El Buen F¨²tbol
Nos apasiona ganar pero a algunos tambi¨¦n les gusta el buen f¨²tbol. Sobre todo si hablamos del Bar?a y m¨¢s a¨²n si est¨¢ Xavi de entrenador. El Madrid gana: pero no juega bien. Y el Atl¨¦tico consigue levantar el t¨ªtulo de Liga: pero jugando como juega el Cholo. Lo queremos todo y por eso comparamos las contras del Madrid, con el suced¨¢neo juego bonito del Bar?a aunque no pueda y las ganas del Cholo de jugar a lo que no sabe.
Habr¨ªa que preguntarse qu¨¦ es hacer un buen f¨²tbol. ?Es practicar un estilo altamente creativo, donde prima el control de la pelota por encima de todo, manteniendo la velocidad y haciendo que los rivales corran detr¨¢s del bal¨®n? ?O tener varios jugadores con la habilidad de burlar a contrarios y con capacidad para jugar en el centro del campo o incluso delante?
Las opiniones son como el ombligo, cada uno tiene una. Para m¨ª, el buen f¨²tbol es otra cosa. Es el que se juega en Uganda por pasi¨®n al deporte, sin cobrar ni un duro, descalzos, en campos que no son campos, con ramas como porter¨ªas, d¨¢ndolo todo, sin medias partes y con ganas de nunca acabar. Es el que se juega en Valencia, con mujeres v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero, personas con enfermedad mental y gente de otros pa¨ªses. O el que se practica en Bolivia por madres ind¨ªgenas. O el de los parques de California, donde mejicanos que se pasan todo el d¨ªa en el campo recogiendo fresas y que nunca podr¨¢n jugar como profesionales en USA aportar¨ªan much¨ªsimo a la MLS. Un f¨²tbol sin ¨¢rbitros y sin VAR que funciona a la perfecci¨®n.
Es un f¨²tbol con un tercer tiempo, donde todos sonr¨ªen. Conoces a deportistas que si su suerte hubiera sido diferente jugar¨ªan con los que practican buen f¨²tbol o ganar¨ªan maratones. Son agricultoras, pastores, personas con esquizofrenia, madres, mujeres con SIDA¡ que con las piernas cansadas y las esperanzas menguadas, corren m¨¢s que los que tienen nutricionistas y preparadores f¨ªsicos.
Como espect¨¢culo es dif¨ªcil de superar. Es natural, imperfecto, desordenado, sin condicionantes, sin miedo a lesionarse y apasionante. Una mezcla del f¨²tbol de los 80 con toques de la Premier y la Bundesliga. Una ilusi¨®n de c¨®mo deber¨ªa ser el f¨²tbol.
Recuerdo a Julius, que con 11 a?os tuvo que abandonar Sud¨¢n escapando de la guerra. Lleg¨® a Uganda y sobrevive como puede. Cuando lo veo saliendo al corte, robando, marcando de cabeza, con esa potencia que lleva en sus venas pienso: "madre m¨ªa que pedazo de central¡" y "qu¨¦ pena que el mundo no pueda disfrutar de su talento".
Si muchos de ellos tuvieran los medios de los que disponemos aqu¨ª, uffff¡ habr¨ªan m¨¢s Messis y m¨¢s Usain Bolts pero si no les llegan ni las vacunas que nos sobran, es improbable que alg¨²n d¨ªa tengan una alimentaci¨®n adecuada, un bal¨®n o unas botas de f¨²tbol. Mientras tanto, ?que siga el espect¨¢culo! La excelencia puede causar admiraci¨®n. Pero es la naturalidad y las imperfecciones las que conmueven y generan sonrisas.