Viendo a Modric jugar contra Pa¨ªses Bajos¡
Fue una exhibici¨®n emocionante y necesaria que lleg¨® en socorro de quienes, como Xavi, insisten en que al f¨²tbol no se corre, en que al f¨²tbol se juega.
?Hacia d¨®nde va el f¨²tbol? Es una pregunta recurrente, porque est¨¢ en continua evoluci¨®n. Hoy parece admitido que se imponen los centrocampistas de estatura, fuerza, salto, carrera larga y pierna dura para la disputa. La forma en que el Madrid est¨¢ encarando la sustituci¨®n de su f¨®rmula Modric-Casemiro-Kroos parece abonar esa teor¨ªa. Ah¨ª est¨¢n prestos para el relevo Valverde, Camavinga, Tchouam¨¦ni y Bellingham, por orden de aparici¨®n. No es que sean unos petardos con la pelota, pero apoyan su juego en el f¨ªsico en mayor medida que los anteriores, tres estrategas que mov¨ªan m¨¢s el bal¨®n de lo que se mov¨ªan ellos. El otro d¨ªa sali¨® el tema en la entrevista de Valdano con Xavi en el ameno, futboler¨ªsimo y did¨¢ctico Universo Valdano en Movistar. ?Se va a imponer la fuerza a la sutileza? Valdano lo tem¨ªa, y digo lo tem¨ªa porque no ama esa perspectiva; Xavi sostuvo con radical seguridad que la fuerza no va a desplazar el talento ni ahora ni luego ni nunca. Cree en lo suyo, como no pod¨ªa ser de otra manera, porque siente el f¨²tbol as¨ª.
Siempre que sale esta cuesti¨®n recuerdo un vuelo, muchos a?os atr¨¢s, junto a Pirri, de regreso de una paliza sufrida por el Madrid de los garc¨ªas en Hamburgo. Era una semifinal de Copa de Europa, el 2-0 del Bernab¨¦u, permit¨ªa ilusionarse, pero en el viejo Volkparkstadion se desat¨® una tormenta de pelotazos con la consecuencia de un 5-1 que dej¨® al Madrid dolorido y avergonzado. No fue la ¨²nica goleada sufrida por el Madrid en Alemania en esos a?os, pero la recuerdo como la m¨¢s cruel. Desde la tribuna de prensa daba miedo y l¨¢stima ver aquellas arremetidas de los alemanes. En una jugada, el gigant¨®n ariete Hrubesch meti¨® en la porter¨ªa juntos a Pirri, Benito y Garc¨ªa Rem¨®n. Este sali¨® sonado, estuvo unos minutos sin saber qui¨¦n era y tuvo que sustituirle Miguel ?ngel.
Pirri, ya veterano, me dijo apesadumbrado que el f¨²tbol se hab¨ªa acabado para los latinos, que las gentes del Norte eran m¨¢s fuertes y no hab¨ªa nada que hacer: ¡°No te ganan con el bal¨®n, pero s¨ª con la carrera, con el salto, con la carga¡ Te llevan por delante¡±. Casi le aliviaba pensar que estaba en las acaballas de su carrera y no le iba a tocar sufrir algo as¨ª muchas m¨¢s veces.
Pens¨¦ en eso cuando aparecieron la Espa?a y el Bar?a del tiqui-taca, desmintiendo tantos a?os despu¨¦s aquel pron¨®stico fatalista de Pirri que yo, desde luego, compart¨ª. Todo el mundo cre¨ªa eso, y los que pon¨ªan la luz m¨¢s larga lo ve¨ªan agravado porque adelantaban el desembarco masivo del futbolista subsahariano en los altos niveles del f¨²tbol en cuanto adquirieran las nociones t¨¢cticas que por entonces no les preocupaban. F¨ªsicos a¨²n m¨¢s privilegiados para el f¨²tbol que los del norte de Europa, dicho sea con la obligada excepci¨®n de Haaland.
Y, sin embargo, Luis y Guardiola, por este orden, hicieron sendos sensacionales equipos con un absoluto desprecio a la estatura y el m¨²sculo, basados en el puro talento, y la misma l¨ªnea mantuvieron luego Del Bosque por un lado y los sucesores de Guardiola por otro. Xavi e Iniesta, d¨¢ndole a la manivela, resolvieron la cuesti¨®n que plante¨® Menotti: ¡°Espa?a debe decidir si quiere ser toro o ser torero¡±. La Roja y el Bar?a decidieron ser torero y salieron por la puerta grande.
?Fue un espejismo? ?Fue la casualidad de que coincidieran en tiempo y lugar Xavi, Iniesta y Messi por un lado, Xavi, Iniesta y Silva por el otro? Cada vez m¨¢s equipos tiran para el lado contrario, lo estamos viendo. Incluso el Madrid, que siempre ha sido, como dice Gatti, la bandera del f¨²tbol mundial.
Pero de repente aparece Modric en la semifinal ante Pa¨ªses Bajos con su f¨ªsico endeble (peso l¨¢stima hubiera dicho Di St¨¦fano) y sus 37 a?os y en su partido n¨²mero 65 de la temporada se hace due?o del campo y del bal¨®n. En un ring no le hubiera durado un asalto a ninguno de sus rivales, pero en el campo les escondi¨® la pelota. Fue una exhibici¨®n emocionante y necesaria que lleg¨® en socorro de quienes, como Xavi, insisten en que al f¨²tbol no se corre, en que al f¨²tbol se juega.