Djokovic iguala los 22 t¨ªtulos de Grand Slam de Nadal
El serbio gana ante el griego Tsitsipas su 10? Open de Australia, alcanza al espa?ol y vuelve a ser n¨²mero uno en lugar de Alcaraz.
Novak Djokovic vio c¨®mo el ¨²ltimo golpe de Stefanos Tsitsipas en la final del Open de Australia se iba largo por la l¨ªnea de fondo y se se?al¨® la cabeza, el coraz¨®n y los cojones, las tres ces que lleva tatuadas Carlos Alcaraz en su antebrazo izquierdo, por lo que suele decirle su abuelo. Acababa de proclamarse campe¨®n con una actuaci¨®n sensacional y, arropado por su familia (menos su padre, que no estuvo en la pista, s¨ª en el recinto) y su equipo, no pudo contener las l¨¢grimas, algo muy poco habitual durante su extensa carrera, que ha tenido muchos momentos de alegr¨ªa y algunos de tristeza. El serbio, implacable, lleno de gracia, despach¨® a Stefanos Tsitsipas en los tres sets (6-3, 7-6 (4) y 7-6 (5)) y 2h56 de un partido en el que todo dependi¨® de ¨¦l, desde un primer set g¨¦lido hasta su remontada en el tercero, pasando por un segundo m¨¢s agitado y err¨¢tico que resolvi¨® con mala uva y maestr¨ªa en el desempate.
El caso es que Djokovic, que no compiti¨® en las ant¨ªpodas el a?o pasado por no estar vacunado contra el coronavirus y empez¨® el torneo con molestias en el muslo izquierdo, se las arregl¨® para ganar su 22? t¨ªtulo de Grand Slam e igualar por segunda vez (ya estuvieron empatados a 20) el r¨¦cord masculino de Rafa Nadal, a dos del absoluto que a¨²n mantiene Margaret Court (24). Con esta, Nole ya ha sido 10 veces campe¨®n en Melbourne. Solo el espa?ol (14 Roland Garros) y la australiana (11 Open de Australia) han ganado m¨¢s veces un mismo major. Se coloca en la cuarta plaza de la lista hist¨®rica de trofeos ATP (93), por delante, aqu¨ª s¨ª, de Nadal (92). La guinda del pastel para el balc¨¢nico es que vuelve a ser n¨²mero uno, en detrimento de Carlos Alcaraz, que pasa a ser segundo. Tsitsipas sube al tercer puesto. Djokovic perdi¨® en junio del a?o pasado el liderato del ranking, que fue a parar a manos de Daniil Medvedev. Ahora lo tiene todo. La que viene ser¨¢ su semana 374 en el trono del tenis.
No es casual que todo esto lo consiga en la Rod Laver Arena, una pista en la que encadena 28 victorias consecutivas, desde que el entonces inopinado surcoreano Hyeon Chung le venciera en octavos de la edici¨®n de 2018. Esta racha la inici¨® ante Mitchell Krueger en la primera ronda de 2019 y contin¨²a abierta. Su relaci¨®n con el suelo aussie es id¨ªlica. Este a?o se lleva de all¨ª 11 victorias y dos t¨ªtulos (gan¨® el 250 de Adelaida 1) sin conocer la derrota. A sus 35 a?os (es el tercer ganador m¨¢s mayor del Open tras Ken Rosewall (37) y Roger Federer (36)) y con un poder¨ªo f¨ªsico y ten¨ªstico tremendo, en contraposici¨®n a las continuas dificultades por las que atraviesa Nadal, parece llamado a prevalecer sobre el balear y Federer (20), ya retirado, en la carrera por los Slams.
Un plan de juego brillante
Djokovic sab¨ªa que sus opciones de victoria, que eran muchas de antemano (un 79% seg¨²n el win predictor (la predicci¨®n de victoria)), pasaban por sacar bien, jugar mucho al rev¨¦s de Tsitsipas y defender con velocidad y reflejos cuando el griego de 24 a?os atacara con su derecha. Tambi¨¦n por controlar su temperamento en un partido que se preve¨ªa caliente, por la numerosa hinchada de los dos pa¨ªses en liza, Serbia y Grecia, que iba a animar en la grada con banderas, c¨¢nticos y algunas salidas de tono en momentos de protocolario silencio. El de Belgrado sali¨® a la pista m¨¢s ligero que de costumbre, sin el aparatoso vendaje en el muslo que le acompa?¨® en los anteriores partidos. Solo con unos tapes que apenas se ve¨ªan.
Y se movi¨® con soltura, felino, ejecutando los golpes con extrema facilidad ante un Tsitsipas romo que fue desperdiciando una tras otra las pocas oportunidades que tuvo de meterse en el partido, sobre todo en un segundo parcial que pudo sacar adelante con un punto de set que no convirti¨® en el d¨¦cimo juego. Djokovic andaba mosqueado, con el p¨²blico y con su equipo, al que recriminaba vete t¨² a saber qu¨¦. Adem¨¢s, se peg¨® un revolc¨®n, al intentar devolver un env¨ªo de Stef, que no le hizo ninguna gracia, mientras el ateniense ni se inmutaba. Le deb¨ªa una por sus cr¨ªticas el a?o pasado cuando viaj¨® en Australia sin estar vacunado, aunque al final del encuentro todo fueron buenas palabras entre ellos, no tanto las caras (muy serio Tsitsipas). Y tras desmontar al principio de la tercera manga el ¨²ltimo intento de rebeli¨®n de su rival, minimizando los errores no forzados (22), el chacal resolvi¨® en un nuevo tie-break. Lo que vino despu¨¦s ya pertenece a la historia.