Delibes, m¨¢s vivo que nunca
El pasado d¨ªa 10 se cumpl¨ªan 12 a?os de la muerte del gran Miguel Delibes Seti¨¦n, maestro de periodistas y novelista universal. Castellano de Valladolid. Fue el gran cronista del campo castellano y la voz del mundo rural.
El pasado d¨ªa 10 se cumpl¨ªan 12 a?os de la muerte del gran Miguel Delibes Seti¨¦n, maestro de periodistas y novelista universal. Castellano de Valladolid. Fue el gran cronista del campo castellano y la voz del mundo rural.
Su herencia moral, cultural y personal, siguen patente y hoy m¨¢s que nunca. Fue, a la vez, un cazador, un hombre de campo y un ecologista pionero, valiente y fundamental. ?Qu¨¦ cabida tendr¨ªa esto a d¨ªa de hoy donde todo se publica, aun sin sentido, en redes sociales? Yo lo tengo muy claro.
No es la primera vez que dedico este nuestro rinconcito a don Miguel, pero por si no os hab¨ªais dado cuenta, siento devoci¨®n y pasi¨®n por ¨¦l.
Tengo la suerte y el privilegio de conocer casi toda su obra y ser amiga de uno de sus hijos, Juan Delibes, con el que cada vez que tengo oportunidad converso largo y tendido sobre infinidad de temas y, como no, acerca de su padre. Es de las personas que siempre te ense?a mucho m¨¢s de lo que una pueda imaginar.
En los tiempos que corren ¡ª?qu¨¦ barbaridad!¡ª, y con el #20M a 48 horas, lo que es harto evidente es que si Delibes volviera a manifestar aquel discurso de ingreso en la RAE (que fue publicado posteriormente de forma ampliada en el libro Un mundo que agoniza), donde su vinculaci¨®n intensa con el campo, la naturaleza, el medio ambiente era toda una declaraci¨®n de intenciones, sin lugar a dudas, m¨¢s de uno, una o une, hubiese puesto el grito en el cielo.
Delibes lamentaba la destrucci¨®n del territorio rural. Y recordaba que eran sus gentes, los ganaderos y agricultores, las v¨ªctimas de lo que ocurr¨ªa. Y los ¨²nicos capaces de salvar el campo, si es que ellos lograban salvarse antes.
Muchas d¨¦cadas despu¨¦s la Administraci¨®n sigue sin darse cuenta de que Delibes ten¨ªa raz¨®n, y porque nuestro pa¨ªs tiene un profundo problema de sostenibilidad social, econ¨®mica y ambiental en el drama de la Espa?a vac¨ªa, nos vamos a echar todo el mundo rural a las calles de Madrid este domingo.
Hay que recordar que s¨ª, que Miguel Delibes, el mayor abogado desde el mundo de las letras que ha tenido nuestra naturaleza, era cazador.
Los lobbies actuales, tan de moda en estos tiempos, de j¨®venes urbanos preocupados por el medio ambiente o por el cambio clim¨¢tico, deber¨ªan leer a Delibes y ganar cierto (o mucho) conocimiento, y ya de paso, perspectiva hist¨®rica.
No se puede luchar por el medio ambiente desde la ciudad y hacer prejuicios generales de lo que est¨¢ bien o mal sin antes conocer qu¨¦ es el campo, cu¨¢l es nuestra relaci¨®n con el monte o los animales, qu¨¦ es la caza. Sin tener en cuenta tambi¨¦n a los urbanitas que van el fin de semana e imponen su criterio a cambio de unas horas en el pueblo y una t¨®nica en el bar.
Les recomiendo, adem¨¢s, a todos los ¡°modernos¡± sensibilizadas con el medio ambiente, y que tanto se preocupan por el sufrimiento de los animales, lean la obra de Delibes, donde encontrar¨¢n mucho para aprender y pensar. Si quieren, claro.
Si me tengo que quedar con alguna frase de Don Miguel, me qued¨® primero con esta: ¡°Cuando se ama el campo se buscan las maneras de estar en ¨¦l: cazando, pescando, construy¨¦ndose un tabuco, jugando al f¨²tbol, paseando, haciendo senderismo, o andando en bicicleta. A la caza me llev¨® mi padre de la mano, pero es casi seguro que de no haberlo hecho me hubiera ido al monte yo solo. Lo llevaba en la sangre¡±.
Y por supuesto, con esta: ¡°Amo la naturaleza porque soy un cazador. Soy un cazador porque amo la naturaleza. Son las dos cosas. Adem¨¢s, no s¨®lo soy un cazador, soy proteccionista; miro con simpat¨ªa todo lo que sea proteger a las especies. Dicen que eso es contradictorio, pero si yo protejo las perdices tendr¨¦ perdices para cazar en oto?o. Si no las protejo me quedar¨¦ sin ellas, que es lo que nos est¨¢ pasando. De manera que no hay ninguna contradicci¨®n. Por otra parte, yo no soy ning¨²n cazador ciego, pendiente del morral o de la percha, sino que me gusta disfrutar del campo, ver amanecer, ponerse el sol, ver el rojo en las matas¡ y si adem¨¢s cazo un par de perdices y me las como al martes siguiente, pues tan contentos. Pero no mido la diversi¨®n ni el placer por el n¨²mero de piezas¡±.
?Feliz fin de semana y nos vemos el domingo en Madrid!