Algunos hombres buenos
Hay personas que tienen la virtud de hacer mejores a las dem¨¢s. Me refiero a ese tipo de individuos que cuando est¨¢n presentes generan un ambiente tal que todos a su alrededor se vuelven m¨¢s amables, se muestran m¨¢s cercanos, est¨¢n m¨¢s felices. Son f¨¢ciles de detectar, todos tenemos alg¨²n amigo as¨ª. Un consejo: cu¨ªdenlo, son tesoros.
Un vestuario es fundamentalmente un grupo de personas muy diferentes entre s¨ª que comparten unos mismos objetivos deportivos. Del comienzo de la temporada a su conclusi¨®n, pasar¨¢n por todos los estados de ¨¢nimo posibles, tanto como equipo como individualmente. En ese ecosistema, siempre delicado, es necesario un tipo de jugador que, adem¨¢s de rendir individualmente, amalgame el grupo, ayude a ser mejores a aquellos con quienes comparte caseta, aliente en los malos momentos, retenga los pies de todos en el suelo en los buenos.
En un mundo que tiende al individualismo, los n¨²meros y la m¨¦trica de datos, a veces tendemos a olvidar que en un sistema complejo (un equipo lo es) las partes analizadas aisladamente no explican las propiedades del todo. En lo relativo a lo humano, uno m¨¢s uno no siempre resulta dos. A veces, dos genios se anulan mutuamente, otras un grupo de jugadores del mont¨®n conforma un clan temible. Se lo dec¨ªa a mis hijos despu¨¦s de la debacle del PSG, cuando no daban cr¨¦dito a que hubieran perdido as¨ª y repasaban en alto las medias del FIFA de los Messis, Mbapp¨¦s y Neymares: si yo dise?ara el videojuego, habr¨ªa jugadores que al ponerlos en el once los n¨²meros de todos subieran y otros que, al colocarlos de inicio, todos sus compa?eros empeoraran.
Podr¨ªa apuntar nombres de algunos de estos hombres buenos, pero quiz¨¢ me equivocar¨ªa, porque qui¨¦nes son esos jugadores, eso lo saben los que forman un vestuario. Los que d¨ªa a d¨ªa se entrenan con ellos. Sus compa?eros. Ellos los conocen, porque los necesitan. Si eres jugador y est¨¢s leyendo esto, seguro que a la mente te viene alg¨²n nombre. Otro consejo: d¨ªselo y dale las gracias, a veces, ellos tambi¨¦n necesitan una palmada en la espalda.