Perder ganando
La gran pregunta del deportista, esa que todo atleta se hace en alg¨²n momento de su carrera es: ?merece la pena ganar a cualquier precio? Esta semana el mundo entero ha podido ver las im¨¢genes del portero de la selecci¨®n australiana Andrew Redmayne lanzando a la grada la botella de agua de su hom¨®logo peruano Pedro Gallese durante la tanda de penaltis en la que se decid¨ªa cu¨¢l de las dos selecciones acudir¨ªa al Mundial de Qatar. Redmayne sab¨ªa que en esa botella Gallese ten¨ªa apuntadas las tendencias de disparo de los jugadores australianos. Cuestionado tras el partido por el asunto, se excus¨® alegando que se trataba de matar o morir. ¡°Aprovech¨¦ mi momento¡±, sentenci¨®.
Antes, Redmayne ya hab¨ªa sido carne de tuit viral debido a los bailes que practica sobre la l¨ªnea antes de que lancen los rivales. Para ponerlos nerviosos, el guardameta australiano hace el tonto agitando los brazos y dando saltitos, como un ni?o que reclama atenci¨®n. Convendremos que esto es feo. Pero lo que hizo con Gallese va m¨¢s all¨¢ de una cuesti¨®n est¨¦tica, que siempre es opinable. Rozando la trampa, Redmayne atent¨® contra la confianza de un compa?ero. Aqu¨ª hablamos de ¨¦tica y el da?o es mucho mayor. La peligrosa moraleja de su actuaci¨®n es que todo vale para lograr el objetivo final.
En los bailecitos se acerc¨® a R¨¹diger Vollborn, pero con lo de la botella se aline¨® con ese bilardismo que pone en peligro el mismo sentido del juego. Tras detener el ¨²ltimo penalti, Redmayne estir¨® los brazos y mir¨® hacia el centro del campo con gesto de euforia desatada. Su mirada en esos momentos la he visto otras veces: era la del jeta que sale con la suya, la del p¨ªcaro que no da cr¨¦dito a que no le hayan pillado. Era el rostro del tramposo que se cree ganador.
Me pregunto si en estos d¨ªas de celebraciones el portero australiano habr¨¢ pensado en alg¨²n momento, aunque sea un instante, en Gallese. Tambi¨¦n me pregunto si es consciente de que con su gesto ha hecho un poquito m¨¢s peque?a ¡ªy mucho m¨¢s antip¨¢tica a la selecci¨®n de su pa¨ªs¡ª. Me pregunto si se ha dado cuenta ya de que, a¨²n ganando, ha perdido.