos de los 2000, las pasarelas y las portadas de las revistas de moda tuvieron como protagonistas absolutas a un pu?ado de nombres que terminaron por ser sin¨®nimos de aut¨¦nticas celebridades e iconos venerados en todo el planeta. Y a la cabeza de aquel grupo de legendarias top models, a las que la prensa bautiz¨® como las 'Big Six' se encontraba Claudia Schiffer.

Y ahora, muchos a?os despu¨¦s de aquella ¨¦poca dorada, la alemana ha concedido una entrevista a la revista Elle en la que echa la vista atr¨¢s para repasar c¨®mo experiment¨® entonces estar en la cima de la industria, con todos sus beneficios e inconvenientes. El suyo fue un rol que, seg¨²n confiesa ahora, jam¨¢s busc¨® a prop¨®sito. "Nunca tuve la urgencia de estar bajo los focos", reflexiona, "cuando empec¨¦ a modelar, no fui a la agencia diciendo 'Quiero ser modelo'. Y tampoco lo mir¨¦ nunca en plan 'Quiero ser famosa'. Llegu¨¦ al punto de considerarlo como un 'quiero ser buena en esto y quiero llegar hasta arriba'".

Adem¨¢s, tal y como ha expresado ella misma, Schiffer ten¨ªa un talante diferente al de sus compa?eras: "En comparaci¨®n con las otras chicas, yo era muy extra?a porque no hablaba mucho con nadie en el estudio. Todo el mundo se pon¨ªa charlar y a volverse loco. Probablemente pensaban que yo era arrogante... y era visto como frialdad a veces, porque la gente pensaba: 'No est¨¢ interesada' o 'No quiere comunicarse'".

En cualquier caso, la alemana se convirti¨®, como las otras top y en sus propias palabras, en algo parecido a "una estrella de rock". El nivel de fanatismo que despertaban llegaba hasta extremos inveros¨ªmiles. "No pod¨ªas meterte en tu coche a no ser que te hicieran un pasillo. La gente abr¨ªa agujeros en las carpas donde nos prepar¨¢bamos y trataban de hacernos fotograf¨ªas. Ten¨ªamos seguridad en cada desfile", recuerda.

Pero el detalle m¨¢s sorprendente, y el que puede dar mejor idea de la locura que rodeaba entonces a Schiffer, es una an¨¦cdota relacionada con su ropa interior. Y es que, tal y como cuenta, en cierto momento se tuvo incluso que contratar a un guardia de seguridad para que vigilara sus prendas ¨ªntimas en los camerinos. "Cuando desfilaba y regresaba, mi ropa interior desaparec¨ªa de forma constante -mi sujetador, mis bragas... ?desaparecidos!"

A d¨ªa de hoy, Schiffer asegura no echar de menos aquel mundo. "Recib¨ª cumplidos maravillosos por entonces", rememora, "pero luego llegas a la siguiente fase y pasas p¨¢gina. No te llaman hermosa toda la vida. Es un recuerdo agradable, pero luego empieza la siguiente generaci¨®n y pasas el relevo. Para m¨ª, es algo natural, no estar envidiosa o celosa". De hecho, Schiffer afirma que ahora mismo, no puede concebir una peor pesadilla que la posibilidad de que existiera una "pastilla m¨¢gica" que la hiciera "volver a tener el aspecto de los 20 a?os".