Boris Becker: un campe¨®n precoz de vida turbulenta

Su vida cambi¨® para siempre el 1 de julio de 1985. Quiz¨¢s nunca en la historia del tenis un servicio result¨® tan determinante. Aquel espigado y potente adolescente, mitad rubio, mitad pelirrojo, con la cara plagada de pecas y dos intensos ojos azules, no titube¨® un segundo antes de proclamarse campe¨®n de Wimbledon. Pidi¨® la pelota, ajust¨® los pies junto a la l¨ªnea de fondo, bot¨® un par de veces la bola antes de acomodarla definitivamente junto al coraz¨®n de su raqueta, y ejecut¨® un primer servicio abierto incontrolable para el sudafricano Kevin Currey: 6-3, 6-7, 7-6 y 6-4. Un saque con una mec¨¢nica perfecta, que aprovechaba todas y cada una de las palancas del cuerpo, y que tuvo un efecto devastador en el deporte de la raqueta.

As¨ª, Boris Franz Becker (22 de noviembre de 1967) se convert¨ªa en el jugador m¨¢s joven en ganar Wimbledon con 17 a?os y 7 meses, adem¨¢s de en el primer alem¨¢n y primer tenista no cabeza de serie en firmar dicha haza?a en el All England Club. Un tipo con mucha personalidad, cuyo tenis cautiv¨® al mundo y desat¨® la ¡®tenisman¨ªa¡¯ en la entonces Rep¨²blica Federal, pero al que su fama convirti¨® de inmediato en celebrity e hizo de su (controvertida) vida privada un espect¨¢culo en demasiadas ocasiones.

Como deportista Boris Becker fue un ejemplo a seguir, tanto por su precocidad como por su determinaci¨®n. Un tenista atl¨¦tico, ¨¢gil y agresivo, con un patr¨®n de juego de ataque el¨¦ctrico, que lo convierte en uno de los ¨²ltimos mosqueteros del tenis de saque-red junto a leyendas como McEnroe, Edberg, Rafter o Sampras. Fue el primer tenista en ganar por potencia.

Su servicio le granje¨® sus principales apodos: ¡®Serveman¡¯ o ¡®Boom boom Becker¡¯. Pero su tenis era mucho m¨¢s que un saque poderoso. Becker era s¨®lido desde el fondo de pista, ten¨ªa una derecha temible, un elegante rev¨¦s a una mano y una volea soberbia. Incluso en plancha. Era bastante habitual que Becker acabara los puntos por el suelo, sobre todo en pistas de hierba. Junto a Steffi Graf, con quien comenz¨® a dar raquetazos de ni?o en la pista construida por su padre, represent¨® la ¨¦poca dorada del tenis germano.

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En quince a?os de carrera profesional acumul¨® 49 t¨ªtulos individuales, entre ellos 6 Grand Slam (Wimbledon 85, 86 y 89; Australia 91 y 96; US Open 89), y 15 t¨ªtulos de dobles, con un balance de 713 victorias por 214 derrotas. A todo ello hay que sumar 2 Copas Davis, el Oro Ol¨ªmpico en Barcelona¡¯92 en dobles junto a Michael Stich, sus 12 semanas al frente de la clasificaci¨®n ATP (trono al que accedi¨® por primera vez el 28 de enero de 1991, tras su primer triunfo en Australia), 3 Masters (88, 92 y 95) y una Copa Grand Slam (1986). Unos ¨¦xitos que le llevaron a ser top ten durante once a?os, a embolsarse m¨¢s de 25 millones de d¨®lares? en premios y a ser uno de los jugadores m¨¢s carism¨¢ticos de su ¨¦poca. Por todo ello, Becker ingres¨® en el Sal¨®n de la Fama del Tenis en 2003.

Edberg fue su gran rival y Wimbledon su casa

Sin embargo, a aquel alem¨¢n corpulento y de mirada determinada le cost¨® siempre m¨¢s de la cuenta esconder sus emociones, lo que daba ventaja a algunos de sus m¨¢s experimentados rivales como McEnroe, Lendl o Edberg en momentos clave. Becker domin¨® los duelos directos frente a muchos n¨²meros uno: McEnroe (8-2), Connors (6-0), Wilander (7-3), Edberg (25-10), Courier (6-1), Muster (2-1) y R¨ªos (3-2). Pero se le atragantaron Lendl (10-11), Sampras (7-12) y Agassi (4-10). Evidentemente hay notables diferencias de edad entre unos y otros.

