Filtran la versi¨®n de Sharapova de su relaci¨®n con Grigor Dimitrov
La tenista rusa dedica un cap¨ªtulo de su autobiograf¨ªa a narrar detalladamente su historia de amor con el b¨²lgaro.
Dos semanas despu¨¦s de volver a disputar un partido de Grand Slam tras los 15 meses de su suspensi¨®n por consumo de meldonium (y firmar un regreso triunfal venciendo a la rumana Simona Halep en el US Open), la tenista rusa Maria Sharapova lanz¨® al mercado su autobiograf¨ªa "Unstoppable. My life so far" ("Imparable: mi vida hasta ahora"), en la que ha centrado parte del tiempo que se ha mantenido fuera de las pistas.
Seg¨²n se?ala "Estrella digital", la deportista ha recogido en este libro los eventos m¨¢s significativos de su vida, tanto personal como deportiva, que van desde "su emigraci¨®n de Rusia a Chernobyl? tras el accidente nuclear cuando tan solo era una ni?a" hasta su preparaci¨®n para regresar a las pistas tras su comentada sanci¨®n.
Maria Sharapova tampoco ha evitado hablar de su vida amorosa y ha dedicado un cap¨ªtulo de su autobiograf¨ªa a narrar detalladamente su historia de amor con el tenista b¨²lgaro Grigor Dimitrov.
Dur¨® tres a?os, entre 2013 y 2016, pero se ha remontado a unos meses antes para revelar que fue Grigor quien dio el primer paso para conocerla y que tard¨® unos meses en que ella se atreviera a denominarle como su novio. Sharapova ya hab¨ªa demostrado sobradamente su enorme potencial como tenista mientras que ¨¦l despunt¨® cuando estaban juntos (y tras una an¨¦cdota en Madrid) en un tiempo que tambi¨¦n afirma que le vio "hacerse un hombre".
En este repaso a su relaci¨®n, la rusa deja entrever que lo vivieron con mucha intensidad pero tal vez no funcion¨® porque no se encontraron en el momento adecuado.
Este episodio de la autobiograf¨ªa de Sharapova lo ha compartido en Twitter @duplagreska, un usuario que se define como un aficionado al tenis. Esta es la versi¨®n traducida que ha publicado el medio "Clar¨ªn".
La historia de amor de Sharapova y Dimitrov
"En octubre de 2012, cuando abandonaba el campo despu¨¦s del partido de? cuartos de final en Beijing, mir¨¦ mi tel¨¦fono y ten¨ªa un mensaje de Max (mi agente). 'Gracias', le respond¨ª, como hago siempre. Diez minutos tos despu¨¦s, recib¨ª un segundo mensaje, lo cual me sorprendi¨®. Max estaba en Miami y all¨ª eran las 4 de la ma?ana. ?No deber¨ªa estar dormido? 'Grigor Dimitrov quiere tu n¨²mero'. Mir¨¦ la pantalla del tel¨¦fono sorprendida y, ?deber¨ªa decir emocionada? Met¨ª el tel¨¦fono en mi bolsillo, hice 10 minutos de bicicleta seguido de quince de estiramientos mientras mi entrenador no dejaba de hablarme del partido. Mi mente realmente no estaba prest¨¢ndole atenci¨®n, lo cual no es nada nuevo, porque Thomas Hogstedt ¨C por entonces me entrenaba ¨¦l, habla demasiado despu¨¦s de los partidos, m¨¢s de lo que nadie necesita. Saqu¨¦ mi m¨®vil, y ten¨ªa otro mensaje de Max. 'Grigor Dimitrov quiere tu n¨²mero'.
No sab¨ªa cu¨¢l era su ranking en esos momentos. Mi madre dec¨ªa que ¨¦l era mi sesi¨®n de terapia porque cada vez que habl¨¢bamos, terminaba con una sonrisa en la cara. Una noche me di cuenta que lleg¨® a Par¨ªs demasiado pronto como para disputar el main draw del torneo. No me cuadraba. Mir¨¦ el cuadro y ¨¦l no estaba. Le busqu¨¦ en la qualy y le vi. Era el 60? del mundo. Lo siguiente que recuerdo es mirar el livescore de los partidos de clasificaci¨®n. Todo continu¨® hasta que un buen d¨ªa aparece en mi puerta con un ramo de rosas y un oso gigante de peluche.
