Y Kyrgios explot¨®: ¡°La del vestido... se ha tomado 700 tragos, hermano¡±
El australiano, pese a contenerse durante el primer set, volvi¨® a dejar escenas poco ejemplares. Entre sus quejas, pidi¨® que se expulsara a una espectadora.
Parec¨ªa un d¨ªa tranquilo, una excepci¨®n debida al contexto: Nick Kyrgios se encontraba en su primera final de Grand Slam. Adem¨¢s, en su torneo favorito y ante un rival, Novak Djokovic, al que hab¨ªa ganado en sus dos enfrentamientos previos. Una ocasi¨®n que no se pod¨ªa desaprovechar, que, por una vez, requer¨ªa seriedad y autocontrol. Dur¨® lo que dur¨®: un set. El australiano, mostrando esa genialidad que muchas veces queda oculta bajo capas de pol¨¦mica, se llev¨® una primera manga imponente, en la que confirm¨® su candidatura a Wimbledon. Y lo hizo sin estridencias, mostr¨¢ndose concentrado en todo momento, limitando la improvisaci¨®n en su juego e, incluso, sin celebrar la victoria parcial. Se march¨® a su banquillo con la mirada fija, apuntando al suelo, sin hablar con nadie ni reclamar protagonismo.
Y Kyrgios explot¨®. En el cuarto juego de la segunda manga lleg¨® la primera rotura de Djokovic. Y las primeras quejas del oce¨¢nico, que ya no dejar¨ªa de encontrar enemigos hasta el final del encuentro. En varios momentos, Nick apunt¨® a su propio palco, pidiendo a los asistentes que se sentaran, acompa?ando la acci¨®n con gestos. Tambi¨¦n externaliz¨® su frustraci¨®n por todos los juegos que, teniendo aparentemente controlados, Nole le iba complicando. ¡°Todo el rato igual, 40-0 y, entonces, 40-15, 40-30... siempre pasa algo¡±, gritaba para todo el mundo, sin encontrar soluciones.
A mayor nivel del jugador serbio, mayor nivel de las protestas australianas, con uno de los puntos de mayor tensi¨®n en el segundo set, que Nick terminar¨ªa cediendo tras no aprovechar cuatro bolas de break con 5-3 en el marcador. Con la rabia del momento, Kyrgios focaliz¨® su quejas en una mujer del p¨²blico que, seg¨²n el tenista, le molestaba en cada uno de sus turnos al saque. ¡°Me distrae cuando estoy sirviendo en una final de Wimbledon. No hay un escenario m¨¢s grande, no me cre¨ªste y luego lo volvi¨® a hacer. Casi me cuesta el juego. ?Por qu¨¦ est¨¢ aqu¨ª todav¨ªa? Est¨¢ completamente borracha en la primera fila y habl¨¢ndome en medio de un juego. ?Esto es aceptable?¡±, indicaba Kyrgios al juez de silla, se?alando directamente a la susodicha. ¡°La del vestido... con la... la que parece haberse tomado unos 700 tragos, hermano¡±, incid¨ªa. ¡°He tenido un par de noches de fiesta en mi vida, y sab¨ªa que ella hab¨ªa bebido demasiado. Hab¨ªa que darle un agua o sacarla del estadio¡±, explicaba, con m¨¢s calma, ya en rueda de prensa.
Sus protestas, como su partido, no llegaron a buen puerto. ¡°Doy las gracias tambi¨¦n a recogepelotas y jueces de silla y de l¨ªnea. S¨¦ que soy dif¨ªcil y que tenemos una relaci¨®n un tanto complicada, pero estoy aqu¨ª para agradecer el gran trabajo que hab¨¦is hecho¡±, reconoc¨ªa Kyrgios, sin embargo, al t¨¦rmino de la final, haciendo autocr¨ªtica y elogiando el excelso nivel de Djokovic, siete veces campe¨®n en su querido All England Club. ¡°Novak, eres como un Dios. No te voy a mentir. No s¨¦ cuantas veces has ganado este torneo. Has estado brillante y te felicito por ello¡±, le dedic¨® el australiano al serbio. ¡°Necesito unas buenas vacaciones. Estoy muy contento por este resultado. Ha sido mi mejor resultado en un Grand Slam. No s¨¦ si podr¨¦ estar nuevamente en una final de Wimbledon, pero he disfrutado de esta experiencia. Gracias¡±, conclu¨ªa Nick en su discurso. ¡°Espero verte en m¨¢s finales de grandes¡±, le respond¨ªa Nole. Las oportunidades, seguramente, llegar¨¢n. Y las protestas tambi¨¦n.