Lo que va del patad¨®n a la posesi¨®n

¡°Un s¨¢bado de marzo de 1950, el excomandante de la RAF Charles Reep tuvo una idea en el Swindon Town-Blackburn Rovers de la Tercera inglesa: apuntar datos que le llevaran a conclusiones cient¨ªficas. Tras observaciones pacientes y anotaciones constantes descubri¨® que el 85% de los goles llegaban en series de tres pases o menos, y que un tercio se produc¨ªan recuperando el bal¨®n en el campo contrario. Con eso elabor¨® una teor¨ªa que hizo fortuna. El director de la escuela de entrenadores, Charles Hughes, le dio cuerpo acu?ando la expresi¨®n ¡°Pomo¡± (Position of Maximum Oportunity).

Y la manera de buscar la Pomo era patad¨®n al campo contrario y a luchar por la pelota contra un rival que a su vez la quer¨ªa para reexpedirla al otro lado. Era el kick and rush, patea y corre. Cuando al hacerme cargo de los deportes en Canal+ estudi¨¦ transmisiones de otros lugares, vi que en los saques del portero en largo los realizadores de la BBC se iban al duelo del central y el delantero code¨¢ndose mientras esperaban el bal¨®n que bajaba con nieve. Aquello gustaba, daba puntos ganar duelos.

No todo el f¨²tbol ingl¨¦s era as¨ª, pero s¨ª casi todo. Danny Blanchflower protest¨®: ¡°No se trata de abrumar al contrario a pelotazos, sino de ganarle con estilo¡±. Su entrenador en el Tottenham, Arthur Rowe, formado en la Hungr¨ªa, contrapuso el push and run, empuja (toca) y trota. Dec¨ªa que tres pases de 20 metros llegaban con m¨¢s seguridad que uno de 60. Tuvo grandes ¨¦xitos, pero se consider¨® un exotismo. La doctrina Pomo estaba lanzada y se export¨® con ¨¦xito. Nuestro Javier Clemente fue un convencido de ella.

Hab¨ªa un vicio de origen: las conclusiones del excomandante proced¨ªan de partidos de Tercera, biotopo de abruptos pateadores de cuero y tibia. El f¨²tbol ingl¨¦s sigui¨® esa pista falsa durante muchos a?os, casi hasta estos tiempos, cuando se ha inundado de entrenadores extranjeros.

Ya en este siglo, Luis Aragon¨¦s se encontr¨® como seleccionador con muchos centrocampistas excelentes e ide¨® un plan: juntarlos a todos para potenciar su toque y su visi¨®n. Xavi, Iniesta y Silva eran el secreto de la f¨®rmula. De esa santa trinidad surgi¨® un f¨²tbol de posesi¨®n que abrumaba a los rivales, condenados a fatigarse persiguiendo la pelota. El mismo verano que Espa?a ganaba la Eurocopa de Austria-Suiza, Guardiola ascend¨ªa al Bar?a, donde hizo lo mismo, ahora con Messi en lugar de Silva, m¨¢s el apoyo de Busquets. Recogiendo una vieja idea de Cruyff, le a?adi¨® el inicio del portero con el pie, para lo que tuvo al hombre adecuado, V¨ªctor Vald¨¦s. Los ¨¦xitos del Bar?a y de la selecci¨®n presentaron aquel f¨²tbol como la f¨®rmula definitiva. En Espa?a nos alborozamos: por fin hab¨ªamos encontrado un estilo.

Pero se fueron Xavi e Iniesta y decay¨® Silva. ?Se podr¨ªa seguir jugando igual? Ya con ellos resultaba premioso para muchos, y eso que ve¨ªan el modo de meter el bal¨®n por el ojo de una aguja. Sin ellos s¨®lo queda la cara pelmaza del modelo.

Espa?a ha hecho del sistema una superstici¨®n, como lo hizo Inglaterra con el opuesto. El Pomo era un buen sistema para jugadores malos, el tiki-taka es un mal sistema para jugadores no excelentes, casi dir¨ªa que ¨²nicos, como aquellos. Pero me temo que Espa?a lo ha convertido en superstici¨®n, hasta el punto de que el seleccionador, reci¨¦n eliminado por Marruecos, se mostraba feliz porque el equipo hab¨ªa recitado perfectamente el modelo.

El buen sistema es el que nace como consecuencia de los futbolistas, no el que pretende meterles en una piel ajena.