El Inter de HH, de Madrid al cielo entre abucheos
El conjunto de Helenio Herrera logr¨® la Intercontinental de 1964 en el Bernab¨¦u en un desempate ante Independiente.
En septiembre de 1964 el Inter jug¨® en los dos campos de Madrid. El 3 en el Metropolitano, camino de Buenos Aires, para jugar la ida de la final Intercontinental. El 26, en el Bernab¨¦u, desempate de la misma. Fueron sendos sucesos pol¨¦micos. Entrenador y alma mater era el genial y pol¨¦mico Helenio Herrera, que hab¨ªa dirigido en Espa?a al Atl¨¦tico, al Sevilla y al Bar?a, entre otros. En mayo le hab¨ªa ganado al Madrid la final de la Copa de Europa, en Viena. Todo un drama para el madridismo, porque signific¨® la salida de Di St¨¦fano.
En la Intercontinental, el Independiente gan¨® 1-0 la ida y el Inter 2-0 la vuelta. Contaban los puntos, no los goles, as¨ª que hab¨ªa de resolverse el t¨ªtulo en desempate. Pero si este acaba empatado el t¨ªtulo se decidir¨ªa por la suma de goles los partidos previos.
Herrera quiso ser simp¨¢tico a su llegada al aeropuerto, pero estaba en terreno enemigo. Su visita al Metropolitano (2-2) acab¨® a palos, cosa rara en los amistosos, y eso que el Inter acaba de fichar del Torino a Peir¨®, querid¨ªsimo por la afici¨®n atl¨¦tica. En cuanto al madridismo, le ve¨ªa como el Anticristo ya desde su paso por el Bar?a, m¨¢s ahora, tras provocar la ca¨ªda de Di St¨¦fano. Sus declaraciones levantaban sarpullidos.
La ciudad estaba con el Independiente, que adem¨¢s se esmer¨® ofreciendo una copa de agasajo a la Federaci¨®n, el Madrid y los periodistas. El mismo d¨ªa a HH le toc¨® visitar el Museo del Prado en una circunstancia casi c¨®mica. Un directivo del Inter le dijo que ¡°ya que usted vivi¨® en Madrid conocer¨¢ bien el Museo del Prado, busque un rato y me lleva¡±. Para Helenio Herrera el mundo se reduc¨ªa a un campo de f¨²tbol y dos porter¨ªas; lo dem¨¢s eran alrededores. Nunca hab¨ªa ido al Museo del Prado, pero se vio atrapado.
Concertaron la cita y el director les esper¨® en la puerta, todo obsequiosidad.
¡ª?Cu¨¢nto tiempo tienen? Habr¨ªa que escoger bien qu¨¦ desean ver.
A Herrera s¨®lo le vino algo a la mente:
¡ªCristos.
El director les llev¨® a la Sala Vel¨¢zquez. Herrera, al ver que el Cristo ten¨ªa los pies clavados por separado y no con un solo clavo, como en los crucifijos que conoc¨ªa, protest¨® y utiliz¨® el pretexto para irse apresuradamente, ante la confusi¨®n de sus acompa?antes.
Mientras, la ciudad bull¨ªa con la expectativa del partido, que trajo m¨¢s de 150 periodistas. El Madrid tuvo que multiplicar el n¨²mero de cabinas de radio ante 18 solicitudes entre italianas y argentinas. N¨²meros descomunales para la ¨¦poca. La taquilla iba muy bien hasta que se decidi¨® televisar el partido, lo que elimin¨® las colas. Los dos clubs protestaron porque vieron que perder¨ªan taquilla, pues el contrato no establec¨ªa ning¨²n pago extra por televisi¨®n. En el futuro, el anuncio de la transmisi¨®n de partidos se har¨ªa con frecuencia la v¨ªspera o incluso el mismo d¨ªa del choque.
Arbitr¨® Ortiz de Mendibil. El p¨²blico madrile?o conoc¨ªa bien al Inter, cuya perla era Luis Su¨¢rez, jugador del Bar?a hasta tres a?os antes. Eran casi los mismos que hab¨ªan ganado al Madrid en Viena, aunque con la falta de tres titulares: Burgnich, Mazzola y Jair, y la ya citada incorporaci¨®n de Peir¨®. Jugaron de blanco, con una doble franja negra y azul sobre el pecho. En el Independiente jugaba de portero Santoro, tiempo despu¨¦s jugador del H¨¦rcules.
Llovi¨® y asistimos unas 40.000 personas. El Inter, como siempre o m¨¢s que nunca, jug¨® atr¨¢s. En la grada se comentaba maliciosamente que pretend¨ªa mantener el 0-0 hasta el fin de la pr¨®rroga y hacer valer su 2-0 frente al 1-0 de Avellaneda. El primer tiempo fue muy malo. En el segundo, el Independiente jug¨® mejor y el p¨²blico se volc¨® con ¨¦l, pero las ocasiones se escaparon y su ¨²nico gol lo anul¨® Ortiz de Mendibil por fuera de juego. Hubo pr¨®rroga y en el 108 marc¨® Corso, en un contraataque, ante el desencanto general.
El pitido final fue acogido con un gran abucheo, que arreci¨® cuando el Inter alz¨® la copa. Unos cuantos hinchas nacionales salieron a sacar a hombros a Ortiz de Mendibil, como para hacer ver que lo mejor lo hab¨ªa puesto el ¨¢rbitro espa?ol.
Para HH fue la consagraci¨®n. Luis Su¨¢rez complet¨® ese a?o un triplete b¨¢rbaro: Eurocopa con Espa?a, Copa de Europa e Intercontinental con el Inter, siempre como eje del juego. Pero no le dieron el Bal¨®n de Oro, quiz¨¢ porque ya lo hab¨ªa ganado en 1960. Fue segundo, tras Denis Law. Amancio fue tercero.
Aquel Inter fue un gran equipo, que el a?o siguiente repetir¨ªa Copa de Europa e Intercontinental. Pero aqu¨ª no lo quer¨ªamos ni en pintura.