Camacho y Hierro en ¡®El Larguero¡¯
El Larguero tuvo el buen punto de convocar el mi¨¦rcoles a Camacho y Hierro, dos trozos grandes de la historia del Madrid. Un puente entre dos ¨¦pocas, la s¨¦ptima que pudo ser y no fue, y la S¨¦ptima, que s¨ª fue. La primera de ellas dej¨® el poso de agradecimiento a un equipo que se hab¨ªa elevado por encima de sus posibilidades para llegar all¨ª. Era el Madrid de los Garc¨ªas, cuyos dos extranjeros, Stielike y Cunningham, llegaron lisiados a la final. La otra fue la del Madrid de los Ferraris, que abandon¨® la molicie el d¨ªa extremadamente dram¨¢tico de la final ante aquella Juventus, que aparec¨ªa como clara favorita.
Camacho no jug¨® aquel d¨ªa como lateral izquierdo, sino en la media, para anular a Souness; cosa que hizo y hasta le dio la ocasi¨®n del partido, una carrera al claro que resolvi¨® con un tiro que se fue alto. Pena, pero de su partido queda ante todo la forma en que cumpli¨® lo esencial. Nadie le ped¨ªa el gol del triunfo, no tiene por qu¨¦ perseguirle aquel mal recuerdo. Por su parte, Hierro hizo ante la Juve un partido imperial. Vio tarjeta en el 15¡¯, pero se mantuvo firme ante los Inzaghi, Del Piero, Zidane, Davids¡ A¨²n hoy lamento no haberle dedicado aquel d¨ªa cuatro picas en AS, decisi¨®n reservada de siempre al director.
Dos finales, una perdida y otra ganada. Me gust¨® el contraste. Como me gust¨® la forma de explicar Camacho el ¡®chasco Mbapp¨¦¡¯, ese fabuloso delantero al que todos d¨¢bamos por fichado. Su espantada ha creado desconcierto, significa indudablemente un fracaso institucional del Madrid, un rev¨¦s inesperado que hace recordar el tormentoso final de la pel¨ªcula El Golpe. Un mal rollo para el Madrid. Pero personajes como Camacho y Fernando Hierro nos permiten pensar que el Madrid tiene un fondo sobre el que asentarse, m¨¢s all¨¢ de un episodio desgraciado, como ha sido el de esta inesperada espant¨¢ de Mbapp¨¦.