Sus dos grandes rivales generacionales fueron Lendl y Edberg. Los enfrentamientos con el checoslovaco fueron m¨ªticos por el choque de estilos: el tenis directo frente al tenis agresivo desde el fondo de pista. Mucho m¨¢s espectaculares si cabe fueron sus duelos con el sueco, su alter ego escandinavo. La quintaesencia del tenis de saque-red de finales de los a?os ochenta: contundencia versus precisi¨®n. ¡°Edberg fue probablemente mi rival m¨¢s duro. Jugamos infinidad de veces. Era un gran competidor en la pista, pero adem¨¢s era un gran chico¡±, recordaba Becker en el torneo de Bastad 2012, que celebr¨® la rivalidad entre ambos. Becker y Edberg se enfrentaron en 16 finales (11-5 para el alem¨¢n), entre ellas una del Masters (1989; 0-1) y tres consecutivas de Wimbledon (1988, 89 y 90, con balance de 1-2).

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Y es que Wimbledon siempre fue especial para el d¨ªscolo alem¨¢n, que adem¨¢s de sus tres t¨ªtulos perdi¨® otras cuatro finales en la Centre Court londinense. A las dos de Edberg, se suman la de Stich y la de Sampras, su gran coco. ¡°Pete era muy fr¨ªo a la presi¨®n. Era horrible jugar contra ¨¦l y no tener ni un punto de break¡±. En Wimbledon forj¨® su leyenda y all¨ª disput¨® su ¨²ltimo partido como profesional. En el verano de 1999, tras caer derrotado en cuarta ronda frente a Patrick Rafter, el p¨²blico se puso en pie y dedic¨® una ovaci¨®n larga y calurosa al hombre que d¨¦cada y media antes le rob¨® el coraz¨®n para siempre. Quien escribe estas l¨ªneas nunca olvidar¨¢ ese d¨ªa. Desde entonces Becker no ha dejado de visitar la catedral, casi siempre acompa?ado de toda su familia, para disfrutar del ambiente y aportar su conocimiento como comentarista de televisi¨®n.

¡°Ganarle en aquella pista cubierta era imposible"

Sergio Casal es el tenista espa?ol que probablemente m¨¢s padeci¨® los estragos del bombardero de Leimen. ¡°Era muy completo y ten¨ªa un saque muy dif¨ªcil de restar. Especialmente en pista cubierta. Cada juego que sacaba, sumaba al menos un par de puntos muy f¨¢ciles. Adem¨¢s, tiraba con mucho peso la derecha y ten¨ªa personalidad y muy buena cabeza. Por eso era tan dif¨ªcil superarle. El ¨²nico pero que se le puede poner es que no gan¨® nunca un torneo en tierra¡±, recuerda Casal. ¡°Jugu¨¦ contra ¨¦l en Hamburgo el a?o anterior a que ganara Wimbledon (1984). Ten¨ªa 16 a?os y me gan¨® (6-3, 6-7, 6-1). Algunos no se lo explicaban y yo les dec¨ªa: ¡®?Joder, es que juega muy bien!¡±. El barcelon¨¦s se midi¨® con ¨¦l en otras cinco ocasiones y le arranc¨® dos meritorias victorias en la Copa Davis, en las primeras eliminatorias que enfrentaron a Espa?a y Alemania en 1985 y 1987 sobre moqueta y tierra batida respectivamente. ¡°?l ten¨ªa un r¨¦cord impresionante en Copa Davis. En su carrera s¨®lo perdi¨® tres partidos individuales y dos de ellos fueron contra m¨ª¡±, a?ade orgulloso. ¡°Mi mejor partido contra Becker fue en la Davis, en casa y con 2-2 en la eliminatoria. Sali¨® cara. A m¨ª me sal¨ªa todo, ¨¦l no jug¨® del todo bien, el p¨²blico me ayud¨®¡­ Fue el partido de mi vida¡±. Pero Becker tambi¨¦n fue testigo del otro gran momento deportivo de Sergio Casal: la final de Paris-Bercy. ¡°Pas¨¦ la previa, gan¨¦ a McEnroe y en la final me top¨¦ con ¨¦l. Ese d¨ªa me di cuenta de que ganarle en aquella pista cubierta era imposible. No hab¨ªa huecos¡±.

