Visca aquest Bar?a
El Bar?a estren車 en tierra 芍rabe las ilusiones extraviadas, como un emigrante que, en el extranjero, halla la esperanza en una nueva salud para su historia. A?os despu谷s de su desgracia, ante el Madrid, por ejemplo, el equipo recuper車 la energ赤a de jugar, de competir, y gener車 tanto peligro que parec赤a rescatado de un abismo en el que al fin vio la luz para volver a ser el que fue un d赤a. Este Bar?a merece un visca. Visca aquest Bar?a.
Los resucitados. El equipo y Xavi reivindicaron una forma de ser, la de competir, y para ello, por una vez, fue auxiliado por la suerte. Por ejemplo, cuando a Luuk de Jong le rebot車 un bal車n que instal車 el gol del empate ante la desesperada acci車n defensiva de Courtois. Cuando mi amigo Tom芍s Roncero, ante un disparo de ay de Benzema, puso de manifiesto su estupor ante lo que 谷l llam車 la suerte del Bar?a, se me vinieron a la memoria las muy diversas lamentaciones de la mala fortuna que han marcado los recientes a?os azulgrana. Cuando el gran Roncero pronunci車 esas palabras tanto tiempo in谷ditas referidas al Barcelona sent赤 que algo estaba sucediendo: al fin el equipo que viste los colores que amo estaba prepar芍ndose para desafiar al Madrid. Cuando ingresaron en la cancha los resucitados, Ansu Fati y Pedri, y el equipo empez車 a usar adecuadamente sus carburos, la antigua maquinaria del Bar?a se puso en marcha tambi谷n con la ilusi車n de ganar. Ni siquiera el 2-3, con el que acab車 el partido, disminuy車 el orgullo que ambos futbolistas reestrenados le dieron al ataque de su delantera y, en general, de todas las l赤neas que antes, con otros protagonistas o con los mismos, parec赤a una pavesa desmadejada.
Un aviso al f迆tbol. Dec赤a Jorge Valdano, el m芍ximo creador de lenguaje aprendido en la cancha, que fue un partido lleno de vigor, de m芍xima calidad, escrito como para figurar (esto lo digo yo, no lo dijo el maestro) en la historia est谷tica del f迆tbol. Los dos equipos merecen figurar en esos anales, pero como me toca la parte azulgrana de estas cr車nicas debo decir que no hubo instante en que se pudieran hacer otros reproches que los que circunstancialmente est芍n en la boca de los aficionados mezquinos. Fue una lecci車n de f迆tbol, lo que demuestra que los grandes acontecimientos son expos de los que deben tomar nota aquellos que dan perdidos (o ganados) los partidos renunciando a la vieja concepci車n asociativa que sigue siendo el talism芍n de este deporte.
El talism芍n. Hablando de talismanes: el talism芍n de Tegueste regres車 con la frente despejada, capaz de asociarse con la elegancia que ha heredado de su entusiasmo por jugar y, acaso, de la fe que una y otra vez ha expresado por su maestro Iniesta, que es tambi谷n del santuario de Xavi. Las jugadas de Pedri son un tesoro que no se puede quedar solo el Barcelona, forma parte de los sue?os de cualquier adolescente que quisiera asociarse con el mejor f迆tbol de la historia, que en el caso del Bar?a arranca de Kubala o de Su芍rez y desemboca precisamente en este muchacho que, como Ansu Fati, tiene en el cerebro que los pone a jugar el mismo gusto por el disparo, y por el pase, que exhibieron aquellos extraordinarios antepasados.
Ara迆jo y la pasi車n. Al uruguayo hay que darle una medalla al m谷rito deportivo, si es que esa antigualla existe a迆n. Lesionado de gravedad, operado despu谷s de un partido anterior, reapareci車 fresco como una lechuga, con la cabeza y los pies restaurados como si no hubiera pasado nada. E hizo un partido que, en su caso y en el de todos sus compa?eros, que puede llamarse inaugural. Jam芍s se rindieron, hicieron de la ilusi車n un abrazo al mejor pasado. Honra al Madrid, naturalmente, pero hac赤a mucho tiempo que no disfrutaba la afici車n azulgrana la sensaci車n de que el equipo compart赤a la ilusi車n de ganar. Y honra tambi谷n a Luuk de Jong, reci谷n llegado a la buena suerte. Visca tots.