La Liga francesa averg¨¹enza al f¨²tbol
En 2008 se produjo un feo incidente en el ya esfumado Manzanares con hinchas del Olympique de Marsella que se enfrentaron a la polic¨ªa espa?ola. Uno de ellos, Santos Mirasierra, qued¨® detenido en Madrid, lo que le dio una corta y triste celebridad. Platini, a la saz¨®n presidente de la UEFA, reaccion¨® mal a aquello, lo mismo que casi todos los medios franceses. Reflejos de la vieja leyenda negra. Se me ocurri¨® viajar con el Atleti al partido de vuelta y all¨ª me encontr¨¦ con que el OM, del nombre de cuyo presidente no quiero acordarme, ten¨ªa no menos de siete grupos ultra, competidores entre ellos en bestialidad. M¨¢s de la mitad del estadio.
La bobalicona comprensi¨®n de Platini y tantos otros hacia el gamberro detenido (por lanzar una silla a un polic¨ªa) era el caldo de cultivo que anunciaba la prosperidad de un espacio maloliente en el f¨²tbol franc¨¦s, que vive ya tan amenazado como el argentino por la burricie mostrenca. En lo que va de curso se han visto interrumpidos 11 encuentros entre Primera y Segunda. Cada poco saltan im¨¢genes bochornosas a los telediarios de todo el mundo. El r¨¦cord quiz¨¢ fuera la invasi¨®n del campo por 300 hinchas del Niza en el choque contra el OM, una imagen que en Espa?a no se da ni en partidos de regional desde los a?os del blanco y negro.
Cada club incuba su propio nido de serpiente, en un experimento antropol¨®gico aberrante consistente en reunir a lo m¨¢s bestia del contorno en un espacio concreto del estadio donde se envalentonan unos y otros. Los utilizan para dar colorido y para m¨¢s cosas, por ejemplo para apretar a los jugadores propios a la hora de las renovaciones. (Esa es la raz¨®n por la que Mbapp¨¦ quiere irse de Par¨ªs; se siente amenazado por los ultras del club). Parece mentira, pero Francia, patria de la Ilustraci¨®n, y en el deporte inventora de los Juegos, el Tour, el Mundial, y la Copa de Europa, ensucia ahora su imagen en manos de bandas de macarras.