Sandra S¨¢nchez, el ejemplo extremo de luchadora
Sus andares pizpiretos con la coleta siempre ondulante, su ilusi¨®n de debutante en cada competici¨®n y en todo lo que hace, y su frescura, espontaneidad sin artificio y cercan¨ªa, no se compadecen con la edad oficial de su ficha deportiva que se?ala que ya ha cumplido los cuarenta. Bien podr¨ªa ser una adolescente que se empe?a en perseguir un sue?o que ya ha conseguido, aunque ser¨¢ con la perspectiva del tiempo cuando se aprecie ese tes¨®n y esfuerzo por ser la mejor en su deporte.
Habr¨¢ m¨¢s ejemplos, seguro, de deportistas que perseveraron, que porfiaron, que confiaron en ellos, y que desafiaron los cauces oficiales para cumplir su objetivo, pero pocos insistieron con los treinta cumplidos, cuando ya se vislumbra el ocaso. A esa edad le dieron una oportunidad de competir con Espa?a, y lo que parec¨ªa un lapsus para la llegada de nuevas generaciones Sandra S¨¢nchez la aprovech¨®, se aferr¨® a ella, para convertirse en la mejor en katas del k¨¢rate mundial, que su nombre se pronuncie con veneraci¨®n y respeto por los japoneses que idolatran a los mejores de su deporte. Pero lo mejor de la talaverana no est¨¢ en sus triunfos, sino en que ahora, indiscutible y en la cima, en su singularidad no les pasa factura a quienes le negaron el pan y la sal y la convirtieron oficialmente en una aspirante sin futuro, lo que le oblig¨® a empacar sus cosas, y con el zurr¨®n al hombro ganarse en el extranjero la ocasi¨®n de ser internacional. No hay revancha; ella se fotograf¨ªa con ellos.