Comprar un sentimiento
Hay muchas cosas unidas irremediablemente al calor: el olor de la crema de protecci¨®n solar, el ruido oscilante de los ventiladores, el hielo rebotando en los vasos de caf¨¦ o las gradas uniformadas con los colores de las selecciones en un Mundial. El f¨²tbol nos ordena un poco la vida y los Mundiales nos ordenaban los veranos. Ah¨ª estaba y est¨¢ su verdadera contribuci¨®n: matar el tiempo; el recreo de las vacaciones unido al recreo del f¨²tbol.
Hay muchos motivos para recelar del Mundial de Qatar. El primero, el m¨¢s ego¨ªsta y mundano, es ese: la p¨¦rdida de la costumbre. El segundo, tambi¨¦n mundano, es una preocupaci¨®n pr¨¢ctica: ?cu¨¢ntos seguidores podr¨¢n asistir al torneo teniendo en cuenta que la Football Supporters Europe predice que esta ser¨¢ la Copa del Mundo m¨¢s cara de la historia para los asistentes? Seg¨²n los c¨¢lculos de esta asociaci¨®n, los hinchas se gastar¨¢n de media m¨¢s de 6.500 euros si permanecen en Qatar todo el torneo. Y la tercera raz¨®n, la m¨¢s importante y obvia, es que cada semana conocemos una noticia que nos recuerda que este es el proyecto de un r¨¦gimen autoritario.
Hace un par de d¨ªas trascendi¨® que Qatar, seg¨²n el Daily Star ingl¨¦s citando fuentes policiales, advierte de que los encuentros sexuales fuera del matrimonio pueden acarrear condenas de hasta siete a?os de c¨¢rcel. Internet se escandaliz¨® con la noticia, quiz¨¢ porque esta vez no se trataba en exclusividad de los derechos de la poblaci¨®n LGTBI, amenazada con pena de c¨¢rcel, o de los derechos cercenados de las mujeres.
En una semana conoceremos otra nueva noticia que nos escandalice un rato. Porque lo cierto es que, previsiblemente, esta columna se convertir¨¢ en puro cinismo en unos meses, en cuanto comience a rodar el bal¨®n y el Mundial nos conquiste con lo que nos conquistan todos los mundiales. Ese es el pecado original del f¨²tbol: lo turbio se tapa con sentimientos. Y Qatar ha invertido 200.000 millones de d¨®lares en comprar un sentimiento.