Pasamos mucho tiempo juntos los siguientes meses. Un d¨ªa me pregunt¨® si quer¨ªa ser su novia. Me pill¨® con la guardia baja. No estaba preparada para nada as¨ª. ?l me dijo que me esperar¨ªa hasta que estuviera preparada. '?Qui¨¦n es esta persona?', me preguntaba. Lo miraba y me cuestionaba: ?Por qu¨¦ este chico tan guapo, que podr¨ªa estar con cualquiera, esperar¨ªa a una chica como yo que no est¨¢ preparada para iniciar una relaci¨®n? Le dije que s¨ª, pero que no sab¨ªa cu¨¢ndo lo estar¨ªa. Podr¨ªan ser meses. ?l me respondi¨® que me esperar¨ªa. 'S¨¦ lo que quiero y te quiero a ti', me dijo.
Pasaron meses y ya nada pod¨ªa pararnos. Le vi crecer, triunfar, sufrir, recuperarse. Arriba y abajo. Me encantaba verle jugar. Un d¨ªa me vi sentada en una silla de caucho, el d¨ªa de Navidad, vi¨¦ndole entrenar. S¨®lo yo, mi mejor amiga Estelle, ¨¦l y su hitting partner, un d¨ªa caluroso en California que parec¨ªa cualquier cosa menos el d¨ªa de Navidad. Le vi ascender en el ranking. Le vi pasar de estar en un hotel horrible en la autopista en Madrid (un hotel donde incluso las ratas no quer¨ªan estar ah¨ª) a una suite en el Cuatro Estaciones en Par¨ªs o en el Carlyle en Nueva York. Le vi pasar de ser un ni?o que viajaba en economy-plus a Australia a ser un hombre que ten¨ªa un jet privado provisto por un nuevo amigo multimillonario.
Despu¨¦s de un partido en Brisbane, le dio a todo mi equipo una camiseta con una frase en la que dec¨ªa que deseaba un d¨ªa tener un equipo como ellos. Y antes de que nos di¨¦ramos cuenta, ya lo ten¨ªa. Le vi crecer hasta convertirse en una persona capaz de tomar sus propias decisiones. Le vi hacerse un hombre.
Grigor ha sido llamado a ser el pr¨®ximo Roger Federer, el pr¨®ximo tal o el pr¨®ximo cual. Ha sido n¨²mero 8 del mundo y tiene mucho potencial. Tiene unos golpes fant¨¢sticos. La forma en la que golpea, se desliza... es inspirador. ?l es capaz de hacer cosas incre¨ªbles con su cuerpo. Es un regalo, pero tambi¨¦n una maldici¨®n. De la forma en la que es, no s¨®lo lo tiene todo para ganar sino para hacerlo bonito. Debe ser perfecto o ¨¦l no lo quiere para nada. O incre¨ªble, o fuera. Por eso ¨¦l debe a¨²n encontrar todo su potencial. (...)
Grigor me dijo recientemente -hablamos al tel¨¦fono despu¨¦s de que alcanzara las semis en Australia- que una de las peores cosas de la vida es tener lo correcto en el momento equivocado. Me hizo acordarme de una tarde que pasamos antes del torneo de Wimbledon 2015. ?l hab¨ªa alcanzado las semis el a?o anterior derrotando a Andy Murray. Perdi¨® ante Novak en cuatro sets. Sac¨® un libro que Wimbledon hace cada a?o de ediciones anteriores. Tranquilamente, empieza a pasar las p¨¢ginas hasta que encuentra una foto m¨ªa, sentada en su box viendo su partido. Me mir¨®, triste -creo que con l¨¢grimas en los ojos- y me pregunt¨®: '?Has visto esto? Esto significa todo para m¨ª. Verte en mi box al lado de mi madre'.