Hablemos de Griezmann
Apenas tres partidos despu¨¦s de su regreso, en la grada del Metropolitano apenas ya quedaban pitos cuando su nombre se anunciaba en la megafon¨ªa. Apenas tres partidos despu¨¦s, el marido de Erika volv¨ªa a ser Griezmann. ?l lo sab¨ªa. S¨®lo hab¨ªa un modo para hacer olvidar el dolor de su marcha, el modo en que sali¨®. Y era desde el c¨¦sped. El inicio no fue f¨¢cil. Aterrizaba de pronto en un sitio conocido que hab¨ªa cambiado por completo. Al principio sus n¨²meros hablaban m¨¢s del Griezmann del Bar?a que del Griezmann que fue. Pero Simeone sab¨ªa, ¨¦l sobre todo, que s¨®lo necesitaba tiempo. Porque de todos los jugadores que han pasado por ¨¦l, ninguno entiende y ejecuta su f¨²tbol como el franc¨¦s. La ¡®pretemporada¡¯ fue corta. Un mes despu¨¦s, Antoine se arranc¨® esa versi¨®n Bar?a, la gris que le hab¨ªa convertido en un jugador vulgar, y comenz¨® a jugar con libertad.
Griezmann volv¨ªa a ser feliz. Y ¨¦l mismo lo escrib¨ªa en su biograf¨ªa, Detr¨¢s de un sonrisa. Para jugar bien s¨®lo necesita eso: ser feliz. Y el Atleti, y el Cholo, se lo dan. Ante el Oporto, un partido a vida o muerte, el equipo rojiblanco fue lo que tantas grandes noches en Europa con Simeone: Oblak y Griezmann. Ahora, enfrente, est¨¢ el Real Madrid. Y Griezmann, para el Cholo, sol¨ªa ser gol seguro en el Bernab¨¦u. La de hoy puede ser la gran noche que necesita para terminar de borrar los reproches, el dolor, los ¨²ltimos pitos.