El enemigo de Asensio
En el f¨²tbol, como disciplina art¨ªstica que es (acepten, por favor, mis disculpas quienes lo consideran como un simple deporte), lo bueno es enemigo de la excelencia. Los actores, por poner un ejemplo, si quieren anudar la garganta al espectador o hacerle pasar la p¨¢gina de su realidad, al menos dos horas, est¨¢n obligados a alejarse de la correcci¨®n. El ¨¦xito espera m¨¢s all¨¢ de esa frontera. Habitar dentro de la parcela acotada es perfecto para sobrevivir pero desaconsejable si se aspira a emocionar. En este sentido, un escenario no se diferencia demasiado del c¨¦sped. El futbolista que no remueve nada est¨¢ condenado a sufrir uno de los peores castigos del deporte: la indiferencia (por eso Nacho, jugador del Real Madrid, frunce el ce?o cada vez que oye o lee que siempre cumple; hay piropos con espinas). Cuando a uno se le caen las fichas en la cabeza y llega a esa conclusi¨®n, se produce la liberaci¨®n.
Marco Asensio es uno de esos futbolistas nacidos para sacar al aficionado de su anestesia emocional. Elegante en el juego, despiadado en el golpeo, natural en la conducci¨®n, est¨¦ticamente bell¨ªsimo y con una zurda para meterla en una urna. Todo ello lo acompa?a con la magia de lo invisible, todo lo hace sin aparente esfuerzo. Pero transita con demasiada frecuencia de la gloria a la discreci¨®n. Olvidada aquella lesi¨®n, que m¨¢s que un contratiempo fue un infierno, da la sensaci¨®n de que a veces se descarga de responsabilidad y se limita a jugar bien los partidos. Sin embargo, Marco no est¨¢ en el f¨²tbol para jugar partidos; est¨¢ para ganarlos. Como contra el Granada. Sin Benzema ni Vinicius, se puso el traje de l¨ªder. ¡°No tengo que decirle a Asensio que se anime a tirar m¨¢s, tiene una piedra en el pie¡±, dijo Ancelotti tras el partido. La mejor noticia para el Madrid ser¨ªa que la piedra que el balear clav¨® en la porter¨ªa de Maximiano fuera la ¨²ltima de aquella mochila imaginaria de la que habl¨® Ramos en su d¨ªa. Siempre tuve la impresi¨®n de que aquello, m¨¢s que quitarle presi¨®n a Asensio, le descarg¨® de atrevimiento.
Asumir riesgos est¨¢ escrito en las recetas del ¨¦xito. Y si no, solo hay que mirar a Vinicius. ?Qu¨¦ ser¨ªa de ¨¦l si fuese educado y discreto? Seguramente ni estuviese en el Madrid. Pero el brasile?o solo sabe vivir a toda velocidad, locura constante e insistencia, con la mirada puesta en sitios inesperados. No hay nada m¨¢s gris que los lugares comunes y Asensio debe evitar ese destino. ?l es consciente de ello y lleva muchos meses trabajando y trabaj¨¢ndose. Hace sesiones extra en un gimnasio en su casa, cuida al detalle su alimentaci¨®n y ha fortalecido mucho el aspecto mental para recuperar la confianza en su juego. Ancelotti no puede ocultar su enamoramiento con ¨¦l y le ha ofrecido un cargo en su once que Marco no quiere dejar pasar. Con 26 a?os y la piel m¨¢s dura, est¨¢ en la edad perfecta para ser lo que quiera ser. Un jugador bueno o artista. Y goles como el del domingo le ayudar¨¢n a soltar amarras.