Federer sobrevive a Nadal y consigue su 18 Grand Slam
El suizo Roger Federer ampl¨ªa su r¨¦cord tras sobreponerse a un break en el quinto set: 6-4, 3-6, 6-1, 3-6 y 6-3 en 3h:37 ante un Nadal tambi¨¦n inmenso, que anuncia que ha vuelto.Nadal - Berdych en directo: Open de Australia 2019 en vivo
El partido del siglo. La madre de todas las finales, fue para Roger Federer que, enorme, bati¨® a Rafa Nadal por 6-4, 3-6, 6-1, 3-6 y 6-3 en 3h:37 para agigantar su leyenda frente a otra leyenda. El suizo, con 35 a?os, no hab¨ªa ganado un Grand Slam desde Wimbledon 2012, y elev¨® su cuenta a 18 ampliando su r¨¦cord y dejando al espa?ol en 14.
Gan¨® Federer despu¨¦s de seis meses parado por una lesi¨®n de rodilla, su ausencia m¨¢s larga del circuito. Pero Nadal ha vuelto con 30 a?os, despu¨¦s de dos meses y medio KO recuperando su mu?eca izquierda. Su perseverencia le llev¨® a una final de Grand Slam que no pisaba desde hace dos a?os y medio. Los dos ganaron. Y dejaron un mensaje: 'Nos volveremos a ver'. Esta vez, el suizo no se encogi¨®. Y levant¨® un break en la manga definitiva. Pas¨® del 1-3 a ganar cinco juegos seguidos. El ¨²ltimo punto se decidi¨® con una consulta al Ojo del Halc¨®n. El drive hab¨ªa entrado. Suspense hasta el final. Federer grit¨® y llor¨®. Las l¨¢grimas de decepci¨®n de 2009 ("Esto me est¨¢ matando") se tornaron en otras de alegr¨ªa. "Quiz¨¢ Roger se merec¨ªa este t¨ªtulo m¨¢s que yo", dijo luego Rafa.?
Sobre la Rod Laver Arena se concentraba, como en el ojo de un tornado, toda la tensi¨®n emocional, toda la fuerza de un acontecimiento ¨²nico, aunque se hubiera repetido en 34 ocasiones. Los dos jugadores con m¨¢s carisma del tenis volv¨ªan a disputar una final de Grand Slam. La ¨²ltima hab¨ªa sido en Roland Garros 2011, cinco a?os y medio atr¨¢s. Todos los ojos del mundo se concentraban sobre el azul cobalto de la pista. Como en el ring de un Ali-Frazier, el asfalto de un Prost-Senna, el c¨¦sped de un Cristiano-Messi, el tablero de un Karpov-Kasparov o el parqu¨¦ de un Magic-Bird... Uno de esos d¨ªas m¨¢gicos en el que el nombre de los dos protagonistas corre de boca en boca hasta desgastarse.
Roger Federer, con 35 a?os y cuatro hijos, sali¨® dispuesto a liquidar el partido por la v¨ªa r¨¢pida. Con un d¨ªa m¨¢s de descanso y con cinco horas menos en las piernas, el suizo fue un vendaval. Con 13 golpes ganadores, r¨¢pido de manos como un prestidigitador, ventil¨® el primer set en poco m¨¢s de media hora. Resoplaba Nadal, aturdido. Sus piernas le recordaban la batalla de casi cinco horas frente a Grigor Dimitrov y su mente no consegu¨ªa enga?ar al cuerpo.
Le hac¨ªa falta a Nadal convertir el partido de ping-pong a un tiro que hab¨ªa propuesto Federer en una lucha de trincheras. Llevarlo a su terreno, al de los viejos tiempos que le permit¨ªa ense?ar un cara a cara de 23-11 con el de Basilea. Fue capaz de hacerlo en la segunda manga. Sab¨ªa que deb¨ªa ser m¨¢s agresivo. Martillear como otras veces el rev¨¦s a una mano. Meter otra marcha a sus piernas tirando de reservas, si las hab¨ªa, o de testosterona. Rompi¨® dos veces, aunque se dej¨® neutralizar un break, para anotarse la manga y seguir vivo.
Pero Federer no es amigo de peleas de bar, de agarrarse de la pechera. Y supo marcar distancias. En el primer juego de la tercera manga, salv¨® tres bolas de rotura con tres aces (20 al final del partido), y arrebat¨® el servicio a Nadal tras procurarse una bola con un drive a bote pronto imposible. No fue f¨¢cil pese al 6-1, pues la manga se extendi¨® m¨¢s de 40 minutos y hubo igualdad. Pero sac¨® de la chistera 18 los golpes ganadores que le pusieron por delante.
Lleg¨® entonces el todo o nada para del de Manacor, especialista en misiones imposibles. Si ganaba el cuarto set, tendr¨ªa el partido donde quer¨ªa. Y lo gan¨®. Un puntazo maravilloso que puso a Nadal 4-1, resuelto con un manotazo cruzado marca de la casa, fue tambi¨¦n un manotazo en el rostro de Federer. 'Estoy aqu¨ª', le dijo. La final estaba igualada, Federer se iba al vestuario con un tiempo m¨¦dico y Nadal saltaba como un poseso sobre la pista. Ol¨ªa la sangre. Otra vez el fino suizo hab¨ªa ca¨ªdo en su trinchera.
La Rod Laver se puso en pie. Nadal acababa de sacar todos los fantasmas del armario de Federer, que corr¨ªan por la pista. No dej¨® que el suizo despertara. Como un directo a su mand¨ªbula, logr¨® un break de entrada y levant¨® tres bolas de rotura en el siguiente juego. El f¨ªsico ya no contaba. Era una batalla mental. ?pica y poes¨ªa. Pero esta vez, Federer no se hundi¨®. Devolvi¨® el break y logr¨® otro, con intercambios de hasta 26 golpes. Agon¨ªa pura. Sacando para ganar, todav¨ªa tuvo Nadal dos bolas de rotura. Con puntos de partido, dos veces hubo que tirar del Ojo de Halc¨®n. La tensi¨®n reventaba. Pero la ¨²ltima derecha fue dentro... Gan¨® Federer. Pero no perdi¨® Nadal. Su leyenda, juntos, crece y crece.?