Ese golazo ¡®butrague?ista¡¯ de Pedri
Quiz¨¢ a alg¨²n amigo cul¨¦ no le guste la comparaci¨®n, pero el gol de Pedri me evoc¨® viejas im¨¢genes de Butrague?o. La misma levedad en la maniobra, la misma capacidad de adivinar, la misma forma de aprovechar, como se dec¨ªa del judo cuando apareci¨® en Espa?a en mis tiempos de colegial, el impulso del enemigo para provecho propio. Dos quiebros sencillos, la pelota al rinc¨®n y la situaci¨®n restablecida tras ese gol de Marcao que hab¨ªa metido al Bar?a en problemas. Gol, por cierto, celebrado por Marcao rompiendo el bander¨ªn al costo de una tarjeta. ?Por qu¨¦ hace esto un futbolista? Nunca lo sabr¨¦.
Entre los muchos aciertos de Xavi est¨¢ el de haber enviado a Pedri m¨¢s arriba. Ahora no s¨®lo teje y desteje, tambi¨¦n llega, y si no llega, chuta. A los muy buenos conviene acercarlos a la porter¨ªa. Otro acierto de Xavi ha sido desobedecer la orden de cancelar a Demb¨¦l¨¦. Magn¨ªfico. No hay nada menos inteligente que la obediencia, le escuch¨¦ una vez a una persona sabia. Demb¨¦l¨¦ no quiso irse, quiz¨¢ eso fuera un contratiempo, pero ya que est¨¢ ah¨ª, y su dinero le cuesta al Bar?a, mejor utilizarle. As¨ª lo ve Xavi y la marcha del equipo lo agradece. Tacita a tacita, partido a partido, Xavi ha ido reconstruyendo un Bar?a hundido.
L¨¢stima que esta vez no fueron tres, como en la Champions, sino solo el Bar?a. Los dos sevillanos cayeron en la pr¨®rroga, m¨¢s cruelmente el Betis, porque fue en el ¨²ltimo instante: una falta sobre el ¨¢rea que la defensa esper¨® temerariamente adelantada destruy¨® el esfuerzo del Betis, que se ahog¨® en la orilla de los penaltis. El Sevilla tambi¨¦n cay¨® en la pr¨®rroga, abrumado por la fatiga que le provoc¨® el ataque constante del West Ham, una corriente incesante. Una pena, o mejor dos penas, pero nada que reprochar a los equipos sevillanos, ca¨ªdos justo el a?o en que la final se jugar¨¢ precisamente en Sevilla.