Un fan¨¢tico del tenis actual

Becker no es un tipo anclado en el pasado, algo a lo que ha contribuido que no ha perdido contacto con el deporte que le hizo grande. Tampoco es de esos extenistas que consideran que el tenis ha sufrido una involuci¨®n en los ¨²ltimos a?os, aunque es evidente que su estilo de juego parece estar definitivamente enterrado.

Boris es un admirador confeso de los tenistas que hoy dominan el circuito. En especial de Rafa Nadal, a quien conoci¨® en Mallorca con 14 a?os por petici¨®n expresa del t¨ªo Toni, y al que consider¨® capaz de superar a Federer, ¡°el hombre que ha cambiado el tenis en belleza, t¨¦cnica, coordinaci¨®n y juego de pies¡±, por la constante mejora del espa?ol. Por supuesto tambi¨¦n frecuenta palabras de elogio hacia Djokovic, a quien ha entrenado, y hacia Murray.

Mujeres y coches, sus otras pasiones

La vida de Boris Becker fuera de las pistas siempre estuvo ¨ªntimamente relacionada con su patr¨®n de juego. Nunca tuvo una actitud contemplativa, ni fue de especular o mirar mucho el dinero. Siempre que vio algo que le interes¨® fue derecho a por ello. Boris se puso los prejuicios de la sociedad alemana por montera posando desnudo en la revista ¡®Stern¡¯ junto a su primera esposa, la modelo de color Barbara Feltus, con la que tuvo dos hijos y de la que acabar¨ªa divorciado por su archiconocido ¡®affaire¡¯ con Angela Ermakova en la trastienda del famoso Nobu de Londres. Un esc¨¢ndalo surrealista destapado por el malogrado diario sensacionalista ¡®News of the World¡¯ y del que ¡®Bild¡¯ lleg¨® a titular ¡®Boris y el beb¨¦, ?un robo de semen?¡¯. Un l¨ªo de faldas llevado a las portadas del papel couch¨¦ que le acab¨® saliendo caro: 19 millones de d¨®lares entre el divorcio y el pico que se llev¨® la modelo rusa, madre biol¨®gica de su hija Anna.

Se estima que nada m¨¢s colgar la raqueta la fortuna del deportista alem¨¢n m¨¢s conocido de los ochenta era de casi 40 millones de d¨®lares, con otra cifra bastante similar en patrocinadores. As¨ª se entiende que su primer coche fuera un Porsche 959. Con tan s¨®lo 19 a?os. En el m¨ªtico programa ¡®Top Gear¡¯ de la BBC le confes¨® a Jeremy Clarkson algunos de sus excesos al volante por carreteras italianas, conduciendo a m¨¢s de 300 km/h. Su pasi¨®n por los coches le llev¨® a adquirir tres concesionarios de Mercedes Benz, marca para la que se le contrat¨® como embajador a pesar de sus continuas multas y excesos contractuales. De hecho, estrell¨® su coche contra un hist¨®rico ¡®Flecha Plateada¡¯ valorado en 8 millones de euros¡­

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De leyenda a empresario controvertido

Tampoco sus actividades econ¨®micas han estado a salvo de la pol¨¦mica. El alem¨¢n que conquist¨® Wimbledon fue condenado por evasi¨®n de impuestos en 2002, tras haber admitido vivir en Alemania entre 1991 y 1993, periodo en el que oficialmente resid¨ªa en Montecarlo. Fue condenado a 2 a?os de libertad condicionada y el pago de 500.000 d¨®lares. Pero no pareci¨® aprender la lecci¨®n y la hacienda alemana le reclam¨® otros 3 millones de euros. Otro sonado fracaso fue su participaci¨®n en la Torre Becker de Dubai, proyecto en el que asegura no haber puesto m¨¢s que su imagen. Sin embargo, se cre¨® una marca de raquetas con su nombre y la silueta de su m¨ªtico servicio como logo. L¨®gicamente, su condici¨®n de leyenda sigue d¨¢ndole alegr¨ªas y report¨¢ndole beneficios, pasando por oficios como miembro de la directiva del Bayern, director del Masters de Hamburgo, columnista de ¡®Forbes¡¯, comentarista de la BBC y de Sky Sports, embajador de la Fundaci¨®n Laureus e imagen de Poker Stars y Youwin, y hasta la temporada pasada entrenador de Novak Djokovic.

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