Casi todos fuimos el Andratx
Urge reivindicar la belleza de las Copas nacionales en un mundo cada vez m¨¢s global, m¨¢s orientado a crear torneos paneuropeos, incluso planetarios. Lo hemos hecho ya muchas veces, pero nunca sobra una m¨¢s: la amenaza del desprestigio es gigantesca y se expresa de muchas formas. Se expresa, a veces, en la casi indiferencia del campe¨®n cuando ¨¦ste es un transatl¨¢ntico que sue?a con glorias m¨¢s glamourosas. Se expresa tambi¨¦n en restarle trascendencia a las eliminaciones, incluso afirmando que son ventajosas porque despejan el calendario y permiten concentrarse en lo verdaderamente importante. Y contra todo el pragmatismo de estos discursos s¨®lo podemos contraatacar con fotograf¨ªas, con escenas de campos de pueblo llenos hasta la bandera, con el aroma a oportunidad hist¨®rica que sobrevuela cada terreno de juego modesto cuando lo visita una entidad profesional.

Andratx, un pueblo del oeste de Mallorca, se resitu¨® en el mapa el mi¨¦rcoles a ojos de la Espa?a futbol¨ªstica: recibi¨® a un club de Champions con las c¨¢maras de un canal de televisi¨®n en abierto en directo. Dos exinternacionales de prestigio como Kiko y Morientes tuvieron que comentar la maestr¨ªa en el golpeo de bal¨®n de Llabr¨¦s, un jugador de Segunda RFEF al que antes de prepararse el partido seguro que no conoc¨ªan. Cuando lleg¨® la tanda de penaltis, quiz¨¢ s¨®lo los hinchas del Sevilla quer¨ªan que ganara el grande. La Copa consigue estos fen¨®menos sociol¨®gicos tan dif¨ªciles de lograr en otros ¨¢mbitos: agruparnos a todos alentando en la misma direcci¨®n, la del peque?o sin posibilidades que desaf¨ªa las crueles l¨®gicas del mundo de hoy, tan condicionado por el dinero. Durante ese ef¨ªmero instante, aquel equipo nos representa a casi todos: juegan para s¨ª mismos y para su gente, pero tambi¨¦n para sus semejantes, para todos los Andratxs de Espa?a, que son todos aquellos que nunca salen en la tele. Y aunque sali¨® cruz, nunca la ¨¦lite europea y la cuarta categor¨ªa del f¨²tbol espa?ol estuvieron tan cerca: separadas por una m¨ªsera muerte s¨²bita de una tanda de penaltis.