La revoluci¨®n incomprendida de Carlos Busquets

Cuando los ni?os de mi quinta jug¨¢bamos en el parque, s¨®lo exist¨ªan tres posiciones: portero, delantero y portero-delantero, privilegio este que se conced¨ªa al equipo que en caso de ser impares se quedaba con uno menos. En el f¨²tbol profesional no exist¨ªa tal. El portero era portero, no se esperaba que hiciera nada con el pie (muchos ni ten¨ªan patada para el saque de puerta, que confiaban al central) y menos que saliera del ¨¢rea. Si hab¨ªa alguna salvedad, como el caso de Gatti, era considerada una extravagancia ex¨®tica. Hoy, sin embargo, el coraz¨®n de las aficiones se va acostumbrando al sobresalto de ver a su portero con el bal¨®n en los pies, con frecuencia en situaciones de extremado riesgo. ?Cu¨¢ndo empez¨® eso?

En una fecha imprecisa de 1986, Johann Cruyff acudi¨® a ver un partido del juvenil cul¨¦, que entrenaba su viejo compa?ero Carles Rexach. Le llam¨® la atenci¨®n el portero por la desenvoltura con que jugaba con el pie. (A Cruyff siempre le gust¨® eso; presion¨® en su d¨ªa para que el mediocre Jongbloed pasara por delante de Schrijvers en la selecci¨®n holandesa porque manejaba mejor el pie).

Rexach le explic¨®: el chico hab¨ªa jugado de delantero en sus inicios en Badia. Al Bar?a infantil ya lleg¨® como portero y como a Rexach le gustaba jugar con la defensa adelantada, encontraba ¨²til que ¨¦l hiciera la doble funci¨®n de portero y l¨ªbero. Jugaba en la frontal del ¨¢rea, cortaba y entregaba bien. Adem¨¢s ten¨ªa reflejos, flexibilidad y estatura para cazar los centros por arriba.

Cuando no mucho m¨¢s tarde Cruyff lleg¨® al banquillo del Bar?a, pregunt¨® a Rexach qu¨¦ hab¨ªa sido de aquel portero. Este le dijo que estaba en el filial y Cruyff lo reclam¨® frecuentemente para entrenar con la primera plantilla.

En el inicio de la 90-91 Juan Carlos Unzu¨¦ se fue al Sevilla, al tiempo que la FIFA decid¨ªa, tras los abusos del Mundial Italia-90, prohibir que el portero utilizara las manos si le ced¨ªa el bal¨®n un compa?ero. As¨ª que Cruyff decidi¨® elevar a Busquets a la primera plantilla como suplente de Zubizarreta. Tras alg¨²n partido menor, su aparici¨®n ante el gran p¨²blico se produjo en la final de la Recopa, ante el Manchester United, que jug¨® por suspensi¨®n de Zubizarreta. Visti¨® pantalones largos (h¨¢bito tra¨ªdo de los campos de tierra, que nunca abandon¨®), lo que le daba aspecto de portero de balonmano. Chocaba a los ojos, como algo estrafalario. El Bar?a perdi¨® 2-1 y ¨¦l no estuvo bien.

Para sorpresa de todos, Cruyff declar¨® que Busquets era el mejor portero del Bar?a y que en el futuro todos ser¨ªan as¨ª.

Ser¨ªa el mejor, pero sigui¨® poniendo a Zubizarreta, pilar de los grandes triunfos del Dream Team hasta aquella triste final de Atenas, perdida 4-0 ante el Mil¨¢n a los tres d¨ªas de ganar la cuarta Liga consecutiva. Aquella derrota sent¨® mal, Cruyff emprendi¨® una limpia de vacas sagradas y uno de los primeros en caer fue Zubizarreta, que recalar¨ªa en el Valencia.

Busquets ascendi¨® a titular. Lo fue dos temporadas, la segunda de las cuales no la termin¨® Cruyff, sustituido por Rexach. La afici¨®n no le acept¨®. Sus pantalones largos no le ayudaban, los riesgos con el pie no se diger¨ªan y bajo los palos alternaba buenas paradas con regalos que se hicieron c¨¦lebres. ¡°El portero sin manos¡±, lleg¨® a escribir L¡¯Equipe. Su presencia coincidi¨® con un desencanto general en torno a Cruyff: el 4-0 de Atenas, el despido de las vacas sagradas, fichajes que no se entend¨ªan (Korneiev, Jos¨¦ Mari, Escaich), la elevaci¨®n al primer equipo de su hijo Jordi y su yerno Angoy¡­ Todo fue deshinchando el fervor por Cruyff y lo de Busquets fue visto m¨¢s que como un capricho m¨¢s, una provocaci¨®n exhibicionista.

Para la 96-97 lleg¨® Bobby Robson, que trajo a Vitor Ba¨ªa. Fue el a?o de Ronaldo en el Bar?a, que gan¨® la Copa y la Recopa, despu¨¦s de dos temporadas de sequ¨ªa. En la siguiente lleg¨® Van Gaal con Hesp y Busquets pas¨® a tercer portero. Hizo unas declaraciones contra el holand¨¦s, se qued¨® sin dorsal¡­ Se fue al Lleida, donde jug¨® dos temporadas en Segunda y una en Segunda B, hasta retirarse con 35 a?os.

S¨®lo fue titular en Primera Divisi¨®n dos temporadas, y sin ¨¦xito. Rexach defiende que val¨ªa, pero que la oportunidad le lleg¨® en momentos malos, con la atm¨®sfera del club alterada.

Ahora es padre orgulloso de uno de los mejores jugadores que nunca tuvo Espa?a y entrenador de porteros del Bar?a Atl¨¦tico, a los que forma en su estilo.

Y el tiempo le ha dado la raz¨®n a Cruyff: hoy todo el mundo busca para la porter¨ªa un futbolista que pare, no un portero que no sea futbolista.