De corzos en julio
Estamos en el mes por excelencia de los sanfermines, que, por fin, despu¨¦s de dos largos a?os, los pamplonicas est¨¢n disfrutando como se merece.
Estamos en el mes por excelencia de los sanfermines, que, por fin, despu¨¦s de dos largos a?os, los pamplonicas est¨¢n disfrutando como se merece. Pero tambi¨¦n julio es un mes donde el calor se proclama amo y se?or de nuestros campos. Las cosechas de cereal se encuentran granadas y segadas en casi todos los puntos de nuestra geograf¨ªa.
Pero vamos al grano. En cuanto a caza se refiere, y m¨¢s concretamente a la pasi¨®n de muchos locos (como una servidora), a¨²n tenemos la posibilidad de recechar tras los ¡®duendes¡¯.
La caza del Capreolus capreolus durante julio no es tarea sencilla, pues la continua amenaza que sobre ¨¦l se ejerce desde abril hace que tenga sus cinco sentidos muy afinados y desconf¨ªe al presentir el menor indicio de peligro.
Su comportamiento durante este mes var¨ªa claramente, y esto es consecuencia de la profunda metamorfosis que el campo ha experimentado por las altas temperaturas.
Por ende, el rececho se desempe?ar¨¢ en las primeras horas del d¨ªa, cuando el sol todav¨ªa no calienta, y al finalizar la tarde, cuando los ¨²ltimos rayos empiezan a desvanecerse y las temperaturas dan una peque?a pausa.
Lo correcto es poner toda nuestra atenci¨®n en las zonas m¨¢s frescas del cazadero, all¨ª donde el corzo puede todav¨ªa encontrar algo que llevarse a la boca, como en las riberas de los r¨ªos, arroyos, fuentes, y en general, zonas de umbr¨ªas frescas ser¨¢n las que nos regalar¨¢n alguna grata sorpresa.
Pero no todo son situaciones complicadas en este mes de julio, ya que el corzo entrar¨¢ en celo muy pronto, a mediados de mes, cuando los machos empiecen a sentir ¡°la llamada del amor¡±.
Ese estado de ¡°enamoramiento¡± har¨¢ que el esquivo corzo muestre mayor actividad, dej¨¢ndose ver m¨¢s a menudo por sus territorios en busca de alg¨²n rastro de corza lozana. Esto otorga al cazador un mayor n¨²mero de oportunidades para que el rececho sea todo un ¨¦xito.
En este sentido, es este un mes en el que alg¨²n corzo nos puede dar una gran alegr¨ªa, pues es habitual encontrarse con un macho viejo, que, en otras circunstancias, no se dejar¨ªa ver si no fuera al inicio de la temporada y en este periodo de celo. Los viejos corzos desarrollan su actividad en los bosques m¨¢s cerrados, su lugar de confort.
Por supuesto, ello hace que su caza sea dif¨ªcil tarea, pero ?ojo!, debemos tener en cuenta que no siempre los machos viejos son los mejores para procrear, pues no siempre son capaces de cubrir a las hembras que tienen en su territorio.
En mi caso, he de decir que el primer corzo que abat¨ª despu¨¦s de un largo rececho, aunque no por eso menos especial, fue a primeros de julio en tiempos de Maricasta?a. A d¨ªa de hoy, cuando todav¨ªa recuerdo aquellos dos d¨ªas de calor, nervios, ilusi¨®n y muchas horas esperando el momento m¨¢gico sin poder pegar ojo, en mi cara se dibuja la misma sonrisa que aquel caluroso d¨ªa del mes de julio tras los corzos.
?Gora San Ferm¨ªn! ?Viva San Ferm¨ªn! Y, por supuesto, ?feliz fin de semana!